Thursday, April 22, 2021

dama y vagabundo

 


Claudia iba a trabajar como cada mañana como secretaria a una afamada empresa de seguros, se ponía un poco de maquillaje en los ojos y en los labios, vestía su mejor sonrisa y se iba en su coche con la radio puesta y cantando, era una mujer con un bonito despertar y una mujer de mucha fe y le daba gracias al padre de todos por un día más, aparcaba lo más cerca que podía del trabajo y pedía dos cafés para llevar, uno cargado y fuerte para ella y uno manchado y muy dulce para Lucas, Lucas era un vagabundo que vivía en un banco cerca del alto y lujoso edificio de oficinas, allí estaba como cada mañana, sucio, despeinado, con el pelo alborotado y con una sonrisa de buenos días y un gracias de todo corazón en los labios, nadie hablaba con Lucas por su clase social, por su raza, por pena, por asco, por miedo, pero no había nada que temer, como una buena hija de Dios Claudia sabía que no solo había que amar al prójimo también había que ayudarlo en los malos momentos, los primeros meses solo cambiaban unas frases durante unos pocos minutos, los dos se sentían incomodos, él le daba los buenos días, si la veía triste siempre tenía una palabra de ánimo, y ella empezó por llevarle un café y algo que desayunar por las mañanas, el buenos días de Lucas era algo que no sabía explicar bien pero como que le alegraba el día y le ponía de muy buen humor, con el paso de los meses la incomodidad inicial desapareció y se podía decir que eran medio amigos o amigos, trabajaba duro en la oficina, reía con las amigas y las compañeras porque era muy bromista y en un ambiente relajado y feliz se rinde mejor que en un ambiente triste y pesado, nadie la comprendía, y ella no lo supo explicar, existía una conexión entre los dos, el café de las mañanas dio paso a que una vez o dos por semana no almorzaba con las chicas y se iba al banco y se sentaba a almorzar con Lucas, que le contaba como había tenido mala suerte en su vida hasta acabar en aquel lugar como un vagabundo apestoso y sin esperanza, escuchándolo a Claudia que era muy sensible se le saltaban las lágrimas, tuvo mala suerte en el amor, una esposa tóxica que le fue infiel durante años y que lo arruinó en los últimos días juntos, no tenía amigos ni tenía familia, era hijo de emigrantes su padre un argentino residente en Estados Unidos y su madre una mujer peruana sin papeles que dejó todo por amor y se echó en los brazos del hombre al que amaba sin importar nada más, sus padres murieron en un incendio siendo muy joven y tuvo que pasar años en casas de acogidas y en centros especiales del estado para niños así, levantó cabeza durante un tiempo, durante un tiempo estuvo trabajando en un periódico haciendo fotos o escribiendo una página donde contaba mitos y leyendas o la historia de alguna biblioteca, fue allí donde conoció a la que sería su esposa, y bueno lo siguiente ya lo sabía las tinieblas, le contaba como era su día a día, batallitas del millón de libros que había leído a lo largo de su vida, le recitaba poemas que él escribía cuando tenía ocasión, le hablaba de lo dura que era la vida de un sin techo, de los trucos para la supervivencia los días de lluvia o las noches donde helaba, Claudia le contaba como le había ido la mañana, le contaba historias de las muchachas, le hablaba de sus aventuras, Claudia era un bellezón, era grande, alta, llamativa, con tetas muy grandes según ella, soñaba con una operación donde se las pudiera reducir, tenía unos ojos preciosos que brillaban en su cara fina y blanca como dos soles en el cielo y tenía la boca y la sonrisa más bonita que había visto jamás, era sin duda un ángel el más hermoso que se le pudo escapar del cielo a Dios, le contaba como los hombres solo se fijaban en su físico, en sus escotes, en el tamaño de sus pechos, que solo querían lo que todos, sexo, sexo y más sexo, el último con quien estuvo le dijo que sus pechos eran un parque de atracciones y ella no sabía si reír o llorar, que no sabía como vestirse cuando iba a conocer a los padres de él o cuando le iba a presentar sus amistades porque todos ponían los ojos en el mismo lugar y era algo frustrante. Lucas la reconfortaba con sus chistes malos, con sus frases con doble sentido, con sus bromas, con los cuentos que su imaginación prodigiosa podía armar en unos pocos minutos, el tiempo pasaba volando en su compañía y cada vez se sentía más a gusto, en la oficina y en su circulo de amistades ya se empezaban a preocupar ella era una dama y Lucas era un vagabundo, le presentaban amigos, la llevaban a bailar a discotecas o a pubs de moda para emparejarla con algún hombre, uno de raza y no un perro callejero, un abogado, un doctor, alguien con estudios o con un buen trabajo, querían tenerla ocupada para que sacase de su cabeza a Lucas y entre todos, entre todas sobre todo casi lo consiguen, pero al día siguiente cuando Lucas le daba los buenos días y las gracias de todo corazón con una sonrisa en los labios, todo el lujo y los fuegos de artificio se iban al carajo, una mañana le llevó cuadernos y bolígrafos para que pudiera escribir sus poemas y sus cuentos fantásticos, y sin saberlo ese fue el principio del fin para el mundo que la rodeaba y que durante tantos años había creado. De noche cuando salía de la oficina al pasar por delante de Lucas siempre le daba algún papel mal doblado o varias hojas llenas de garabatos que leía en casa después de haberse dado una ducha caliente y relajada, se sentaba en el sofá con una copa de vino y leía y releía cada palabra que había escrito aquel hombre perdido en la oscuridad de la noche y que ante sus ojos era un ángel que Dios le había puesto en el camino, cada vez estaba más convencida de eso, nada pasa por casualidad, y empezó a sentir un cosquilleo en su espalda que no sabía como explicar, siempre tuvo un vacío dentro que nunca supo como llenar, ni el sexo, ni los viajes por el ancho mundo, ni las clases de baile, ni las fiestas de disfraces, ni el mejor vino del mundo, ni sus mil aventuras, nada lo supo llenar, nunca supo que era lo que realmente le faltaba para llenar ese espacio dentro de su interior, pero aquel hombre del demonio, aquel ángel vagabundo le estaba empezando a llenar de algo inimaginable, miraba por la ventana las luces de una ciudad que dormía, como resbalaban las gotas de lluvia por el cristal, como algún rezagado corría por las aceras buscando el refugio de algún portal o del calor del hogar, se fue en silencio a su habitación, a la suavidad de su cama y de sus sábanas limpias, y fue entonces cuando se dio cuenta que llovía dentro de ella y que una lágrima rodaba por el calor de sus mejillas, leyó la carta una vez más hasta quedarse dormida.

 

Y pasan los años y cada vez luces más hermosa, solo la piel con su sabia experiencia sabe de otoños y de inviernos donde te atrapa la melancolía y te besa en las mejillas la tristeza con sus penas dejándote fría , porque vive en ti una eterna primavera con sus noches de verano tórridas y eróticas de encendidos gemidos de amantes que tocan un cielo que no existe con sus dos manos y que solo se encuentra y se puede ver bajo el calor de tu pecho, ángel celestial de cabello de nieve y alas de plata, en ese cielo tan infinito brilla tu alma junto al Padre de todos, quien pudiera soñar con tocarla, con ponerles caricias perdiéndose en ese bosque de hadas y magia sin fin que forman los soles de tus ojos y el embrujo de tu mirada, pasan los años y puedo decir sin temor a equivocarme que eres mucho más guapa, nada puede cambiar tu pasado, ni tus tatuajes, ni tus errores, ni tus aciertos, ni tus lágrimas ni tus risas, ni tus profundas decepciones y alegrías, nada puede cambiar ni borrar, las huellas de las heridas en tu cuerpo ni en tu alma, ni los besos que diste y los que no dabas, ni tus estrías, ni tus lunares, ni esas marcas que casi siempre te avergüenzan y que son tan sexys en tu alcoba vacía, o en una playa con un traje de baño o desnuda, todo depende de la luz precisa de los ojos que te miran, y pasan los años, con sus estaciones y allá donde otros tristes se marchitan, tú brillas con más fuerza como un ascua de luz que nunca termina, desde niña hasta mujer has sido y eres un torbellino de pura fuerza y llena de vida, y pasan los años con sus estaciones, y sigues sin querer levantando pasiones cada día, que eres una mujer cada día más atractiva, tanto por fuera como por dentro, por eso a tu paso tantos y tantos corazones sin querer y queriendo suspiran, son muchos los que te quieren, te desean o te envidian que de todo hay en este mundo y en esta vida, pero aquellos a los que ha tocado tu misterio y ese corazón tuyo que no cabe en tu pecho además de amarte te admiran, has dejado tu capullo como mariposa, para dejar de ser una ninfa, y transformarte en ese ángel de los cielos, a los que otros llaman valquiria, ya no te odias sino que estás en paz contigo misma, has abrazado la luz de tu camino, eres más feliz, y se nota y se siente en ese rostro tan bello cuando enamoras a todos los que te rodean con tu invencible sonrisa, y sigues despertando ternura, o amor, alegría o oscuras y ardientes perversiones, inspiración y esperanza que a tu lado el mundo da menos miedo y se ve mejor, que tu risa es contagiosa y reparte felicidad que tus carcajadas también abrazan, y a quien alcanza lo hace soñar con encontrarse con esa luz blanca de tu mirada cada mañana al despertar, pasan los años amiga mía, y hay cosas que no cambian, aunque parezca una vez más que se me agotan las palabras, ante una mujer tan bonita y un ser tan maravilloso, y es que puedo decir una vez más, despacito y suave al ver como caminas cada mañana con un café caliente entre las manos, que pasan los años con sus estaciones en ese mundo de sueños que en tu cuerpo y alma resplandecen, tú sigues siendo hoy y siempre, poesía.

 

Se despertó como cada mañana, alegre, con ganas de cantar y bailar, no sabía que ropa ponerse quería verse guapa, radiante, espectacular, indecisa se puso casi lo primero que agarró en el armario, se pintó los labios, había llamado aquella mañana temprano a la oficina diciendo que no iría a trabajar, se cogió un día de asuntos personales, fue cantando como loca y a todo pulmón en el coche, oía su emisora favorita, radio caracol, la salsa estaba en su sangre, fue al banco de Lucas como siempre aunque esta vez un poco más tarde de lo habitual, esta vez no llevaba café, lo agarró de la mano, lo abrazó, le dio un beso entre lágrimas y se lo llevó a casa, se le veía medio raro y medio feliz en el coche, incrédulo, le cortó el pelo, lo lavó a conciencia, le dio ropa limpia, ya no era el hombre lleno de lamparones sucio y maloliente que daba tanto miedo, volvía a verse como una persona con más suerte en el mundo, ese ángel siempre estuvo presente y nadie más lo supo ver, le sacó la mugre y ahora se podía ver el brillo de sus alas, esta es también tu casa Lucas, nunca más saldrás de mi corazón, y desde aquella mañana Dios escribió en sus corazones y en sus dos almas, la más bonita historia de amor.

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

mapashito

Wednesday, April 14, 2021

santorini

 



Recuerdo como unos amigos querían enseñarme las playas de su localidad, me contaban desde hacia semanas que no tenían que envidiarle nada a las famosas playas de aguas cristalinas y de arena blanca del caribe, recuerdo bien que hacia calor, que íbamos en ruta por la ciudad subiendo a uno y a otros, que nos apretábamos, yo en la parte de atrás y que solo faltaba una persona más, una chica con la que me intentaban emparejar sin suerte, y entonces ocurrió, no fue lo mismo ver sus fotos y conversar tras la pantalla de un ordenador, de entre las casas de una calle estrecha surgió como por arte de magia, como si no perteneciera a este mundo y hubiese escapado de un cuento de hadas, subió a la parte de atrás para hacerse un sitio a mi lado, y me dejó sin aliento, tanta belleza no podía ser verdad, el color de su piel canela, caña de azúcar de azúcar moreno, su pelo largo y oscuro, sus ojos profundos llenos de un misterio insondable, los labios más bonitos del mundo, fue un flechazo directo al corazón, por un instante preso de mi fantasía y mi romanticismo sentí que ya la conocía de antes, de otras vidas, y pensé que me miró y que fui la razón de su sonrisa, tenían razón, playas que solo había visto en el cine, arena fina y blanca, aguas transparentes, cristalinas, puras, un sol y un cielo precioso, yo no podía dejar de mirarla, y veía que ella no me quitaba los ojos de encima, fue divertido, una de las mejores tardes de mi vida, una de las pocas veces en la vida donde uno puede decir que fue plenamente feliz, después cada mochuelo a su olivo, aunque volvimos a quedar en la noche para tomar unas copas y conocer las discotecas de moda, aunque yo no soy de bailar, las miradas, las risas, ella había venido cuando todos decían que era muy reservada y que nunca salía de noche, que debería ser cosa mía, y yo pensaba que era del todo imposible, no soy para tanto y ella es una locura, es la reina del baile, la dueña de la pista, su vestido azul de lentejuelas brilla con mil destellos por las luces de colores, parece un ángel, no mires más no vas a encontrar en ninguna parte una mujer más bonita, es el centro de atención todo el mundo la mira, musa de mil poesías, baila como en trance recorre su cuerpo la música, su pelo al aire mecido como una bandera por el viento me mira y su sonrisa es electricidad en mi espalda, me pide que me acerque me hace una señal con su dedo me agarra entre sus brazos muy fuerte contra su pecho me mira con sus ojos que son dos sueños y me da un beso con esos labios que parecen de caramelo.

 

- ¿Garu?

 

– Me confundes con otra persona yo me llamo Haruki Murakami.

 

– Perdón, yo me llamo Pucca, ¿a qué te dedicas Haruki?

 

– Soy escritor, o al menos es mi sueño, escribo poemas, novelas fantásticas, ¿y tú Pucca?

 

– Ufff si te lo cuento no te lo creerías, eres Garu lo sé.

 

- ¿Quién es ese Garu?

 

– Perdóname fui una mal educada, me iré a casa.

 

– Deja que te acompañe, no se me da bien bailar y hace una noche estupenda para caminar.

 

No podía apartar los ojos de Haruki, era Garu, estaba completamente segura, la reencarnación de Garu, o tantos siglos de lucha y de la ausencia de su gran y único amor la estaban haciendo perder la cabeza, el mundo había cambiado tan deprisa a su alrededor, Kimera era inmortal, el demonio verde tenía una larga vida, ya no podía ir por las calles con su armadura y con sus espadas, tuvo que reinventarse, cambiar junto con el mundo que la rodeaba, echaba de menos la civilización antigua, ahora había mucha más luz, mucho más ruido, muchos más habitantes y muchos más hells que habían cambiado también y eran más difíciles de encontrar porque se habían adaptado mejor que ella a la sociedad y a las nuevas costumbres de la civilización, no podía contarle que su trabajo era el de cazadora de hells la tomaría por una loca, después de tanto tiempo su corazón volvía a latir lleno de esperanza había encontrado a Garu solo que Haruki no sabía que era Garu y que habían combatido a los hells hombro con hombro y que se habían enamorado el uno del otro para toda la eternidad, eran su dragón rojo y su ave fénix azul, se dejó llevar, volvió a sentirse una chiquilla enamorada, soñadora, le agarró de la mano y caminaba por las calles de una ciudad bulliciosa mirando al cielo lleno de estrellas con su luna de sangre grande y naranja y roja, dio rienda suelta a tanto amor que llevaba en su pecho encapsulado, había recuperado la sonrisa, ya soñaba despierta con poder llevar una vida normal junto a su poeta, en las semanas siguientes no dejaron de verse, de salir, el amor surgió rápido, iban al cine, a la playa, de viaje, pronto se fueron a vivir juntos, a compartir la cama, la ducha, sesiones de cine comiendo palomitas, a follar como adolescentes, a escribirse notas de amor, poemas, las risas volvieron al corazón de Pucca, y bajó la guardia, las carcajadas llenaban ahora su hogar y ya no le importaba nada lo que ocurría a su alrededor o fuera de las cuatro paredes de su casa, estaba entre los brazos de Garu y no cabía en su pecho más felicidad, mañana se marcharían de merienda al parque, su mente volaba y soñando despierta se quedó dormida para no dejar de soñar.

 

Tú eres mi parque, hueles a flores frescas en ese cuerpo de primavera, todos sus colores en tus ojos y su alegría en tu sonrisa, toda la explosión de vida en tu piel, y en tu boca toda su calma y encanto, en tu pecho donde se oye en tu corazón el canto de los pájaros, diciendo te quiero, y miro a tus ojos los más hermosos y celestes de los cielos, acaricio tus labios de rosas y los beso, eres una belleza, para tus ojos seguro me dices, eres una belleza no lo dudes, una belleza que no es de este mundo, eres una estrella que cayó del cielo, o una selenita de viaje galáctico, tú no eres la rara, los torpes son los humanos que no saben apreciar la belleza de tus ojos, la belleza de tus labios, el hechizo y el calor de la belleza de tus manos, eres una estrella luminosa que alumbra con su luz mi corazón, eres una mujer maravillosa, como tú quiero ser cuando sea mayor, eres una belleza mujer valiente y la estrella más preciosa, estamos en el parque, y de repente toda la luz de su sonrisa y de la tarde desaparece, se hace de noche, todo esta oscuro, siento un golpe en la cabeza, y caigo en un sueño profundo.

Ha bajado la guardia y los hells los han atrapado, los llevaron a un país lejano, están en una fortaleza medieval, al menos parece un castillo, esta sujeta con gruesos grilletes y cadenas a una fría pared, se ven blasones y, banderas, pendones aquí y allá, escudos con espadas cruzadas en columnas y paredes, armaduras antiguas, alabarderos, la sala está repleta de demonios, hombres lobo, brujas, brujos, criaturas grandes y pequeñas, deformes, vampiros, gigantes que dan mucho miedo con sus dientes y garras, animales siniestros, un aquelarre cantan y bailan como locos han atrapado a la cazadora, a la asesina, en medio de la sala en un potro de tortura tienen a Haruki, atados de pies y manos, desnudo, con la piel de su cuerpo lacerado, tiene heridas, golpes, lo pagaran a un precio muy alto, lo que no se explica es como sigue con vida con las ganas que le tienen, ya debería estar despedazada y siendo comida para los lobos del bosque, al fondo, el macho alfa, un vampiro de dos metros musculoso, su pecho parece una armadura de romano, grandes colmillos y garras poderosas, ojos azules como el hielo, con una larga melena blanca y una capa negra y roja como la de los dráculas de las películas, dos alas inmensas acabadas en lanza en su espalda, se le acerca despacio, y el silencio se va haciendo a su paso, pone su terrorífica cara junto a la suya.

 

- Te preguntaras porque aún sigues con vida, y te lo voy a decir sin rodeos, vas a trabajar para mí.

 

– Tú sueñas.

 

– Te lo voy a explicar asesina, has ido asesinando a todos los hells, derrotando a todos los campeones, a cada demonio verde, has sembrado el terror a tu paso, y vimos que eres un demonio de leyenda, invencible, y que no se te podía atrapar, así que cambiamos el paso, nos escondimos, y comenzamos a buscar el alma de Garu tu único punto débil, cuentan que los humanos son tantos millones que los hay repetidos, dicen que hay siete individuos exactamente iguales repartidos por el mundo pero solo uno de ellos lleva en su interior el alma de Garu, y los buscamos durante siglos, y fueron muriendo sin suerte al completar el ritual no eran el indicado y bueno se come, es un desperdicio no hacerlo, y mira que sorpresa de la vida la asesina nos trae lo que buscamos, ese ejemplar debe ser Garu porque te has vuelto a enamorar como la chiquilla que eras, de todos modos saldremos de dudas muy pronto.

 

- ¿Qué ritual?, sabes que si le haces daño os mataré a todos.

 

– Shh, no corras tanto asesina, el ritual sacará el alma de Garu del cuerpo de ese infeliz, y mi hechicero meterá el alma de Garu en el ánfora pequeño y de cristal que cuelga del collar de mi cuello, y entonces asesina, serás mi esclava y harás todo lo que se te ordene o Garu sufrirá y pagará por tus pecados, oohh, ya no eres tan impertinente, te ha comido la lengua el gato, tienes mala cara, se te ve más pálida, que comience el ritual quiero ver a esta perra a mis pies.

 

– No te saldrás con la tuya.

 

– Ya lo hice, soy un nostálgico, te he traído a Transilvania, al castillo del conde Drácula, hasta me hice una capa en su honor para una noche tan especial, ahora disfruta de la ceremonia asesina.

 

Comienza el ritual, las lágrimas de Pucca ya no son saladas ni acuosas, ha comenzado a llorar sangre, seres siniestros se le acercan y lamen su rostro, ha comenzado la fiesta, las canciones, el alboroto, un hechicero bajito y con tantas arrugas que casi no se le ven los ojos grita con voz muy ceremonial unas palabras que saca de un enorme libro de color negro, todos son vítores, sonrisas, carcajadas, el cuerpo de Haruki tiembla, se arquea de forma grotesca, y de su pecho emerge una luz azul con la silueta de Garu, lo atrapan en el diminuto ánfora de cristal, el hechicero lleva el collar entre sus arrugadas manos, sus arrugadas y temblorosas manos, el cuerpo de Haruki no se mueve, parece inerte, y un pequeño ruido produce un silencio sepulcral, el ánfora ha resbalado de las manos del hechicero y el sonido a vidrio roto ha helado el espíritu de todos los presentes, la pequeña luz con el alma de Garu desaparece y un grito desgarrador y una luz verde lo llena todo cegando y aturdiendo los sentidos, cuando la luz desaparece Pucca ha desaparecido, la asesina ha desaparecido, por primera vez Kimera aparece libre, sin cadenas, desnuda, tiene el rostro de Pucca pero nada más, tiene la piel verde, el cabello completamente azul, azul sus labios, sus ojos oscuros como el alma del mal y la mirada dura como quien no tiene sentimientos, ha dejado caer un escudo de una columna al suelo ante la atenta mirada de todos que continúan petrificados y no se atreven ni a respirar, ha agarrado dos espadas, camina en dirección de los restos del cristal cuya luz se apaga en el suelo, recoge los restos en sus manos y los deposita sobre el pecho de Haruki, y llora a voz en grito, cubriendo de sangre el rostro de aquel cuerpo frio e inerte, el llanto da paso a una carcajada casi inaudible pero que va creciendo hasta reír tan fuerte que todos los hells sienten un sudor de pánico resbalando por su espalda, su piel vuelve a brillar como una luz fluorescente y una luz verde llena cada pedazo del castillo, Kimera se ha vuelto loca y destroza todo cuando toca, carne, ladrillo, acero, no deja alma con vida, ni piedra sobre piedra, desatada corre tras los que intentan huir en vano, los alcanza, sus espadas cortan cabezas, atraviesan torsos, derrumba paredes, destruye columnas, los techos ceden, en pocos minutos el castillo del gran conde no es más que un recuerdo, un amasijo de huesos y ladrillos, ha despedazado al hechicero, ha despedazado al macho alfa, su cuerpo desnudo esta empapado de la sangre de todos los demonios presentes, pero quiere más, y con el castillo derruido va al pueblo cercano a matar a todos sus habitantes, no puede ser verdad, que espectáculo dantesco en la primera casa que entra un hombre lobo y una vampira se aparean como salvajes cuando a ella se le niega el amor, es repugnante, atraviesa la espalda del lobo con ambas espadas, atraviesa el pecho de los dos amantes al mismo tiempo, la rabia la consume, atraviesa, clava, apuñala llena de ira, una vez, y otra, y otra, y otra, hasta atravesar cuerpos y cama, hasta tocar el suelo con las dos hojas ya melladas de las espadas grandes y pesadas, una luz azul entre los restos humeantes y en llamas del castillo la saca de aquel espiral de violencia, vuelve a toda velocidad en la oscuridad de la noche dejando atrás clavados como un pincho moruno los cuerpos destrozados de los dos demonios que duermen el sueño eterno en su alcoba uno junto al otro, regresa a la sala, al gran salón o lo que queda, esta desmoronado, solo un pequeño pedazo donde queda el cuerpo de Haruki se mantiene casi intacto, a la intemperie falta el techo, sobre su pecho los restos de cristal del ánfora, sobre su boca abierta como vaho un destello azul con la silueta de Garu llama a Pucca, pero Kimera no dejará regresar a Pucca nunca más.

 

- Ya nos conocemos de antes, ya nos hemos amado, has sido mía, en otra época, en otros cuerpos, en otra piel, en otra vida, somos mucho más que amigos, tu alma y la mía, saben de besos, de suspiros y de anhelos, de pasión, de caricias, ya estuvimos juntos, ya te pretendía, ¿te encontré?, te amé tanto que la vida se me quedó chica, y en esta reencarnación de nuevo se encontraron, dos almas que saben de lágrimas, de risas y sonrisas bajo la lluvia y contando estrellas sentados junto a una playa, ya otra vez se atraen y se persiguen, ¿quién persigue a quién?, otra vida para querer, otra vida para amar, que se volverá a quedar pequeña ante tantos besos que dar, ante tanto amor que recibir, ante tantas ganas de abrazar, dos almas, la tuya y la mía, que tanto saben de sueños nuevos y rotos y de nuestras rarezas, y que aman la una a la otra con sus defectos y sus tonterías, un tatuaje llevan escrito con la leyenda, amo cada imperfección que hay en ti, solo tú sabes como hacerme feliz, tú lo sientes igual que yo puedo sentirlo, tú me provocas, ¿quién provoca a quién?, me buscas con tu coquetería verde esperanza, o verde turquesa, con tu paleta llena de colores dispuesta a poner en mi alma un arcoíris de sonrisas, lo sabes, eres consciente que te quiero, te amo, te deseo, te anhelo, que somos dos ángeles que se necesitan sin saberlo, que tú eres más que la musa de mis poesías, somos, eres, el amor de nuestras vidas, el amor de mi vida, tontos inconscientes, ¿o tal vez conscientes? de que se nos acaba la existencia y la dulzura como la arena entre los dedos de las manos, que no dan el paso para tocarse, para dibujar un beso en la espalda o en una mirada que besa como besan unos labios, solo Dios sabe por qué, tú sabes que serás mía, en esta vida o en la otra, o en la siguiente, lo sabes porque tú también lo piensas y lo sientes, yo no puedo dejarte helada ni leer tu mente, que más quisiera, y tú no adivinas mis pensamientos, que más quisieras, nuestros ojos se cruzaron cuanto tú eras una niña, y desde entonces desde el inicio de los tiempos se aman tu alma y la mía, somos dos desconocidos que se conocen, fuimos amantes en vidas pasadas sin saberlo, ¿sabes? no me extraña, porque cuando se ama con el alma se ama para siempre, porque el alma nunca muere, eres más fuerte que tus problemas Pucca, regresa, tú vales más, nos volveremos a encontrar en otros cuerpos, yo siempre viviré mientras me recuerdes, siempre seremos nuestro dragón rojo, nuestro ave fénix azul.

 

Y el destello azul desapareció en la garganta de Haruki y el pecho volvió a recuperar el aliento y la piel su calor, y una lucha interna entre Kimera y Pucca lo llenó todo de gritos, de golpes contra los muros, las rocas, y Pucca regresó de entre las tinieblas, el cuerpo empapado en sangre, empapado en sudor, estaba exhausta, destruida, le temblaban las piernas, no podía mantenerse en pie, cerró los ojos de Haruki con sus dedos y besó los labios de Garu por última vez, búscame cuando cierres los ojos,  en las letras de una canción, o en la mismas estrellas que nos están iluminando, o en el recuerdo que provocó una sonrisa, o en el sueño que nos llena de rubor, o en las páginas de un buen libro, o en las caricias de la brisa, o en las líneas de un poema, o en el sonido de tu risa, o en el sabor de una copa de vino, o el de un helado de chocolate o de vainilla, o en el modo en que alguien baila, o cuando crees que me ves por todas partes, o en unos ojos bonitos que te miran como piensas que los míos lo hacen, o en una foto, o en su paisaje, o algo que llame tu atención paseando por la calle, o en atardecer que te emocione o en un amanecer de deseos inconfesables, o en un vestido en un escaparate que en tu imaginación me queda realmente bien, o en un olor que te trae la imagen de mi piel, o en el aroma del calor de mi cuerpo, o en un peinado que ves desde la ventanilla de un coche y piensas en mi cabello, o en algo que te haga gracia, o el parecido del sonido de una voz, o los pelos de punta al oír pronunciar mi nombre, o en un abrazo imborrable, o en el vacío en la cama cuando abres los ojos y no me encontraste. Y se desmayan, todo se vuelve negro, un pesado sueño los abraza, el silencio lo embarga todo, hasta la última célula de sus cuerpos que quedan inertes en calma, hasta el último rincón del mundo, silencio, una oscuridad que asusta, absoluta, y un silencio atronador.

 

Me tropecé contigo en primavera una noche de abril, roja y calina.
Y por ti fue mi sangre, enredadera bajo el negro farol de aquella esquina ..... Me tropecé contigo, como pasan las mejores cosas en la vida, así por casualidad y ya nunca volví a ser el mismo, mi corazón y el tuyo aún no lo sabían pero ya eran amigos de todas las esquinas de este mundo y de las que habitan en todos esos universos que esconden esos ojos tuyos, una mirada llena de universos así de mágico es tu hechizo, me tropecé contigo así sin quererlo y has sido y eres la más bonita casualidad que he conocido.... Me tropecé contigo, con tu cuerpo de primavera que parece creado por todas las flores, así luce de espectacular y de bonito, un sueño para los sentidos, un cuerpo unas veces grácil y otras veces robusto, que tanto sabe de espinas y de sinsabores y que tanto sabe de tórridas noches donde la primavera se confunde con el verano, todo depende del guiño de tus ojos o de la fuerza con la que tu corazón sea capaz de dar un abrazo, y aun así primavera de colores la rosa más bonita la tienes por boca, la flor más hermosa se esconde en tus labios, me tropecé contigo de casualidad, de la forma más bonita siempre me lo he dicho, como esos sueños que tenemos de niño y que no nos dejan en nuestra soledad, su recuerdo nos trae una sonrisa llena de cariño, me tropecé contigo mientras imaginaba mundos fantásticos, realidades paralelas llenas de magia y de misticismo, mientras dibujaba castillos en el aire donde siempre quise habitar y soñaba sin saberlo con la amistad de una hechicera con tanta magia que no necesitaba trucos, me tropecé contigo en primavera una noche de abril roja y calina, con su luna de sangre más llena, dejándome los ojos en el infinito del firmamento, una noche tras otra, hasta que por fin te encontré entre las estrellas y fui alcanzado por el embrujo de tu sonrisa y tus mágicos ojos y de la luz de esa cara tan guapa, me tropecé contigo casualidad para mi alegría y gozo, musa de mis sueños, de hombres y de poetas.

 

Después de la tormenta siempre llega la calma, nos fuimos a la playa, a Santorini a besar sus labios nacarados y rosas mientras llenaba de caricias con mis dedos la suavidad de su cara, a besar el alma que nos ama, entre sus casas blancas y azules, con su mar inmenso a nuestros pies y llenando el horizonte a nuestra espalda, a abrazar la piel y el cuerpo que me llena de calor y que mantiene los sueños en llamas, es mi dragón rojo y yo su ave fénix azul, la abrazo y la beso bajo un cielo preñado de estrellas, con el pecho hinchado de amor y unos ojos que me miran y me susurran no hay nada ni nadie más bonito que tú, mis manos la agarran por la cintura, sus manos alrededor de mi cuello, llenamos nuestros rostros de suspiros y sonrisas enamoradas, las luces de las calles y de las casas brillan a lo lejos, piden deseos a las estrellas fugaces sin saber, que es entre tus brazos donde se encuentran las estrellas más bonitas del cielo, respiro el aroma de tu magia y de tu luz mientras nos besamos en un beso eterno y la brisa más primaveral juega y se enreda en las estrellas que sueñan y brillan en tu pelo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

mapashito

Friday, April 09, 2021

transilvania

 


Tú quejándote de tu pelo rebelde y yo viendo como se te caen los versos por la cara, tú ves arrugas y una línea y yo beso tu frente y tu cara llena de poesía, una luna moteada me mira y se enciende el deseo en las mariposas que hacen cosquillas en mi interior, me dan ganas de agarrar su piel y versarla hasta arrancarle al poema de su boca suspiros, llenar de caricias sus manchas felinas, sentir sus uñas pidiendo más que no deje de escribir en su piel toda mi poesía, y resbalan en su sudor mis dedos que tu piel brilla como esa luna que es musa, poesía y que su cuerpo es mi tinta y mi lienzo y no sé si vivo o si sueño cuando mis dedos se enredan en su pelo y su boca y la mía se comen a besos, su piel y su cuerpo está cubierto de trocitos de papel, de pedacitos de poemas, mosaico de colores para leer junto una copa de vino al calor y la luz de las velas, y como un rompecabezas y sacando a la vez uno a uno cuando se recita, dejarlos caer al suelo mirando los ojos de la musa y el sonido de su risa, es sin duda esta noche y en este día toda poesía, y emborrachados de besos y de tiernas caricias nos atrapó el sueño, hicimos locuras y ahora duermo entre sus brazos en el poema de su pecho.

 

– No podemos seguir así Kristen.

 

- ¿Así cómo Robert?

 

– Pasando hambre.

 

– Ya lo hemos hablado Robert.

 

– Lo sé, pero sabes que me cuesta entenderlo.

 

– No quiero ser como los demás, no le haremos daño a personas inocentes.

 

- ¿Crees que la asesina tendrá eso en cuenta?

 

– Me importa una mierda lo que piensen los demás, nuestra raza, la asesina, los marcianos, solo gente de mierda que no se merece el aire que respira, no tocaremos a un inocente.

 

– Casi todos se han marchado lejos o a grandes ciudades, podríamos empezar de cero en otro lugar.

 

– Me gusta este lugar, tenemos una vida tranquila, aquí me siento más segura que rodeada de ruido y de millones de personas y de lo que no son personas, y no quiero hablar más del tema, me has jodido el humor con lo bien que estábamos.

 

– Kristen perdón, no quise molestarte.

 

– Vete a la mierda Robert, ahora mismo no eres mi persona favorita.

 

Habían abandonado los lujos que tenían en su residencia en los Ángeles, una casa grande de dos plantas, con piscina, con sótano, con un ático espectacular, con unas vistas increíbles, codeándose con estrellas de cine y de la televisión, con fiestas que parecían no tener fin, lo tenían todo, y llegó el susto, la muerte de unos amigos, y Kristen entró  en pánico y tuvieron que marcharse a vivir en un lugar más tranquilo, escondidos a los ojos de Dios, y ahora estaban expiando sus pecados, que según Kristen eran muchos, demasiados, y le pesaban en la conciencia y en el corazón, y encontró la paz y la tranquilidad en otro país, en otro continente, en el culo del mundo, rompiendo lazos con amigos y conocidos, nadie sabía que estaban allí, en Transilvania, en un pueblo pequeño, triste y gris que no le interesa a nadie y nadie sabe que viene en un mapa, los aceptaron de buen agrado, formaban parte de la comunidad, eran queridos y respetados, Kristen se ganaba la vida como maestra dando clases nocturnas a dos o tres chicas del pueblo que no podían pagarse los estudios en una gran ciudad, y él era ayudante de policía, un señor mayor con más años de los que podía recordar, en aquel pueblo de mala muerte todos los vecinos se conocían y nunca pasaba nada digno de contar, vivían en una casa pequeña, vieja, que los días de tormenta parecía caerse a pedazos, demasiado humilde para su gusto, demasiado sencilla, una vida muy aburrida pero que hacía feliz a Kristen, y por verla feliz y con una sonrisa en la cara haría lo que fuera necesario, aún le costaba comprender que se habían ido a vivir a la tierra de los vampiros en lugar de haber ido a Londres, o a París, donde podrían salir a bailar y comer todo cuanto se les antoje, estaban en peligro los de su raza eran más fuertes los podrían matar si se cruzaban con algunos de ellos, pero claro allí no les podría pasar nada de nada, Kristen tenía razón, allí estaban a salvo, estaban seguros, ni en el castillo del gran conde podrían estar más seguros, aquel pueblucho de mala muerte no debía aparecer ni en los mapas cada vez estaba más seguro de eso y ya incluso le picaba la curiosidad por averiguarlo, Kristen estaba enfadada y ahora tendría que compensarla de algún modo sino quería pasarse varías semanas viendo su cara de tortuga ninja y durmiendo castigado en el sofá.

Robert había dejado cada rincón del hogar lleno de margaritas blancas y margaritas amarillas, no podía imaginar de donde las había sacado el pueblo tenía una floristería muy pequeña, no podía estar enfadada mucho más tiempo con él, después de todo no la comprendía y le hacia caso por un amor irracional e incondicional del que a veces inconscientemente se estaba aprovechando, lo había arrastrado con ella a vivir en un pueblo diminuto de un país extranjero, lejos de una vida de ruidos y de lujos, porque Robert era un bicho de ciudad y tantos años en aquel lugar lo estarían matando por dentro, y era un hombre de buen comer y controlaba la bestia que tenía dentro y sus más bajos instintos solo porque ella se lo había pedido, como pasa el tiempo de lento en unas ocasiones y en otras tan rápido, parecía que fue ayer cuando se conocieron en las locas noches de Francia cuando los franceses tomaron la bastilla y corrían ríos de sangre por todas sus calles, parques y avenidas, no debe ser sencillo para un hombre lobo vivir en aquellas condiciones y soportar el genio y el mal humor de una mujer vampiro, estaban locos, locos de atar, huyendo de todo y de todos, leía las letras que con cariño Robert había dejado junto a un ramo de flores y una nota que decía lo siento, pasan los siglos y sigue siendo un romántico solo porque soy una romántica empedernida, melosa como una fuente inagotable de miel. Que la luna te bese en mi nombre, que no importa lo que hagas o donde estés te encuentre, que entre por la ventana de tu habitación o la de tu alma y que te acaricie como solo ella sabe, que te abrace por las esquinas o las avenidas, a la luz de las farolas o entre las sombras, que te abrace en tu cama dormida y te susurre de modo casi imperceptible lo que mi corazón esconde o siente cuando pienso en ti y tú estás ausente, que la luna te bese en mi nombre, y ponga luz con sus estrellas a las palabras que mi corazón no te dice, que brillen como si fuese de plata solo para mis ojos ese pelo tan bonito que tienes, esos ojazos tuyos llenos de universos imposibles que cuando me miran me hacen sonreír como si fuese un niño, que brille con la fuerza de los astros solo para mis ojos ese cuerpo tuyo increíble, esa cara tan linda, esa piel suave y luminosa que no puede ser de este mundo, diosa que de algún olimpo lejano te escapaste y que sin proponértelo me seduces, con esa sonrisa tuya que no puede ser ni más hermosa ni más dulce, que la luna te bese en mi nombre, que llegue hasta donde yo no puedo llegar, por la distancia que nos separa esta noche y todas las noches de nuestras vidas, que acaricie tu rostro y te diga que mi corazón te quiere, que quiero besar esos labios tuyos tan sensuales y llenar mis ojos agarrado de tu mano de un millón de amaneceres.

 

– Eres un hombre muy romántico, no puedo estar enfadada contigo.

 

– Tú eres una mujer muy romántica no lo he olvidado.

 

– Vuelves a ser mi persona favorita, esta noche me pondré esos trapitos que tanto te gustan.

 

– Es noche de luna llena no respondo de mis actos.

 

– Mejor, así lo hacemos de perrito.

 

-Ufff traviesa mujer.

 

- Te voy arañar la espalda lobito hasta hacerte sangrar.

 

– Ven que te voy a comer.

 

Kristen se pone y le modela esos camisones tan sensuales que sabe que vuelven loco a Robert, primero se contornea con uno de gasa negro y sus bragas y su sostén de color rosado debajo, lo ve en sus ojos, lo tiene ardiendo, luego se pone uno que es una red, literal una red de color negro que tiene a Robert aullando a la luna llena cubierto de pelos, uno más y no lo cuenta, y usa uno de mucho escote, con faldita de gasas de color negro, parece una ninfa, y ya tiene al lobo encima empujando como un animal en celo, Kristen le araña la espalda con sus largas uñas rojas, muerde con sus colmillos su hombro poderoso, duro, colosal, grita como loca, la cama se rompe, empuja tan duro que parece que romperá el muro, tiene que calmarlo o la romperá en dos con su fuerza sobre natural, entonces Robert se detiene de golpe, la hoja de dos espadas le atraviesan la garganta, Kristen quiere levantarse de la cama aún no sabe bien que es lo que pasa, las dos espadas están clavadas en su pecho, grita de dolor, y la ve, una sombra en la espalda de Robert, la asesina los ha encontrado.

Es lo único que se me da bien, soy la asesina de demonios, Pucca la caza hells.

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

mapashito

Thursday, April 01, 2021

Bruna

 


– Solo te amaré a ti, a nadie más.

 

– Siento oír eso, no le cierres las puertas al amor.

 

– Solo te amaré a ti, a nadie más

 

Echo de menos el sonido de tu voz, tu respiración en mi cuello, tus abrazos, echo de menos tus bromas, el sonido de tu risa, tus chistes malos, echo de menos el calor de tus manos en mis pechos y resbalando por el sudor de mi espalda, como escribías poemas en mi piel cuando me quedaba medio dormida en tu pecho o tú me llenabas cada poro de besos, echo de menos esos besos de tu boca, el modo en el que me mirabas, nuestras locuras juntos, las sábanas mojadas, el sexo en la ducha, los fines de semana de senderismo, o estar tumbado tomando el sol como lagartos en la arena de la playa, echo de menos tu compañía, tus caricias, tu magia, encontrarme tus calzoncillos entre mis bragas cuando sacaba la ropa de la lavadora, esas tardes juntos viendo llover por la ventana, y tu decías cosas bonitas, echo de menos tus cuentos incoherentes destroza infancias tan llenos de fantasía, tu dedo secándome una lágrima de mi mejilla en los días más jodidos, esas copas de vinos viendo la televisión o un partido de futbol, echo de menos tu paciencia y tu infinito cariño cuando no sabía que ropa ponerme y te hacia desfile de modelos y tú me hacías reír y me soltabas piropos insospechados que me levantaban el animo y me llenaban de alegra, echo de menos eso, nuestra alegría juntos y nuestra paz, nuestra historia, echo de menos eso tu amor tan bonito, ninguno de los dos nos merecíamos el dolor que vino, me hiciste prometer una promesa que sabías que no cumpliría, solo te amaré a ti Merlín, a nadie más, a nadie más.

 

– ¡Bruna!, ¡Bruna!, lo tenemos.

 

– Lizard no juegues conmigo.

 

- ¡Eureka!

 

– Te lo mereces Bruna, ¿qué nombre le vas a poner?

 

- Merlínano

 

– Vamos hacer una fiesta para celebrarlo, ¿te quedas?

 

– Estoy cansada iré a casa.

 

El clima estaba así de caprichoso, por las mañanas hacia un frio polar, por las tardes era verano de toalla y playa, y de un día caluroso al rato se nublaba y se ponía a llover, lo había conseguido, después de tantos años y tantos esfuerzos lo había conseguido, y tenía que ir, sentía una presión en el pecho que la ahogaba, tenía que ir y decirle que lo había conseguido, la gente corría por las calles en busca de refugio, el cielo se puso feo, llovía muy fuerte con relámpagos y truenos, pronto se quedó sola, la gente los días de lluvia desaparece como si en lugar de agua cayese acido del cielo, no podía dejar de llorar, lágrimas en la lluvia resbalaban por sus mejillas, no sabía bien que decir ni por donde empezar, si alguien la veía y la escuchaba la tomarían por una loca.

 

– Lo hemos conseguido cariño, le puse tu nombre Merlínano, ya nadie tendrá que pasar por lo que tú y yo tuvimos que pasar, ojalá lo hubiera logrado antes, ojalá estuvieras aquí, te echo de menos.

 

La tormenta caló a Bruna hasta los huesos, no había ni un alma por la calle, dejó atrás el cementerio, iba de cuando en cuando a decirle a Merlín como le iban las cosas, que estaba a nada de crear una revolución en la industria farmacéutica, que no había olvidado su promesa, que le diera un poco más de tiempo, en el laboratorio había un chico un poco mono que le tiraba la caña por si picaba se veía a leguas que estaba interesado, el vigilante de seguridad, apretó el paso para llegar a casa, estaba empezando a sentir frio y lo último que quería ahora era agarrar un resfriado, estaba empapada hasta el último átomo de su cuerpo, se pegó una ducha caliente, sin prisa, una hora bajo la alcachofa tratando de poner en orden sus pensamientos, era la hora de la cena pero como de costumbre no tenía nada de hambre, solo picó algo, unas aceitunas y se tomó una copa de vino, que con el estomago vacío enseguida se le empezó a subir a la cabeza, seguía llorando, no podía dejar de llorar, sin darse cuenta se había acabado ella sola una botella de vino y todo comenzó a darle vueltas en la cabeza, sentía nauseas, estaba mareada, y como venía siendo costumbre en el último mes no pudo llegar a la cama quedó inconsciente en el sofá, desparramada de cualquier manera.

 

– Ese vigilante del trabajo, ¿cómo se llama?

 

– ¿Qué más da como se llama?

 

– Bruna, ¿cómo se llama?

 

– Marwan, se llama Marwan, ¿ya estás contento?

 

– No le cierres las puertas al amor.

 

– No me pidas eso.

 

– Yo solo lo digo.

 

La alarma del teléfono la despierta final countdown del grupo Europe suena a todo lo que da y la sobresalta, ufff que mala cara, tenía una aceituna pegada en la cara, esto no habrá maquillaje que lo arregle, que mala noche, la barriga revuelta por no haber comido nada y haberse clavado una botella de vino, un dolor de cabeza de narices, esperando que no haya muchos gritos en el laboratorio, hoy es un día de esos de los que no se tienen ganas de nada y donde no respondes a los buenos días y a los pesados los espantas con tan solo una mirada asesina, se recoge el pelo con un moño y decide vestirse informal unos pantalones vaqueros azules y una blusa negra con no mucho escote y encima una pequeña rebeca lila por si se le corta el cuerpo o por si alguien decide poner muy fuerte el aire acondicionado, se dispone a salir cuando Marwan le envía unos mensajes, algo gordo se esta cocinando en las altas esferas y teme que no le va a gustar ni un pelo, se lo huele pero hasta que no se lo digan en su cara no se quedará conforme, esta de mal humor hoy no irá a trabajar en bicicleta o en el bus, le apetece ir en su fiat punto negro y vuela por las calles de una ciudad que empieza a despertar no le importa la multa, le importa lo que se pueda encontrar, las últimas líneas de Marwan martillean en su cabeza, las farmacéuticas quieren que seamos enfermos crónicos.

 

– No podemos sacarlo al mercado de ese modo y ni a ese precio, la empresa quiere beneficios y este producto es una bomba de mercado.

 

- ¿Y el dolor de los enfermos y de las familias?

 

– No se lo tome como algo personal, la vida es así, el negocio es el negocio.

 

– Pero ¿qué coño me está contando?

 

Oculta su rostro con sus manos, hiperventila, a su alrededor todo son gritos, insultos, reproches, Dios, no esta pasando, cuanto hijo de puta suelto aprovechándose del dolor humano, gente ruin, sin corazón, sin escrúpulos, se hace el silencio a su alrededor, luego el vacío, y se ve quince años más joven, a sus treinta y dos años llevando a la hija de seis años de una amiga a la biblioteca provincial donde va a estar el cartero real de sus majestades los reyes magos, lo ve, tan tímido, lleva un rato espiando todos sus movimientos, por el amor del cielo es un niño grande, tan callado, tan amable, sus hermanos vinieron a verle y le hicieron bromas con eso, tiene los ojos verdes más bonitos que había visto jamás en una cara tan triste, entonces decide hacer una de sus locuras y se sienta con sus dos metros de mujer en las rodillas de aquel cartero real para sacarle la timidez, y sus majestades los reyes magos les hacen el mejor regalo de todos, encontrar el amor, hola me llamo Bruna, hola me llamo Merlín, luego vinieron unos años de amor de película, de vivir juntos, de hablar de boda, pero Merlín enfermó, los riñones, la arenilla pasó a cálculos, estos a más, a infecciones, dolores inhumanos, visitas cada vez más seguidas al hospital, la necesidad de un trasplante, y una larga y dura travesía por médicos y pruebas para acabar muriendo como un perro padeciendo dolores inimaginables, y ahora había descubierto la cura, una pastilla azul que no solo destruía todas las piedras, además recuperaba y limpiaba el riñón y todo el sistema urinario, con un mes tomando un par de pastillas al día los problemas, las enfermedades del riñón serían ya cosa del pasado, pero no iba a ocurrir, las farmacéuticas quieren que seamos enfermos crónicos, lo guardarían en un cajón y venderían las pastillas a precio de oro para los más ricos, y el recuerdo de Merlín echo harapos entre sus brazos era algo que no podía soportar, no lo permitiría, la tendrían que matar, pero esa medicina llegaría a la gente que más lo necesita.

La vida es injusta, en la vida siempre ganan los malos, los poderosos, por eso en las películas siempre ganan los buenos, porque tenemos que inyectarnos fantasía para seguir viviendo en el mundo de locos que nos ha tocado vivir, así nos engañamos, vemos una inexistente luz en el horizonte, un brillo de esperanza en que todo va a mejorar y los malos pagarán sus maldades y las personas buenas serán recompensadas por su buen corazón, fantasía, sueños que escapan entre los dedos como un montón de arena blanca, pero esta vez sí, esta vez es de esas probabilidades del 0000000,1 por ciento donde el bueno se sale con la suya y al malo le dan por donde amargan los pepinos, por donde pican las avispas, ha enviado el Merlínano por toda la red, internet, científicos, farmacéuticas, hasta al espacio para que se enteren de su existencia hasta las putas estrellas, todo se lo ha dejado en manos de Rosa montero su mejor amiga y su psicóloga en los últimos diez años, ahora huye por miedo a que le pueda pasar algo, tendrá que llevar una vida nómada, ya no podrá visitar a Merlín, ha decidido ser la heroína de su vida, de su propia película, y si algún día amanece muerta en la cuneta de una carretera no le importa estará en brazos de Merlín, si la gente supiera, tal vez los institutos o alguna biblioteca podría llevar su nombre, fantasea con Merlín mientras su fiat punto negro vuela a toda velocidad por las carreteras de media Europa.

 

– Me he pintado los labios de chocolate para llenarte de besos, para que puedas comer chocolate.

 

- ¿Y las uñas?

 

– Para llenar de chocolate tu espalda.

 

– Ahora sí que puedo llamarte bombón sin equivocarme.

 

– Haz poesía en mi cuerpo, él será el papel en el que escribas.

 

- Quiero encender la luz en cada poro de tu piel, quiero que me dejes escuchar tu respirar, conocer los caminos de tu piel, acariciar tu pelo, ese oscuro y negro como una noche sin estrellas que cae sobre tus hombros y acaricia tu espalda y que queriendo y sin querer se enreda en tu cuello, entre tus manos y mis dedos, quiero sentir el latir acelerado que provocan mis caricias, emprender un viaje al interior de tus ojos y encontrar y vivir en esos mundos mágicos que se esconden en tu corazón, quiero encender cada poro de tu piel, con besos y caricias que te sepan en la boca a poesía, recorrer ese tatuaje que te divide el cuerpo en dos, justo por la mitad de tu pecho hasta tu cintura, recorrer tu columna, leer y recitar las letras que escribieron y hacerte suspirar como yo suspiro en tu ausencia porque nos echamos de menos, uno suspira cuando lo que siente ya no le cabe en el pecho, hoy eres mi galleta de chocolate, mi casita de caramelo, mi caperucita marrón, quiero encender la luz en cara poro de tu piel y aullar como un lobo a la brillante luna que es tu cuerpo.

 

– Solo te amaré a ti, a nadie más.

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

mapashito