Thursday, April 01, 2021

Bruna

 


– Solo te amaré a ti, a nadie más.

 

– Siento oír eso, no le cierres las puertas al amor.

 

– Solo te amaré a ti, a nadie más

 

Echo de menos el sonido de tu voz, tu respiración en mi cuello, tus abrazos, echo de menos tus bromas, el sonido de tu risa, tus chistes malos, echo de menos el calor de tus manos en mis pechos y resbalando por el sudor de mi espalda, como escribías poemas en mi piel cuando me quedaba medio dormida en tu pecho o tú me llenabas cada poro de besos, echo de menos esos besos de tu boca, el modo en el que me mirabas, nuestras locuras juntos, las sábanas mojadas, el sexo en la ducha, los fines de semana de senderismo, o estar tumbado tomando el sol como lagartos en la arena de la playa, echo de menos tu compañía, tus caricias, tu magia, encontrarme tus calzoncillos entre mis bragas cuando sacaba la ropa de la lavadora, esas tardes juntos viendo llover por la ventana, y tu decías cosas bonitas, echo de menos tus cuentos incoherentes destroza infancias tan llenos de fantasía, tu dedo secándome una lágrima de mi mejilla en los días más jodidos, esas copas de vinos viendo la televisión o un partido de futbol, echo de menos tu paciencia y tu infinito cariño cuando no sabía que ropa ponerme y te hacia desfile de modelos y tú me hacías reír y me soltabas piropos insospechados que me levantaban el animo y me llenaban de alegra, echo de menos eso, nuestra alegría juntos y nuestra paz, nuestra historia, echo de menos eso tu amor tan bonito, ninguno de los dos nos merecíamos el dolor que vino, me hiciste prometer una promesa que sabías que no cumpliría, solo te amaré a ti Merlín, a nadie más, a nadie más.

 

– ¡Bruna!, ¡Bruna!, lo tenemos.

 

– Lizard no juegues conmigo.

 

- ¡Eureka!

 

– Te lo mereces Bruna, ¿qué nombre le vas a poner?

 

- Merlínano

 

– Vamos hacer una fiesta para celebrarlo, ¿te quedas?

 

– Estoy cansada iré a casa.

 

El clima estaba así de caprichoso, por las mañanas hacia un frio polar, por las tardes era verano de toalla y playa, y de un día caluroso al rato se nublaba y se ponía a llover, lo había conseguido, después de tantos años y tantos esfuerzos lo había conseguido, y tenía que ir, sentía una presión en el pecho que la ahogaba, tenía que ir y decirle que lo había conseguido, la gente corría por las calles en busca de refugio, el cielo se puso feo, llovía muy fuerte con relámpagos y truenos, pronto se quedó sola, la gente los días de lluvia desaparece como si en lugar de agua cayese acido del cielo, no podía dejar de llorar, lágrimas en la lluvia resbalaban por sus mejillas, no sabía bien que decir ni por donde empezar, si alguien la veía y la escuchaba la tomarían por una loca.

 

– Lo hemos conseguido cariño, le puse tu nombre Merlínano, ya nadie tendrá que pasar por lo que tú y yo tuvimos que pasar, ojalá lo hubiera logrado antes, ojalá estuvieras aquí, te echo de menos.

 

La tormenta caló a Bruna hasta los huesos, no había ni un alma por la calle, dejó atrás el cementerio, iba de cuando en cuando a decirle a Merlín como le iban las cosas, que estaba a nada de crear una revolución en la industria farmacéutica, que no había olvidado su promesa, que le diera un poco más de tiempo, en el laboratorio había un chico un poco mono que le tiraba la caña por si picaba se veía a leguas que estaba interesado, el vigilante de seguridad, apretó el paso para llegar a casa, estaba empezando a sentir frio y lo último que quería ahora era agarrar un resfriado, estaba empapada hasta el último átomo de su cuerpo, se pegó una ducha caliente, sin prisa, una hora bajo la alcachofa tratando de poner en orden sus pensamientos, era la hora de la cena pero como de costumbre no tenía nada de hambre, solo picó algo, unas aceitunas y se tomó una copa de vino, que con el estomago vacío enseguida se le empezó a subir a la cabeza, seguía llorando, no podía dejar de llorar, sin darse cuenta se había acabado ella sola una botella de vino y todo comenzó a darle vueltas en la cabeza, sentía nauseas, estaba mareada, y como venía siendo costumbre en el último mes no pudo llegar a la cama quedó inconsciente en el sofá, desparramada de cualquier manera.

 

– Ese vigilante del trabajo, ¿cómo se llama?

 

– ¿Qué más da como se llama?

 

– Bruna, ¿cómo se llama?

 

– Marwan, se llama Marwan, ¿ya estás contento?

 

– No le cierres las puertas al amor.

 

– No me pidas eso.

 

– Yo solo lo digo.

 

La alarma del teléfono la despierta final countdown del grupo Europe suena a todo lo que da y la sobresalta, ufff que mala cara, tenía una aceituna pegada en la cara, esto no habrá maquillaje que lo arregle, que mala noche, la barriga revuelta por no haber comido nada y haberse clavado una botella de vino, un dolor de cabeza de narices, esperando que no haya muchos gritos en el laboratorio, hoy es un día de esos de los que no se tienen ganas de nada y donde no respondes a los buenos días y a los pesados los espantas con tan solo una mirada asesina, se recoge el pelo con un moño y decide vestirse informal unos pantalones vaqueros azules y una blusa negra con no mucho escote y encima una pequeña rebeca lila por si se le corta el cuerpo o por si alguien decide poner muy fuerte el aire acondicionado, se dispone a salir cuando Marwan le envía unos mensajes, algo gordo se esta cocinando en las altas esferas y teme que no le va a gustar ni un pelo, se lo huele pero hasta que no se lo digan en su cara no se quedará conforme, esta de mal humor hoy no irá a trabajar en bicicleta o en el bus, le apetece ir en su fiat punto negro y vuela por las calles de una ciudad que empieza a despertar no le importa la multa, le importa lo que se pueda encontrar, las últimas líneas de Marwan martillean en su cabeza, las farmacéuticas quieren que seamos enfermos crónicos.

 

– No podemos sacarlo al mercado de ese modo y ni a ese precio, la empresa quiere beneficios y este producto es una bomba de mercado.

 

- ¿Y el dolor de los enfermos y de las familias?

 

– No se lo tome como algo personal, la vida es así, el negocio es el negocio.

 

– Pero ¿qué coño me está contando?

 

Oculta su rostro con sus manos, hiperventila, a su alrededor todo son gritos, insultos, reproches, Dios, no esta pasando, cuanto hijo de puta suelto aprovechándose del dolor humano, gente ruin, sin corazón, sin escrúpulos, se hace el silencio a su alrededor, luego el vacío, y se ve quince años más joven, a sus treinta y dos años llevando a la hija de seis años de una amiga a la biblioteca provincial donde va a estar el cartero real de sus majestades los reyes magos, lo ve, tan tímido, lleva un rato espiando todos sus movimientos, por el amor del cielo es un niño grande, tan callado, tan amable, sus hermanos vinieron a verle y le hicieron bromas con eso, tiene los ojos verdes más bonitos que había visto jamás en una cara tan triste, entonces decide hacer una de sus locuras y se sienta con sus dos metros de mujer en las rodillas de aquel cartero real para sacarle la timidez, y sus majestades los reyes magos les hacen el mejor regalo de todos, encontrar el amor, hola me llamo Bruna, hola me llamo Merlín, luego vinieron unos años de amor de película, de vivir juntos, de hablar de boda, pero Merlín enfermó, los riñones, la arenilla pasó a cálculos, estos a más, a infecciones, dolores inhumanos, visitas cada vez más seguidas al hospital, la necesidad de un trasplante, y una larga y dura travesía por médicos y pruebas para acabar muriendo como un perro padeciendo dolores inimaginables, y ahora había descubierto la cura, una pastilla azul que no solo destruía todas las piedras, además recuperaba y limpiaba el riñón y todo el sistema urinario, con un mes tomando un par de pastillas al día los problemas, las enfermedades del riñón serían ya cosa del pasado, pero no iba a ocurrir, las farmacéuticas quieren que seamos enfermos crónicos, lo guardarían en un cajón y venderían las pastillas a precio de oro para los más ricos, y el recuerdo de Merlín echo harapos entre sus brazos era algo que no podía soportar, no lo permitiría, la tendrían que matar, pero esa medicina llegaría a la gente que más lo necesita.

La vida es injusta, en la vida siempre ganan los malos, los poderosos, por eso en las películas siempre ganan los buenos, porque tenemos que inyectarnos fantasía para seguir viviendo en el mundo de locos que nos ha tocado vivir, así nos engañamos, vemos una inexistente luz en el horizonte, un brillo de esperanza en que todo va a mejorar y los malos pagarán sus maldades y las personas buenas serán recompensadas por su buen corazón, fantasía, sueños que escapan entre los dedos como un montón de arena blanca, pero esta vez sí, esta vez es de esas probabilidades del 0000000,1 por ciento donde el bueno se sale con la suya y al malo le dan por donde amargan los pepinos, por donde pican las avispas, ha enviado el Merlínano por toda la red, internet, científicos, farmacéuticas, hasta al espacio para que se enteren de su existencia hasta las putas estrellas, todo se lo ha dejado en manos de Rosa montero su mejor amiga y su psicóloga en los últimos diez años, ahora huye por miedo a que le pueda pasar algo, tendrá que llevar una vida nómada, ya no podrá visitar a Merlín, ha decidido ser la heroína de su vida, de su propia película, y si algún día amanece muerta en la cuneta de una carretera no le importa estará en brazos de Merlín, si la gente supiera, tal vez los institutos o alguna biblioteca podría llevar su nombre, fantasea con Merlín mientras su fiat punto negro vuela a toda velocidad por las carreteras de media Europa.

 

– Me he pintado los labios de chocolate para llenarte de besos, para que puedas comer chocolate.

 

- ¿Y las uñas?

 

– Para llenar de chocolate tu espalda.

 

– Ahora sí que puedo llamarte bombón sin equivocarme.

 

– Haz poesía en mi cuerpo, él será el papel en el que escribas.

 

- Quiero encender la luz en cada poro de tu piel, quiero que me dejes escuchar tu respirar, conocer los caminos de tu piel, acariciar tu pelo, ese oscuro y negro como una noche sin estrellas que cae sobre tus hombros y acaricia tu espalda y que queriendo y sin querer se enreda en tu cuello, entre tus manos y mis dedos, quiero sentir el latir acelerado que provocan mis caricias, emprender un viaje al interior de tus ojos y encontrar y vivir en esos mundos mágicos que se esconden en tu corazón, quiero encender cada poro de tu piel, con besos y caricias que te sepan en la boca a poesía, recorrer ese tatuaje que te divide el cuerpo en dos, justo por la mitad de tu pecho hasta tu cintura, recorrer tu columna, leer y recitar las letras que escribieron y hacerte suspirar como yo suspiro en tu ausencia porque nos echamos de menos, uno suspira cuando lo que siente ya no le cabe en el pecho, hoy eres mi galleta de chocolate, mi casita de caramelo, mi caperucita marrón, quiero encender la luz en cara poro de tu piel y aullar como un lobo a la brillante luna que es tu cuerpo.

 

– Solo te amaré a ti, a nadie más.

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

mapashito

1 Comments:

At 7:18 PM , Blogger Yurisa said...

Inyectado con un poco de realidad, los grandes laboratorios jamás jugarán a perdida ....hermoso escrito 🥰🥰

 

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