Thursday, March 25, 2021

ella perrea sola

 



Quien fuese farola para poder abrazarte y acariciar con su luz ese cuerpo tan bonito y esa piel tan suave y susurrarle a tu oído no hay nada ni nadie tan bonito como tú, quien fuese esas calles vacías para ser tu compañía y soñar bajo las estrellas que camino agarrado de tu mano y decirle a tu mirada increíble tú brillas más que todas ellas, quien fuese esas calles que tú llenas para sentir el calor de tu compañía y suspirar soñando con poder ser una carcajada tuya o la razón de tu sonrisa, quien fuese esa acera por donde tus pies caminan para sentir el peso de tu cuerpo y de tu risa, y suspirar en cada uno de tus pasos como todas sus esquinas, que tanto saben de besos furtivos y de corazones enamorados, esquinas que suspiran por sentir el roce de tus manos, quien fuese ese calor de verano que se pega a tu piel y ese modelito blanco que va subiendo los grados de la noche de los ojos que te ven y que sueñan con ese pedazo de mujer, quien fuese esa brisa suave y leve que juega con tu pelo y esos destellos de plata que la luna pone en tus mejillas o en tus labios en forma de besos, que tienes bonitos hasta los andares y hasta tu sombra con su reflejo, no olvides que lo mereces todo, le dice un sueño a otro, en esta noche oscura llena con la luz de tus ojos, quien fuese la llave para poder abrir el cerrojo que guarda el mayor de los tesoros, con el recuerdo reciente de mil gemidos rompiendo el silencio, mis manos aferrándose con fuerza a tus pechos, tu pelo en mi cara sin poder diferenciar si duermo o estoy despierto, quien fuese la llave para poder abrir el cerrojo que guarda el mayor de los tesoros, para dormir exhausto en tu pecho húmedo cuando tu corazón ardiendo me haga el amor tan fuerte que no sepa si vivo o sueño, para abrir ese candado que te lleva al cielo, a uno distinto y especial que solo existe cuando tus ojos miran y te muestran un alma única que si te abraza te hará volar dejando una huella tan profunda que nada ni nadie podrá borrar, imaginando que te doy impulso en los columpios o vamos de bares a ponernos de cerveza hasta las cejas, o que te unto la crema solar en un día de playa, o que te acompaño a una fiesta y no puedo apartar los ojos de ti cuando te pones a bailar, quien fuese noche para estar donde tú estás, para tratar de adivinar el misterio que tú eres, para ver tu invencible encanto dormido, para acariciar tus mejillas de niña buena y decirte que te veo en mis sueños más bonitos.

A Julia no le gustan los mimos y odia que la toquen, es un poco bruta, algo tosca, pero es la mujer más fuerte del mundo, y la más alegre, porque a pesar de vivir una vida dura siempre encuentra motivos para salir de fiesta y cantar y mover sus caderas, le gusta beber cerveza hasta perder el sentido, hasta tener que llegar a casa a gatas y no ser capaz de abrir la cerradura de la puerta, en esas noches me quedo con ella y le sujeto el pelo y la frente mientras vomita hasta la primera papilla, unas veces riendo como loca y otras llorando muerta de pena como una chiquilla, la admiro, admiro todo de ella, o casi todo, como trabaja de sol a sol en un trabajo de mala muerte donde la tratan mal y le pagan aún peor para llevar algo de dinero a su familia, como se traga las lágrimas porque no puede más, son muchos los días donde le duele todo el cuerpo de tanto trabajar, es mi héroe, mi heroína, y en el amor no le va mejor, solo ven una cara bonita, un cuerpo atractivo, un genio de mil demonios, tiene mala suerte no le dejan de partir el corazón, pero se evade los días que tiene libre, con cerveza fría, con reggaetón, con paseos por la playa por caminos que no conoce nadie, sentándose junto a las rocas, o en la arena, perdiendo la vista y sus pensamientos a lo lejos del horizonte, o saliendo con las amigas de feria en feria, de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, bebiendo y bailando hasta tarde, cuando quiere estar tranquila viene a mi casa, conmigo, con su cara de niña buena, viene a enamorarme con esos ojos tan bonitos, llenos de una magia incontestable que llega hasta el infinito, ella no lo sabe, o lo intuye, o lo adivina, o esta confusa, no lo sé, somos amigos, y nos tenemos un respeto y un profundo cariño, yo soy su Peter Pan y ella es mi campanilla,  aunque hay veces que pone su cabeza en mis rodillas, o en mi pecho, y siento cuando me mira que hay electricidad entre nosotros y que un día de estos nos vamos a robar un beso, o vamos a tener sexo, o es solo una fantasía mía uno de mis muchos sueños que no le cuento a nadie, como abrazarla por detrás y dar riendo suelta a lo que llevo dentro desnudos en la ducha.

Julia se siente feliz cuando está con Peter, porque la respeta, porque no le pone una mano encima sin pedir antes permiso, porque la cuida y la quiere a pesar de ser un bicho raro, es un caballero, y ella tiene mucha calle, Peter peca muchas veces de inocente, pero la hace sentirse guapa, atractiva, porque ella se ve un trozo de carne, fofa que vive muy cerca del suelo, pero él le habla como no le habla nadie y la reconforta, le hace reír con sus chistes verdes, con sus memes de sexo, con su imaginación única y sus historias y cuentos que la hacen reír hasta que le duele la barriga, a veces lo mira y siente la tentación de ponerle un beso en la boca, de hacer el amor como dos fieras en celo, de entregarse a sus brazos y comenzar una nueva vida desde cero, tal vez un día de estos lo haga, así no volverá a sentirse sola, la inocencia tiene cura se dice muchas veces con una sonrisa pícara y nerviosa, Peter es panadero no puede dejar de reír y llevarse las manos a la boca tratando de silenciar un poco su risa escandalosa, es tan bromista que le puso de nombre a su panadería Peter Pan, él sí que es un bicho raro, pero un bicho raro maravilloso, ya lo intentó emparejar con todas sus amigas, pero ninguna le dio una oportunidad las muy tontas, mejor más Peter para ella, una vez le dijo, que cuando la pareja acaba de hacer el amor la mitad de las parejas se levantan a comer algo y la otra mitad se visten para regresar a casa, rió hasta llorar, es triste pero tiene mucho de verdad, pero él no es de esos, Peter es muy cariñoso, se quedaría entre sus brazos, la llenaría de besos, de palabras bonitas, harían el amor a saco, pero luego se quedarían un rato así, juntos, pegados al sudor del otro, en silencio, jadeando como perros con la respiración agitada, casi sin aliento, sin decir nada y diciéndolo todo, cuando pensaba en eso una gota de sudor le resbalaba por la espalda, una noche la más inesperada agarraría a Peter y follarían como los protagonistas de instinto básico, uff se estaba calentando, podía moverse por la casa de Peter como si fuese la suya, iban a salir de fiesta, estaba todo preparado, eran las fiestas de San Juan, y tenía ganas de soltar tensión, pero antes se daría una ducha fría para disipar sus pensamientos, Peter era demasiado bueno se merecía ser feliz y que le pasasen solo cosas buenas.

Julia está preciosa con su vestido blanco y el dibujo que tiene los colores del arcoíris en su abdomen, se ha pintado una línea de colores en la cara, está loca joder, pero es una loca maravillosa, llega a la puerta cantando y yo perreo sola y yo perreo sola, grita tan fuerte que la oyen hasta los sordos, toda la tarde de fiesta, de pub en pub, de amiga en amiga, que aguante tiene la chica, no deja de bailar reggaetón, de bajar hasta abajo, si pudiera mover las caderas y la espalda así seguro que me rompía como si fuese vajilla de porcelana ming, es sorprendente un arcoíris de amor volviendo loco a los hombres con la belleza de su amor, con sus colores azules rosas y celestes, con el marrón de sus ojos y sus labios carnosos dando forma de mujer a la fantasía que muchos suspiran mirando a las estrellas cada noche, es una caja de sorpresas un alma llena de luz que escapa por su mirada y los lunares y los poros de esa piel suave y tersa, deja a todos mudos, sin palabras, sin saber que decir, pidiendo deseos a las estrellas fugaces, ese arcoíris de amor, una cosita así quiere mi madre para mí. (Recuerdo el sutil roce de su piel con la mía, el choque frenético de nuestros cuerpos, el sudor que bajaba por su espalda, su cabello enredado, el fuerte palpitar de su pecho, nos devoró la lujuria y no hicimos nada para evitarlo,) mis manos abrazando el calor de sus senos, su cuerpo arqueado mirando a ratos el techo, entrando por la ventana el aire cálido de una noche de verano, besos en el cuello, sábanas empapadas, gemidos llenos de placer y deseo, tu alma y mi alma en llamas viviendo el sueño de los despiertos, recuerdo a la perfección, la poesía de tu boca ardiendo, mis dedos rozando todo tu lienzo, todas tus curvas, cuerpo de diosa que no se detiene y que hizo cerrar mis ojos con su mágico baile, y te tocaba a ti mi verdadero cielo, me hice cenizas en tu peso de mujer contra mi pecho, y cuando me preguntan por el paraíso pienso en ti, único y verdadero edén en como nos quedamos sin aliento, en la respiración acelerada, en los jadeos, en la calma que viene después de la tormenta, uno en los brazos del otro, mojados, y que aún hoy no sabemos si aquella magia la vivimos o si la soñamos. El sudor la abraza, gotea de sus cabellos, resbala por su espalda, acaricia su pelo la humedad de su cuello, camina sin pudor desnuda y descalza resoplando del calor que entra por su ventana, da muchas vueltas de un lado a otro de la cama mojando las sábanas con su piel empapada, la noche se hace larga, la luz recorre con sus dedos todas sus curvas y la toca suave como las cuerdas de una guitarra,  una brisa fresca llega por sorpresa y la invade como un amante, suspira y medio gime antes de abrir los ojos y encontrarme, que me he pasado la noche recorriéndote con mis ojos, soñándote despierto, porque no pude dejar de mirarte.

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

 

 

(esas líneas no son mías)

 

Monday, March 15, 2021

demonio verde

 


Paseaban su amor por la gran muralla, agarrados de la mano a luz de la luna de sangre de una noche de verano, no dejaban de mirarse y de sonreír, esa sonrisa nerviosa y esos ojos llenos de rubor que tienen los enamorados por primera vez, Pucca era la única mujer a la que se dejaba combatir, todas las demás mujeres lo tenían prohibido por orden del emperador, pero Pucca la encontraron de niña en una cesta en un río y la adoptaron en la aldea, a los pocos años los maestros y ancianos encontraron algo especial en ella y se la quedaron, era diferente, el color de la piel, en los ojos, pero a Garu no le importó, no le llamaban la atención las otras chicas del pueblo solo tenía ojos para Pucca en aquella oscura noche donde entre nubes parecían querer esconderse las estrellas, paseaban por la gran muralla en su turno de guardia, tenían que vigilar que ningún demonio atacase, en tal caso tenían que dar la voz de alarma y avisar a todos, cada mil años los demonios, los hells salían de las entrañas de la tierra para conquistar toda China y exterminar a la humanidad, esta vez tenían su guarida ubicada, se podía adivinar a lo lejos en el horizonte, entre las montañas, una fortaleza morada y negra, entre nubes oscuras. Garu vestía una armadura azul, formaba parte de la elite de los guerreros del emperador, Pucca tenía una armadura roja que hacía juego con su cabello, era la única que podía usar ese color, el resto de las formaciones usaba otros colores según su desempeño, arqueros, caballería, infantería, decían las historias antiguas que cada diez mil años entre los hells nacía un demonio invencible, uno de color verde a quien ningún hombre podía matar, pero esa historia formaba parte de las leyendas, un asusta viejas pensaba Garu, cuentos para asustar a los niños para que obedezcan a sus padres o para que no caminen solos por el bosque, paseaban su amor por la gran muralla, agarrados de la mano a la luz de una luna de sangre que observaba desde el cielo como se abrazaban fuerte y se besaban los labios.

 

– Mira Garu el maestro Harumi me ha tatuado un dragón rojo en mi muñeca, tú eres mi dragón Garu.

 

– Pues a mí el anciano Murakami me ha dibujado un ave fénix azul en mi muñeca, tú eres mi ave fenix Pucca.

 

– Es precioso Garu.

 

– Tú eres preciosa Pucca, lo más hermoso que existe en toda China.

 

– Te amo Garu.

 

A Garu no le dio tiempo a decirle a Pucca que también la amaba, por encima de su hombro vio como descendía una lengua de fuego desde las montañas, y a la cabeza una luz verde que le hizo sentir un fuerte escalofrío por la espalda, se acercaron a las almenas de la gran muralla, estaba oscuro y no se podía ver bien pero los hells estaban allí trepando por el muro, y la enorme lengua de fuego eran jinetes con antorchas que venían a toda velocidad, tenían que dar la voz de alarma, tenían que defender los muros de la gran muralla, Garu llegó hasta el gong y lo golpeaba con todas sus fuerzas, en cuestión de segundos miles de soldados se encontraban en los muros luchando a muerte contra los demonios hells, una batalla encarnizada, los tenían a raya o al menos eso creían, hasta que un hell enorme y verde cruzó el muro, debía medir al menos tres metros, con una espada enorme y pesada que con cada golpe enviaba a la muerte a siete u ocho soldados al mismo tiempo haciéndolos volar varios metros, o aplastándolos contra el suelo, era el demonio de la leyenda, el hell invencible que ningún hombre podía matar, el terror cruzaba la muralla de un extremo al otro como si fuese pólvora, por primera vez en siglos el muro había cedido, muchos huían al interior, otros aún intentaban enviar a los demonios al otro lado del muro, Pucca era hábil con la espada, había nacido para matar demonios, los mantenía a raya, pero todos los demás flancos habían caído, tenían que huir, quiso gritar a Garu pero perdió la voz el gigante verde con un arco había clavado una flecha en la espalda y su armadura azul se caía a pedazos, salió en su ayuda, pero ya era tarde, lo estrechó entre sus brazos con cuatro flechas que le habían enviado al más allá, a Pucca ya no le importaba nada, no oía la batalla a su alrededor, su amor, su gran amor yacía muerto entre sus brazos, no podía dejar de llorar, su vida sin Garú sentía que ya no valía nada, los soldados murieron o se batían en retirada, todo estaba perdido, China estaba perdida, rodaban lágrimas calientes por sus mejillas, lloraba lágrimas de sangre, nunca hasta esa aciaga noche había visto una lágrima de sangre, y salían de sus ojos a borbotones, sintió un dolor en el alma, como si un animal herido la arañase con sus afiladas garras, y se hizo el silencio, estaba a solas en un lugar oscuro y frio y la miraba con los ojos encendidos de fuego otra Pucca que no conocía y que sin embargo parecía que la acompañaba.

 

- No tengas miedo, soy tu otra cara, la que nadie conoce, tú no eres uno de ellos, no eres un torpe humano, tú eres un demonio, un hell, tu madre se enamoró como tú de un ser débil y tuvo que abandonarte para que no te mataran, este no es tu lugar, suelta la cadena que me tiene atada a esta fría pared, deja que vengue la muerte de Garu, soy una Kimera, una crisálida, un súper demonio con una fuerza y velocidad muy por encima de todos, solo por esta vez libérame y deja que te lo muestre, puedes gobernarme a tu antojo, puedes cortar o soltar la cadena según tu voluntad, ¿qué tienes que perder?, vamos date prisa o moriremos las dos y no mueras antes de vengar a Garu tu único y verdadero amor.

 

- Pero una vez nos hayamos vengado volverás a tu lugar, ¿lo prometes?.

 

- Lo prometo.

 

 Y Pucca soltó la cadena de Kimera, y esta empezó a correr, y su cuerpo tomó la forma de un enorme dragón rojo, y gritó, gritó tan fuerte que los hells que la rodeaban se quedaron paralizados, entonces ocurrió algo insólito, los demonios estaban ganando, tenían la victoria en la mano pero desde la fortaleza de la montaña ordenaron retirada y en cuestión de segundos como si fuesen el vapor que escapa por la boca una mañana de frio desaparecieron, pero quedaban los muertos, y una Pucca distinta se alzaba, había desaparecido el rojo de su cabello, era un cabello más azul que negro, y los ojos castaños dejaron paso a unos ojos negros, y a una armadura verde y negra, había cambiado casi por completo, agarró su espada y la espada de Garu y fue a toda velocidad sedienta de sangre hacia las montañas. Entró en la sala del trono, doscientos metros o más a lo largo y a lo ancho, con columnas tan altas que no se veía ni el techo, de donde bajaban demonios de todos los tamaños y colores, reptando casi, como insectos, todos los ojos abiertos como platos puestos en ella, y en su camino un rastro de sangre y cuerpos destrozados desde las murallas moradas y negras, le atacan, a cientos, a miles, la rodean, ríe feliz, ha nacido para matar demonios, mueren a cientos bajo la hoja de su espada, huyen, ya no se le acercan, los cadáveres se amontonan bajo sus pies, al fondo de la sala la reina, con su piel morada pálida y cuatro grandes alas, con una melena blanca que le alcanza hasta los tobillos, y unos colmillos que sobresalen por sus gruesos labios pintados de un morado muy oscuro, su trono en alto, rodeado de cientos de miles de cráneos, de huesos humanos, envía a su mejor guerrero, al hell verde de los tres metros.

 

- Ningún hombre puede matar al gran demonio verde, muere insensata por tu impertinencia, arrodíllate o muere como murió tu madre, sí te reconocí, eres una de las nuestras, los humanos son débiles, lucha a mi lado o sufre las consecuencias.

 

Una carcajada retumba en el eco de los altos techos ante la mirada llena de furia de la reina hell que se siente humillada, todos gritan, aúllan, un frenesí loco, un ruido ensordecedor animando a su campeón, que alza su pesada espada y falla el golpe, demasiado lento, sube por su espada, por su brazo portentoso, llega hasta su pecho y con un gesto de sus dos espadas la cabeza del monstruo rueda por el suelo, un silencio de los que dan miedo y de los que duele lo llena todo, los hells huyen llenos de pavor, suben por las altas columnas por las que descendieron, corren por sus galerías, huyen de la sala antes los gritos de su reina que no quiere quedarse sola.

 

– Es imposible, el guerrero verde es invencible, no puede ser vencido por hombre alguno.

 

– Pero mi reina, yo no soy un hombre, soy una mujer, y soy el demonio verde.

 

– Eres un hell es el odio quien te ha traído hasta aquí, lucha a mi lado.

 

– Te equivocas, es el amor quien me da las fuerzas y por eso vas a perder.

 

– Eres débil nada de lo que hagas podrá devolverte ese amor del que hablas.

 

– Lo sé, no he venido a devolverle la vida, estoy aquí para arrebatarte la tuya.

 

La espada de Garu  atraviesa su garganta, y la de Pucca rompe en dos el corazón de la reina de los hells.

 

– Regresa como prometiste.

 

– No.

 

Comienza amanecer, aún es de noche, el cielo está en llamas, en el horizonte grandes columnas de humo y gritos desgarradores inundan el alma y el corazón de los hombres, la fortaleza de la montaña no existe, es un amasijo de piedras, fuego y sangre, un guiñapo a lo lejos de lo que hasta ayer fue, la gran muralla está repleta de ejércitos, hasta los soldados más valientes tiemblan, ante los gritos y los lamentos que atronan de demonios que huyen y lloran, el aire y el silencio en las almenas es pesado, huele a cenizas, a terror, a cuerpos quemados, y aparece entre las sombras, la silueta de una mujer que camina con sangre en las manos, luchó muy fuerte para acortar la cadena y encerrar en la mazmorra de su alma al demonio verde, llega exhausta, con lágrimas en los ojos, rojas y calientes, la miran desde los altos muros con temor, ya no es la misma, un hibrido de humana y hell vive ahora bajo su piel, su cabello es oscuro como la noche con un mechón azul y con un mechón rojo, reconoce esas miradas, le temen, ya nadie la quiere, no lleva armadura, solo una camiseta negra destroza echa jirones con amplio escote mostrando su pecho desgarrado por el dolor, no los necesita, ni a unos ni a otros, necesita del amor y del cariño de Garu que ya no forma parte de esta vida, estuvo dormida, varios días junto a la lápida de su amor. En esta soledad fría y oscura de este bosque de cruces marmóreas oigo el crepitar de los huesos De los que un día fueron llorados y hoy olvidados, se mezclan sus cuerpos con el fango y los gusanos, nada se oye en este lugar abandonado tal vez el quejido lejano de un alma errante que vaga sin rumbo por estos páramos, nada hay aquí que merezca ser recordado no conocen ni nuestra existencia los que duermen el sueño eterno sin temor a ser despertados, ángeles de piedra nos lloran con su llanto de moho entre el polvo y las enredaderas, un llanto sordo y frio que nos abraza en las noches huérfanas de luna y de estrellas, nada queda aquí en este bosque perdido, lápidas sin nombre, sueños rotos de difuntos que se confunden con la oscuridad de la noche ángeles malditos de alas rotas que no supieron vivir entre los vivos, en esta soledad fría y oscura entre el silencio de los muertos
camina como un fantasma mi alma impura buscando algo que ha perdido y que nunca encuentra por capricho del destino, aquí yacen santos y asesinos ricos y mendigos no existen dioses este es el paraíso. Despertó de su sueño,
descansó, se bañó en el río, dejó ir a Garu con una promesa de rodillas, juro que no amaré a nadie más, se puso la armadura azul de Garu, soy tu ave fénix azul para siempre, y se marchó hacer lo único que se le daba bien, había nacido para matar demonios, y a partir de ahora sería Pucca la caza hells.

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

mapashito

Friday, March 12, 2021

París

 


Verónica lo dejó todo por amor, dejó su trabajo en Uruguay por irse con Simón a vivir a París, trabajaba en una revista literaria donde escribía una columna de opinión, opinaba sobre las últimas novedades literarias y sobre escritores noveles, aún no se acostumbraba a la vida europea, sobre todo al clima, a su frío, caminaba con un paraguas por las estrechas aceras de una ciudad que bullía deprisa, y siempre con la misma idea en la cabeza, todo el mundo habla maravillas de París, la ciudad del amor, la ciudad de la luz, en su caso al menos sí fue y sí era la ciudad del amor, pero lo de la ciudad de la luz es la mayor estafa de la historia, París tenía muy pocos días con luz solar, sobre todo en verano eso sí cuando salía el sol el calor era sofocante y derretía hasta las piedras, pero la mayor parte del año se lo pasaba lloviendo o nublado, y esos días la entristecían echaba de menos la alegría y el caos de su tierra natal, las canciones, las sonrisas, ese calor en el pecho, esa pasión en la vida y en las tareas, pero ni modo, Simón trabajaba en la embajada de Estados unidos en París y hasta que no le diesen un traslado no había nada que hacer y eso podía llevar años, pero su amor era más fuerte que todas las incomodidades, a Verónica le gustaban los hombres altos desde muy chiquilla y no sabía el motivo, y Simón era un hombre alto, guapo y espectacular, con una sonrisa y un sentido del humor que era imposible no sentir un cosquilleo en las bragas, y era suyo, lo tenía como loco comiendo en la palma de su mano, aunque eran muy diferentes, a Verónica le gustaba beber en una copa grande un buen vino, le gustaba escribir poesía, o cuentos cortos para niños, le gustaba el olor de las flores y respirar el rocío por las mañanas, le gustaba cantar y bailar por toda la casa, arreglada, desnuda, o en pijama, a Simón le gustaban otras cosas, pero era tan divertido, siempre estaba de broma, siempre tenía un buen chiste en la boca, y soportaba como nadie su mal genio y su fuerte carácter, aunque no tenía detalles, no era muy romántico, aunque bueno poco a poco iba aprendiendo en ese aspecto, era listo, aprendía, cuando le tocaba la fibra sensible en la noche había sexo salvaje, o una maratón, y eso si le gustaba al chico, se le iluminaban los ojos y le salían chiribitas cuando ella se ponía encima llena de pasión y enamorada, hoy saldrían a cenar estaban de aniversario no lo había olvidado y le dijo la noche anterior que le tenía sorpresas, que sería el mejor aniversario de todos, así que se puso esas bragas rojas súper sexy que lo volvían tan loco, se puso su mejor vestido negro, con mucho escote pues tenía grandes pechos y bonitos, se puso maquillaje, un buen peinado de peluquería en su melena negra y un color de labios bonito, se miró al espejo y no pudo reprimirse y dedicarse un piropo, que guapa eres cabrona.

Guau Verónica estaba espectacular, cuando pensaba que no podía verla más guapa, zas, se volvía a superar, no podía apartar los ojos de aquellos ojos, el vestido, el pelo como caía por sus hombros, del escote y de ese lunar de su escote tan sensual, no les importó la diferencia de edad, la nacionalidad, la altura, el color de la piel, él era alto, delgado, casi atlético, y ella su chaparrita, con curvas, los mejores perfumes vienen en frascos pequeños, y aquella mujer era una mujer maravillosa que lo tenía fascinado, que lo había dejado todo por amor, por estar entre sus brazos, y siempre con una sonrisa en la cara, una sonrisa preciosa que ocultaba sus días malos y cuanto echaba de menos muchas cosas, pero no se quejaba, siempre sonreía, siempre fuerte, cuando subieron al taxi le tapó los ojos con cuidado para no estropear su maquillaje, y le entregó un sobre cerrado entre las manos que solo podría abrir cuando se lo dijera, todo estaba listo, lo había estado preparando por días y estaba deseando ver su cara de sorpresa.

 

– Ya puedes abrir los ojos.

 

- ¡Asado!

 

– Y ya puedes leer el contenido del sobre.

 

Estaban en el mejor restaurante uruguayo de la ciudad, era como un pequeño pedazo de tierra de su hogar, un detalle romántico que le llegó a lo más profundo de su ser, todo el mundo había colaborado guardando silencio, luego fueron todo risas, música, jolgorio, le encantaba el olor que se respiraba volvía a sentirse chiquilla, abrió el sobre con cuidado, nerviosa, no podía creer lo romántico que estaba siendo todo, Simón tenía razón no podría olvidar este aniversario, leyó para si misma, murmurando en voz alta solo para que Simón la oyera.

Enamorao de sus ojos oscuros como una noche sin estrellas, porque todas brillan y viven en su mágica sonrisa, enamorao de su pelo negro como una noche sin luna donde su magia plateada inmortal nace y muere en su preciosa mirada, enamorao de su piel de galleta con lágrimas de chocolate donde la acarician los suspiros de poetas y los corazones de los hombres que la sueñan, enamorao de su cuerpo de guitarra y de su figura de diosa, de su boca brotan los mejores acordes y los besos más dulces si sabes como tocarla, ángel celestial que me abrazas con tu corazón de colores y tus alas de plata, enamorao del poema que es su cara de los labios carnosos que despiertan el deseo de versarla, porque ella es poesía y poesía de la buena en las manos indicadas, que escriben versos de amor en sus rincones más secretos de su piel y de su alma, enamorao de su magia, que la mitad de su belleza es su forma de pensar una vez te toca con su voz y la luz de sus ojos aunque no seas correspondido no puedes dejar de amarla, enamorao de su belleza que no puede ser terrenal que existe solo en los libros o se encuentra en otro planeta del universo sideral, cuando Dios te creó como una de las maravillas del mundo rompió el molde en millones de pedazos, eras demasiado para los torpes humanos y fuiste entre los ángeles su favorita, a los demás los hizo de fuego o de polvo de estrellas, a ti de sueños y literatura, y eres la única con la llave de los dos mundos colgada de tu cuello, una llave invisible que solo verán los ojos correctos, un ángel no es un Dios, tampoco es humano vive en la linde de los dos mundos y sufre por ello, enamorao de tu vuelo, de tu libertad, de tu fuego, de tu rebeldía indomable, de los suspiros que provocas entre ángeles y mortales, cielo de donde nacen los sueños que todos soñamos, poesía que nos despiertas con tu luz cada día regalándonos con los destellos de tus ojos y tu sonrisa, los más bellos amaneceres, porque eres tú la más hermosa entre todas las mujeres.

No podía creerlo, lo más bonito que le dijeron jamás, se quedó sin palabras y eso era raro porque hablaba sin parar como una lora, la velada fue mágica, comió chorizo criollo, lomo, milanesas y tomó mates en un calabacín ahuecado hasta saciar su melancolía, bailaron, rieron, cantaron, y regresaron al numero 3 de la calle Jesús en su tercera caída, agarrados de la mano, con mil besos y abrazos hasta llegar al pequeño piso donde tenían su nido de amor, te esperan más sorpresas le dijo, y ya no podía sorprenderla ni hacerla más feliz pensaba, mientras sostenía con ambas manos el rostro de Simón y lo besaba, en la mesa del salón había una carta, lee en voz alta le dijo y luego ven a la habitación, otra vez los nervios, como una niña pequeña que juega al escondite y no quiere ser encontrada.

Yo quiero ser ese lunar que escapa del escote de tu pecho, yo quiero ser ese pelo que acaricia tus hombros y tu cara y a tu boca le roba un beso, yo quiero ser aquello que miren tus ojos y que me mires muy de cerca hasta ver en ellos mi reflejo, yo quiero ser el carmín de tus labios y el motivo de tu sonrisa, que cuando sientas un cosquilleo en el corazón y mariposas en el estómago tenga mi nombre tu risa, yo quiero ser quien escriba en tu piel todas las noches poesía, quien lave tu pelo cada tarde y te lea cuentos hasta dejarte dormida, yo quiero ser ese sueño que tuviste de niña, que seas todas las mujeres que eres solo conmigo y se desborde en mi alma todo el peso de tu dulzura infinita, yo quiero sentir todo tu fuego ese que arde muy dentro de ti y que haría cenizas al mismo infierno, yo quiero ser el templo de tus secretos y la alcoba donde llores o descanses cuando todo te cansé, yo quiero ser ese pensamiento cuando te ves en el espejo y quieres verte bonita para alguien no solo para ti, yo quiero ser ese que pueda abrazarte y tener la libertad de mover sus manos por todas partes para descubrir todos tus misterios, tal vez tantos lunares son un mensaje encriptado si toco la combinación precisa descubro tu secreto mejor guardado y encuentro y veo como salen las alas de tu espada, porque yo sé que tú eres un ángel, yo quiero ser esa luz que entra por tu ventana, las estrellas y la luna que velan por tu sueño, y esa suave y blanca que te abraza entre tus sábanas y besa tu frente para que no sientas frio, yo quiero ser ese tornillo que te falta, esa estrella rota que te hace sentir querida y un poco menos sola, ser esa otra mitad de tu camisa de fuerza, el que te de un beso de buenos días y de buenas noches y al único a quien le des permiso para hacer cosas sucias y lujuriosas, que te haga sudar de amor y de vicio, que conozca todas tus debilidades y tus defectos y que si te tiene que elegir entre dos elija las dos veces quedarse contigo, yo quiero ser ese que te susurre princesa al oído y que entre sus brazos te sientas en casa, yo quiero ser esa locura que te sobra y ese pellizco de cordura que te falta, quien te llame modelo cada vez que te pones mucho o poco maquillaje y camines desnuda o te pongas mil vestidos, yo quiero ser tantas cosas que será mejor empezar por el principio, yo quiero ser ese lunar de tu pecho.

Se quedó paralizada, demasiada miel, no era propio de Simón, se había desatado, se reía sola y nerviosa y ya pensaba que esa noche tendrían sexo xxxl sus poros ya empezaban a sudar y sentía como la piel estaba caliente, en cuanto salió de la sala otra sorpresa, en el pasillo como si fueran migas de pan de un cuento, pétalos de flores por el suelo le indicaban el camino que tenían que seguir sus pies descalzos, su vestido ya estaba en el suelo del pasillo, en la habitación otra sorpresa, la cama toda llena de pétalos de flores y la estancia iluminada con la luz de cientos de velas, cuanto romanticismo en tan poco tiempo, sentía que iba a colapsar, y abrazó y besó a Simón tan fuerte que por un segundo pensó que le rompería todos los huesos, un pensamiento la hizo reír en sus labios, xxxxxxl.

 

– Feliz aniversario Verónica.

 

– Feliz aniversario Simón.

 

Empezaba a despertar la mañana, Verónica desnuda y sudando miraba por la ventana como llovía y un cielo gris plomizo inundaba las calles y las aceras con sus gotas, sonreía, estaba feliz y llena de vida, seguía pensando en la estafa de que a París la llamasen la ciudad de la luz cuando la mayor parte del tiempo se lo pasaba lloviendo o nublado, los cristales estaban llenos de vapor y con sus dedos húmedos estuvo dibujando corazones en el cristal, pero al menos para ella sí era cierto que era la ciudad del amor, miraba a Simón durmiendo todo destruido boca abajo en la cama, y pensó que podría disfrutar un poco más del amor que crecía en su pecho y dejó la ventana para poner sus labios con sus besos en aquella espalda.

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

mapashito

Sunday, March 07, 2021

rosi



 Pasa el tiempo, pasan las musas, caen en el olvido muchas sonrisas, pero aún veo en sueños muchos ojos y el eco de risas, mis pensamientos se nublan, se marchitan, como mi juventud que se quedó en sueños y letras huérfano de besos y caricias, tantas musas por amar, tanta piel en mi poesía, tantas miradas que me conquistan, tantos labios que no me quisieron besar, pasa el tiempo y me lo pasé soñando con musas hermosas que solo existían en mi corazón enamorado, se me hizo tarde para tantas y tantas cosas que mis poemas ya no tienen sentido, son solo suspiros en el aire de una vida que no he vivido. El sol y la brisa del mar me besan, mi mirada perdida en el horizonte, en la inmensidad del mar, con mis ojos tristes perdidos en mi memoria que ni las nubes más esponjosas del cielo con sus formas chinescas pueden llenar, no sonrío, casi nunca lo hice, casi nunca lo hago, tengo un corazón enamoradizo que vive atormentado, me he quedado solo unos minutos, mis padres se fueron a beber algo, yo no quiero nada, encontrar las bolas de dragón, la lámpara de Aladino, la fuente de la eterna juventud, y una extraña me saca de mi letargo.

– Su primer crucero.
– Sí, primera vez que viajo en un barco, ¿usted ya tiene más experiencia?
- Sí, viajo mucho.
- ¿Por placer o trabajo?
– Un poco de las dos, soy actriz aunque voy de incognito y casi sin maquillaje para poder tener un momento de paz y no me persigan los paparazzi, ese tipo grande que no nos quita los ojos de encima es mi guardaespaldas, pero shhh, guárdame el secreto.
– Sin problema, mi nombre es Antonio mapashito para los amigos.
– Mi nombre es Rosa, curioso apodo.
– Algún día puede que le cuente su historia.
– Me parece bien, pero hazme un favor, sonríe que estoy seguro que debajo de ese aire de tristeza existe una sonrisa preciosa.
– Gracias, no tanto como la tuya.
– Mira no he podido evitar oír hablar a tus padres, tienes que hacerles más caso, yo también he vivido y pasado cosas parecidas, todo pasará te lo juro, ten fe ya queda poco para que las cosas mejoren, hazme caso no te mentiría ahora somos amigos.
Por alguna extraña razón, una famosa actriz y modelo pasa las horas y los días en mi compañía, quiere olvidar por un tiempo su vida lujosa y sentirse normal como ella lo llama, poder beber una cerveza tranquilamente sentada o poder pasear sin que le pidan autógrafos ni le hagan preguntas incomodas y le estén sacando fotos, lo ha conseguido en todo este tiempo nadie la ha molestado, sí alguien le dice que se parece mucho a tal chica de tal película, de tal serie, pero poco más, el maquillaje hace milagros, cuando una mujer quiere parecer poca cosa o parecer un ángel tiene una habilidad increíble para conseguirlo, es preciosa, no necesita ser esa mujer espectacular que nos vende el cine, es preciosa, sencilla, humilde, y su sonrisa es la mejor vitamina para mi alma triste, ella me habla de sus hijos, tiene dos, me muestra fotos, me habla de sus viajes, de anécdotas de actores o directores, de lo dura que es la vida tras los focos, las zancadillas, las puñaladas por la espalda, yo le muestro mi blog de poemas y de relatos cortos, ella se encuentra fascinada, le gusta leerlos y le gusta sentarse con una copa de vino y oír como le recito cualquier cosa que haya escrito, en sus ojos no hay mentira, su risa es de verdad, tiene una luz y una alegría que no tenía el día en el que nos conocimos, pasamos mucho tiempo solos en mi camarote allí puede ser ella con total libertad, tiene una risa escandalosa y le gusta poner música en la radio y ponerse a bailar, en el caribe, en América tienen el ritmo en la sangre si yo me moviese de ese modo me rompería en mil pedazos como si fuese un jarrón de porcelana chino de un millón de años, de noche el cielo se llena de rayos y relámpagos se avecina una tormenta, se ha puesto sería y rígida, creo que no le gustan.
- ¿Puedo pedirte un favor?
– Claro somos amigos.
– Deja que pase la noche contigo en tu cama, me dan mucho miedo las tormentas y solo me relajo si me meto en la cama desnuda y siento el abrazo y el calor de alguien.
– Por supuesto que puedes quedarte.
– Sé que pido mucho y que te estoy poniendo en un compromiso, pero no puedo pedírselo a nadie más, solo confío en ti.
Se desnuda y ufff es una diosa del olimpo, no tengo palabras, es poesía y poesía de la buena, se mete rápido en la cama no quiere incomodarme, ha visto como se me han encendido las mejillas y como casi se me saltan los ojos, se acurruca en mi pecho y yo no sé donde poner las manos para que no se enfade y aún peor no sé como disimular la enorme erección dentro de mis pantalones, el barco pierde su balanceo suave, se mueve un poco más brusco, las olas fuera son grandes, la cama parece un parque de atracciones, ahora sube, ahora baja, y va de un lado a otro, el cielo parece que se desgarra cada vez suena más fuerte, el cielo puede romperse en pedazos en cualquier momento y caerse sobre nuestras cabezas, tiene la piel fría, esta aterrada, y la abrazo fuerte contra mi pecho, le susurro al oído no va a pasar nada, Dios bendito huele tan bien, pero tengo que sacar eso de mi cabeza, y tengo que sacar a Rosi de sus pensamientos negativos, y se me ocurre lo único que medio se me da bien, hacer el tonto, el ganso.
– Sabes a mí también me daban mucho miedo las tormentas pero ya no me dan miedo.
- ¿Cómo lo superaste?
– Vi en una película a un marinero en lo alto del palo mayor maldiciendo como un cosaco y saqué la idea, entonces cada vez que truena y me asusto insultó al cielo es como si un gigante estuviese con su hacha intentando reventarlo.
– Jajaja, no te creo.
– Mira funciona así, ¿a eso lo llamas un trueno mi abuela se pega peos más fuerte?
– Jajajaja.
– Dale fuerte hijo puta que no se escucha, prueba tú, ya sé que suena feo, pero prueba tú.
– Cabrón dale fuerte jajaja.
– Dale fuerte Manué.
- ¿Y si se enfada?, ¿me da miedo que pueda ocurrir una desgracia?
– Pues le dices, eso sí fue un señor trueno esta vez me has asustado de verdad.
– Jajajaja eres un loco maravilloso, no me puedo creer que aún sigas en el cascarón.
La tormenta desaparece, caemos en un profundo sueño, cansados, agotados, estuvimos despierto, gritando y riendo hasta muy altas horas de la madrugada, una luz blanca entra por la ventana, son las primeras luces del alba, se oyen las gaviotas, Rosi trata de no hacer ruido, se levanta, recupera su ropa desparramada por el suelo y se viste, lleva los zapatos en la mano y camina descalza para no hacer ruido, he sentido como acariciaba mi mejilla, como me daba las gracias aún dormido y me ha susurrado al oído te lo compensaré antes de ponerme un beso en la frente y desaparecer en silencio como desaparecen cuando se acaba la noche los sueños más bonitos, ya en cubierta no se habla de otra cosa, de la tempestad de anoche, del milagro de seguir vivos, nadie ha sufrido daños, hay pocos desperfectos, solo unos pasajeros se quejan de que oyeron risas de un par de locos cuando estaban todos muertos de miedo, no he visto a Rosi en todo el día, por la tarde se me acercó su guardaespaldas para decirme que Rosi quería ir a bailar conmigo que llevaba todo el día en la peluquería y mirando vestidos, me dijo a que hora llegaría a mi camarote que estuviera preparado que no le gustaba que la hicieran esperar. A las diez tocan a la puerta, abro y se me cae la mandíbula al suelo, he muerto y estoy en el cielo, un ángel celestial se encuentra frente a mí, ha enviado a la porra su incognito, luce espectacular, la reconoce todo el barco, todo el mundo, le hacen fotos, le piden autógrafos, graban videos, pero no le importa, esta preciosa con su melena suelta y con un vestido negro que solo luce bonito en diosas celestiales como ella, lleva un colgante con una enorme cruz de plata en el pecho, un rímel que tiene toda la dulzura de todos los caramelos, y en los ojos toda la maldita poesía y toda la maldita magia de este mundo y de todos sus universos, estoy soñando, y creo que esto último pensamiento lo dije en voz alta.
– No estás soñando, vamos a bailar.
– Te ves increíble, espectacular.
– Gracias, me he pasado horas para poder verme tan guapa.
– Tú ya eres guapa.
– Mapa no puedes ser de verdad.
- ¿Qué no es de verdad?
– Te dije que te lo compensaría, me apetece que me veas bailar.
Y es el centro de todas las miradas, y no puede dejar de bailar, no puedo quitarle los ojos de encima, y el pobre guardaespaldas no deja de trabajar muchos se le quieren acercar pero ella solo quiere bailar conmigo, que la mire bailar cuando no puedo seguirle el ritmo, estamos rodeado de miles de personas pero cuando nos miramos a los ojos no existe nadie más, es como si estuviéramos solos y la discoteca nos perteneciera porque se han marchado todos, me falta el aire no puedo bailar desde hace rato, ella no para, no para, baila y ríe como una loca, llena de vida, parece que no se cansa jamás.
- Que envidia cuanta energía y vitalidad, de mayor quiero ser como tú.
– No seas como yo, así tal cual eres un hombre maravilloso.
La música cambió, ahora sonaban baladas, canciones lentas, bailábamos pegados, muy juntos, ella no puede dejar de sonreír y yo no puedo dejar de mirarla, sus ojos me atraviesan la piel, el corazón, el alma, solo hemos bailado una canción, me agarró de la mano y me llevó a mi habitación, se quitó los zapatos con un soplido de alivio, bailaba descalza con sus manos alrededor de mi cuello, mi corazón iba a mil por hora, huele tan rico el perfume de sus cabellos, tiene la piel sudada brilla su cuerpo con la tenue luz de las estrellas, hace rato que no nos decimos nada, solo nos miramos bonito, profundo, yo me siento como un pez fuera del agua.
– Si es un sueño no quiero despertar.
– No quiero presionarte, tendré cuidado, lo haremos despacio.
No acaba la frase y la beso, encuentro el valor para robarle un beso, y me abraza fuerte y me besa fuerte, y siento que he sido atrapado por sus alas de ángel y que vuelo, por su piel, por su cuerpo, y creo poesía en su piel de canela morena cuando me enseña lo bonito que es el paraíso y lo mágico que es hacer el amor cuando te consume el corazón el fuego. No me debes nada y me debes un beso, las caricias de tus manos rozando mi alma, un abrazo lleno de calor con tus dedos deslizándose en el sudor de mi espalda, me debes ese momento, aquella noche de verano propicia para un secreto, para que me besaran tus ojos y mis manos se perdieran entre tu pelo, me debes la suavidad de tu cuerpo, que tu corazón me prestara tus alas para volar por el cielo, sentir el peso de tus senos apretados a mi pecho, no me debes nada y me debes ese rato, un día, una noche, una tarde, ese tipo de abrazos que sabías cuanto anhelaba mirando el fondo de tu mirada, bebiendo los besos de tus labios, me debes un sueño, mis manos sentirás como recorren tu cuerpo, me faltará tiempo, sentirás como un leve cosquilleo, dibujaré letras imaginarias, laberintos imposibles, palabras invisibles, y suspiraré suave para borrarlas, para que vuelen hasta tu corazón o tu alma, para que te besen en sueños y acaricien tu boca y tu cara, me comeré tus lunares a cucharadas, uniré cada punto, formaré constelaciones, los beberé a sorbos y me perderé en los mundos de tu mirada, y en la luz de tus ojos.


Antonio cintas anguas

Wednesday, March 03, 2021

el mar y sus olas



 Salir a caminar sola

para poner tus pensamientos en orden

mientras puedes ver
y escuchar el mar y sus olas
es un gran privilegio
al que no voy a renunciar
a partir de ahora
Anhelar la libertad
de sus gaviotas al volar
surcar los mares
sin perderme en sus destellos
llenarme de su calma azul
por fuera y por dentro
Llenarme de la suavidad
de la brisa que me abraza
del sol que besa mis mejillas
cerrar los ojos y sentirme
mecida por suaves vientos
y sentirme de nuevo chiquilla
caminar por su paseo
o por la arena de la playa
sentir un cosquilleo
de esas sirenas invisibles
que soplan y juegan con mi pelo
me susurran al oído
toda tormenta pasa
de entre las hijas de Poseidón
tú eres la más fuerte y la más guapa.
Antonio cintas anguas