transilvania
Tú quejándote de tu pelo
rebelde y yo viendo como se te caen los versos por la cara, tú ves arrugas y
una línea y yo beso tu frente y tu cara llena de poesía, una luna moteada me
mira y se enciende el deseo en las mariposas que hacen cosquillas en mi
interior, me dan ganas de agarrar su piel y versarla hasta arrancarle al poema
de su boca suspiros, llenar de caricias sus manchas felinas, sentir sus uñas
pidiendo más que no deje de escribir en su piel toda mi poesía, y resbalan en
su sudor mis dedos que tu piel brilla como esa luna que es musa, poesía y que
su cuerpo es mi tinta y mi lienzo y no sé si vivo o si sueño cuando mis dedos
se enredan en su pelo y su boca y la mía se comen a besos, su piel y su cuerpo está
cubierto de trocitos de papel, de pedacitos de poemas, mosaico de colores para
leer junto una copa de vino al calor y la luz de las velas, y como un
rompecabezas y sacando a la vez uno a uno cuando se recita, dejarlos caer al
suelo mirando los ojos de la musa y el sonido de su risa, es sin duda esta
noche y en este día toda poesía, y emborrachados de besos y de tiernas caricias
nos atrapó el sueño, hicimos locuras y ahora duermo entre sus brazos en el
poema de su pecho.
– No podemos seguir así
Kristen.
- ¿Así cómo Robert?
– Pasando hambre.
– Ya lo hemos hablado Robert.
– Lo sé, pero sabes que me
cuesta entenderlo.
– No quiero ser como los
demás, no le haremos daño a personas inocentes.
- ¿Crees que la asesina
tendrá eso en cuenta?
– Me importa una mierda lo
que piensen los demás, nuestra raza, la asesina, los marcianos, solo gente de
mierda que no se merece el aire que respira, no tocaremos a un inocente.
– Casi todos se han marchado
lejos o a grandes ciudades, podríamos empezar de cero en otro lugar.
– Me gusta este lugar,
tenemos una vida tranquila, aquí me siento más segura que rodeada de ruido y de
millones de personas y de lo que no son personas, y no quiero hablar más del
tema, me has jodido el humor con lo bien que estábamos.
– Kristen perdón, no quise
molestarte.
– Vete a la mierda Robert,
ahora mismo no eres mi persona favorita.
Habían abandonado los lujos
que tenían en su residencia en los Ángeles, una casa grande de dos plantas, con
piscina, con sótano, con un ático espectacular, con unas vistas increíbles,
codeándose con estrellas de cine y de la televisión, con fiestas que parecían
no tener fin, lo tenían todo, y llegó el susto, la muerte de unos amigos, y
Kristen entró en pánico y tuvieron que
marcharse a vivir en un lugar más tranquilo, escondidos a los ojos de Dios, y
ahora estaban expiando sus pecados, que según Kristen eran muchos, demasiados,
y le pesaban en la conciencia y en el corazón, y encontró la paz y la
tranquilidad en otro país, en otro continente, en el culo del mundo, rompiendo
lazos con amigos y conocidos, nadie sabía que estaban allí, en Transilvania, en
un pueblo pequeño, triste y gris que no le interesa a nadie y nadie sabe que
viene en un mapa, los aceptaron de buen agrado, formaban parte de la comunidad,
eran queridos y respetados, Kristen se ganaba la vida como maestra dando clases
nocturnas a dos o tres chicas del pueblo que no podían pagarse los estudios en
una gran ciudad, y él era ayudante de policía, un señor mayor con más años de
los que podía recordar, en aquel pueblo de mala muerte todos los vecinos se
conocían y nunca pasaba nada digno de contar, vivían en una casa pequeña,
vieja, que los días de tormenta parecía caerse a pedazos, demasiado humilde
para su gusto, demasiado sencilla, una vida muy aburrida pero que hacía feliz a
Kristen, y por verla feliz y con una sonrisa en la cara haría lo que fuera
necesario, aún le costaba comprender que se habían ido a vivir a la tierra de
los vampiros en lugar de haber ido a Londres, o a París, donde podrían salir a
bailar y comer todo cuanto se les antoje, estaban en peligro los de su raza
eran más fuertes los podrían matar si se cruzaban con algunos de ellos, pero
claro allí no les podría pasar nada de nada, Kristen tenía razón, allí estaban
a salvo, estaban seguros, ni en el castillo del gran conde podrían estar más
seguros, aquel pueblucho de mala muerte no debía aparecer ni en los mapas cada
vez estaba más seguro de eso y ya incluso le picaba la curiosidad por
averiguarlo, Kristen estaba enfadada y ahora tendría que compensarla de algún
modo sino quería pasarse varías semanas viendo su cara de tortuga ninja y
durmiendo castigado en el sofá.
Robert había dejado cada
rincón del hogar lleno de margaritas blancas y margaritas amarillas, no podía
imaginar de donde las había sacado el pueblo tenía una floristería muy pequeña,
no podía estar enfadada mucho más tiempo con él, después de todo no la
comprendía y le hacia caso por un amor irracional e incondicional del que a
veces inconscientemente se estaba aprovechando, lo había arrastrado con ella a
vivir en un pueblo diminuto de un país extranjero, lejos de una vida de ruidos
y de lujos, porque Robert era un bicho de ciudad y tantos años en aquel lugar
lo estarían matando por dentro, y era un hombre de buen comer y controlaba la
bestia que tenía dentro y sus más bajos instintos solo porque ella se lo había
pedido, como pasa el tiempo de lento en unas ocasiones y en otras tan rápido,
parecía que fue ayer cuando se conocieron en las locas noches de Francia cuando
los franceses tomaron la bastilla y corrían ríos de sangre por todas sus
calles, parques y avenidas, no debe ser sencillo para un hombre lobo vivir en
aquellas condiciones y soportar el genio y el mal humor de una mujer vampiro,
estaban locos, locos de atar, huyendo de todo y de todos, leía las letras que
con cariño Robert había dejado junto a un ramo de flores y una nota que decía
lo siento, pasan los siglos y sigue siendo un romántico solo porque soy una
romántica empedernida, melosa como una fuente inagotable de miel. Que la luna te bese en mi nombre, que no importa lo que hagas
o donde estés te encuentre, que entre por la ventana de tu habitación o la de
tu alma y que te acaricie como solo ella sabe, que te abrace por las esquinas o
las avenidas, a la luz de las farolas o entre las sombras, que te abrace en tu
cama dormida y te susurre de modo casi imperceptible lo que mi corazón esconde
o siente cuando pienso en ti y tú estás ausente, que la luna te bese en mi nombre, y ponga luz con sus
estrellas a las palabras que mi corazón no te dice, que brillen como si fuese
de plata solo para mis ojos ese pelo tan bonito que tienes, esos ojazos tuyos
llenos de universos imposibles que cuando me miran me hacen sonreír como si
fuese un niño, que brille con la fuerza de los astros solo para mis ojos ese
cuerpo tuyo increíble, esa cara tan linda, esa piel suave y luminosa que no
puede ser de este mundo, diosa que de algún olimpo lejano te escapaste y que
sin proponértelo me seduces, con esa sonrisa tuya que no puede ser ni más
hermosa ni más dulce, que la luna te bese
en mi nombre, que llegue hasta donde yo no puedo llegar, por la distancia que
nos separa esta noche y todas las noches de nuestras vidas, que acaricie tu
rostro y te diga que mi corazón te quiere, que quiero besar esos labios tuyos
tan sensuales y llenar mis ojos agarrado de tu mano de un millón de amaneceres.
– Eres un hombre muy romántico, no puedo estar
enfadada contigo.
– Tú eres una mujer muy romántica no lo he
olvidado.
– Vuelves a ser mi persona favorita, esta noche
me pondré esos trapitos que tanto te gustan.
– Es noche de luna llena no respondo de mis
actos.
– Mejor, así lo hacemos de perrito.
-Ufff traviesa mujer.
- Te voy arañar la espalda lobito hasta hacerte
sangrar.
– Ven que te voy a comer.
Kristen se pone y le modela esos camisones tan
sensuales que sabe que vuelven loco a Robert, primero se contornea con uno de
gasa negro y sus bragas y su sostén de color rosado debajo, lo ve en sus ojos,
lo tiene ardiendo, luego se pone uno que es una red, literal una red de color
negro que tiene a Robert aullando a la luna llena cubierto de pelos, uno más y
no lo cuenta, y usa uno de mucho escote, con faldita de gasas de color negro,
parece una ninfa, y ya tiene al lobo encima empujando como un animal en celo,
Kristen le araña la espalda con sus largas uñas rojas, muerde con sus colmillos
su hombro poderoso, duro, colosal, grita como loca, la cama se rompe, empuja
tan duro que parece que romperá el muro, tiene que calmarlo o la romperá en dos
con su fuerza sobre natural, entonces Robert se detiene de golpe, la hoja de
dos espadas le atraviesan la garganta, Kristen quiere levantarse de la cama aún
no sabe bien que es lo que pasa, las dos espadas están clavadas en su pecho,
grita de dolor, y la ve, una sombra en la espalda de Robert, la asesina los ha
encontrado.
Es lo único que se me da bien, soy la asesina
de demonios, Pucca la caza hells.
Antonio cintas anguas
mapashito
1 Comments:
OMG ....me quedé impactada, un amor tan hermoso que todo lo soporta, que todo lo cura, ..felicidades !! ...necesito más 🥰
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