Saturday, October 31, 2020

nayeli



 Nunca vi unos árboles más altos y robustos, nunca vi unos campos y unas praderas tan verdes, ni flores más hermosas, ni animales más hermosos, nunca vi un río más bonito ni de agua más fresca y clara, nunca vi un lugar con aquella luz que lo bañaba todo de un modo especial y mágico, nunca sentí tanta paz en mi corazón, el paraíso que describen los libros debería ser más o menos parecido, si te detienes un momento y dejas de ir corriendo de un lado a otro, si callas el ruido de tu cabeza y pones atención a los sonidos que te rodean, entonces puedes oír el verdadero sonido de la vida, y te das cuenta de lo insignificante que eres, que formas como una pequeña mota de polvo o de arena en algo más grande que tú, y entonces sucede, sientes una paz interior increíble, como que tu alma se despega de tu carne y vuela hacia la luz que acaricia las ramas de los árboles que se mecen y cuyo sonido al ser acariciados por la brisa te adormecen, te enamoran, ya formas parte del paisaje, del lugar, ya no te quieres ir de allí, y te preguntas si uno cuando muere lo que abraza es una tranquilidad tan honda como la que estas respirando, sientes algo crecer dentro de tu pecho que no puedes expresar con palabras. Medio escondido en el bosque una pequeña cabaña medio ruinosa es el refugio de los amantes, los que escapan en la oscuridad de la noche para poder estar juntos, la encontraron de casualidad, la hicieron suya, la adecentaron, cada vez le hacían un arreglo nuevo, porque anhelaban poder tener una casa donde vivir juntos sin tener que esconder su amor al sol, se oían gritos medio ahogados, jadeos, gemidos, dos animales se hacían el amor como salvajes, mordiendo y arañando, la luz de la luna y de las estrellas que acariciaba sus cuerpos desnudos y sudados a través de los cristales de una ventana.

- ¡Nayeli!, ¡Nayeli!, ¡Nayeli!, ¡Nayeliiiiii! - ¡Eres mio!, ¡eres mio!, ¡mio!, ¡mio!, ¡mio! - Dios me has destrozado nunca me hicieron el amor así. - Perdóname es que perdí el control y me puse a cabalgar como una salvaje. - Eres una salvaje muy hermosa, muy traviesa, y de sangre muy caliente. - Estás haciendo un uso perverso de mi nombre, tú si que eres travieso. - Lo sé pero es que es precioso su significado, cuando me lo dijiste supe que no podría aguantarme las ganas de gritarlo, ¿por qué te pusieron ese nombre? - Fue idea de mi madre, mi padre es un hombre poco dado a expresar sus sentimientos, es un hombre tosco, duro, frío, y poco o nada cariñoso, que nunca le daba un abrazo a mi madre, nunca le daba un beso, nunca le decía te quiero, y cuando vine al mundo me puso ese nombre, y cuando mi padre se le quedó mirando ella le dijo ahora tendrás que decir te quiero cada vez que tengas que llamar a tu hija. - Que historia, tu madre debe ser una mujer increíble. - Lo es, mi padre también, pero mi madre tiene algo especial, tiene el don de la sanación porque así lo quiso el gran padre, ella pone las manos sobre tu cuerpo y reza y reza hasta que sanas. - Tengo que conocer a tu madre para que me sane todos los dolores lo que no sé es si podría con tantos. - Sí que podría, Wakanda sí podría, solo tienes que tener fe en que sanarás, me gustaría que pudiera venir y conocerte, que te pudiera rezar con las manos encima, yo no pierdo la esperanza tal vez algún día se pueda. - A mi también me gustaría, pero tú sabes que es imposible que eso suceda, en tu pueblo nunca me aceptaran, y en mi ciudad eres una persona de segunda, ¿qué significa Wakanda? - La que tiene un poder mágico en su interior, Juan deja de trabajar para los ingleses, sino puedes llevarme a Londres o a Madrid, quédate aquí conmigo, bueno aquí no, podemos marcharnos a otro lugar donde nadie nos conozca y donde podamos vivir juntos sin temor y sin tener que escondernos. - Es una buena idea, cada vez me gusta más este lugar, y cada vez me gusta más pasar el tiempo contigo Nayeli. - No sé porque hablan tan mal de los españoles, tú eres muy bueno. - Porque cuando los españoles llegaron hicieron cosas horribles, pero no exterminaron a los nativos por eso cuentan historias de padres a hijos, los ingleses cuando llegaron exterminaron a todos y no quedó nadie vivo que pudiera contar lo malvados que son los ingleses. - Juan mi madre sabe de ti, tuve que contarle, no se le escapa una y sabe que me escapo cada noche, me dijo que te abandone, pero yo le dije que tú eras mi lobo, me abrazó entre lágrimas, no seas su loba acabarás mal, pero yo seré tu loba. - Huiremos Nayeli, nos marcharemos lejos de los ingleses y lejos de tu pueblo, tan lejos como podamos. - Sí Juan en dos o tres noches podemos preparar lo necesario, te quiero Juan. - Te quiero Nayeli. Nayeli se marchó feliz, estaba muy enamorada, no le importaban las diferencias, no le importaba ser la hija del jefe, saldrían a buscarla pero en unos días desistirían y podría vivir feliz con su amor blanco, tan hermoso, con su piel blanca, sus ojos verdes que le maravillaban, su pelo rubio oscuro casi pelirojo, su barba y sus bigotitos que le rascaban el cuello o acariciaban sus pechos cuando Juan le daba los besos más dulces o cuando caía como un bebé destruido entre sus brazos cuando hacían el amor, le robaba la vitalidad, hacer el amor le daba vitalidad y él quedaba destruido y agotado, le daba tanta alegría, no se separaría de Juan nunca jamás, le hacía reír, se sentía amada, su padre nunca lo entendería y por eso estaba segura en su determinación de fugarse, debían marcharse lo más lejos posible para que su amor pudiera crecer en paz, no dejarían de aprender el idioma el uno del otro, aprender de sus costumbres, de sus historias, llegó al poblado, y una sensación extraña recorría su espalda, tuvo un mal presentimiento, demasiado silencio, su madre la estaba esperando despierta, la miró a los ojos y lo supo no hicieron falta palabras, el miedo se apoderó de ella, los guerreros no estaban allí. Ya no trabajaría más para los ingleses, Nayeli tenía razón, que se busquen otro explorador, no quería formar parte de los planes del imperio, estaban buscando oro y piedras preciosas para la reina, que se joda la reina, los ingleses no lo trataban bien por ser español, se marcharía con Nayeli todo lo lejos que pudiera, él ya había encontrado un tesoro mucho mayor y mucho más valioso que todo el oro del mundo y todas las piedras preciosas juntas, Nayeli era preciosa, con sus ojos oscuros que le tocaban el corazón con cada mirada, o cada vez que sonreía, con su pelo largo y negro hasta el infinito, un pelo precioso envidia de todas las reinas y de todos sus imperios, con una piel de bronce suave que lo volvía loco, una criatura maravillosa con su penacho de plumas azules que la acompañaba a todas partes, una mujer tan bonita, tan fuerte, tan hermosa, una mujer salvaje, un espíritu libre que le gustaba cantar y bailar bajo la luz de la luna o cada vez que veía una mariposa blanca, una mujer que lo abrumaba, que lo intimidaba, él era un hombre tranquilo, demasiado tranquilo, y ella era una tempestad, un remolino, caliente en sentimientos y en emociones, una mujer inquieta, lo abrazaba a cada rato, lo besaba a cada rato, con ganas de hacer el amor a cada rato, rápido, medio violento, medio salvaje, duro, y lo dejaba convertido en cenizas entre sus piernas o entre sus brazos, no podía seguirle el ritmo, a veces sentía que lo iba a matar, que lo iba a dejar sin aire para siempre, pero estaba enamorado, la quería, ella era salvaje como aquel lugar, pero era la flor más hermosa de todas y lo amaba como ninguna mujer antes había sido capaz, se sentía amado, protegido, seguro, contento y feliz, entonces salió de su ensoñación oía los disparos, los gritos, el cielo estaba rojo en el horizonte, lo que tanto temía por meses se hizo realidad, les estaban atacando, hubo roces constantes desde que llegaron, los nativos no los querían allí, con sus más y sus menos las tensiones se fueron solucionando, pero un grupo de mineros habían capturado a una niña en el camino y la violaron y golpearon de un modo salvaje y cruel y esa fue la gota que colmó el vaso de la paciencia, los guerreros atacaron por sorpresa y todo estaba en llamas y el blanco que no estaba muerto estaba preso y le esperaba una muerte llena de tormentos. Nayeli rogó a Wakanda que intercediera para que liberasen al prisionero español, los culpables fueron los ingleses, incluso discutió con su padre el gran jefe cosa que nunca hizo, pero no había nada que hacer los blancos debían morir, antes que esa expedición inglesa hubo otra de españoles y acabaron igual eso no ayudaba, pero no podía dejar morir a su amor tenía que encontrar el modo de liberarlo y de huir lejos de todo ese odio entre civilizaciones el amor es más fuerte, el amor lo puede todo. Ya habían matado a los violadores, los demás estaban encerrados, oyendo los gritos desgarradores de aquellos siete infelices que habían abierto las puertas del infierno y los habían condenado a todos, tuvieron una muerte horrible, los guerreros estaban sedientos de sangre y sus corazones llenos de odio, entonces la vió venir, preciosa, majestuosa, con su penacho de plumas azules, nunca el azul fue tan bonito, la vió llegar, ante sus ojos una autentica diosa, una mujer de una belleza sin igual. - Yo te liberaré amor mío, cuando todos duerman y nos marcharemos muy lejos. - Si te descubren te matarán no puedo permitirlo. - No lo entiendes Juan si tú mueres yo muero contigo. - No digas eso, puedes ser feliz sin mí. -No puedo ser feliz sin ti. - Sí puedes. - No puedo, ni quiero. - Nayeli no quiero que nada malo te ocurra, olvídame, vive feliz con los tuyos, trae guerreros al mundo. - Traeré guerreros y guerreras al mundo, y te llamarán padre porque serán tan tuyos como míos. - Pero Nayeli. - No digas nada más, te liberaré y huiremos muy lejos, tal vez al monte del destino con sus cumbres nevadas, o tal vez cerca de la playa donde su mar esta tan frío que al pisarlo pareciera que se clavan agujas en tus pies, o tal vez un valle hermoso donde nada nos moleste o un bosque frondoso con una cabaña modesta como la que tuvimos aquí estos meses. - Suena tan bonito que dan ganas de llorar. - ¿Qué nombre le pondremos a nuestros guerreros? - No lo había pensado, Ramón, o Romulo y Remo, o el nombre de tu padre. - Y mis guerreras se llamaran Rosa, Abril, Jazmín, Wakanda como mi madre o Nahimana. - Es tan bonito soñar Nayeli. - Y viviremos nuestros sueños Juan, recuerda cuando todos duerman escaparemos. - Nayeli es muy peligroso es una locura. - Cuando todos duerman amor no lo olvides. Y cuando todos dormían en el silencio de la noche Nayeli golpeó con una piedra al guerrero que vigilaba a los prisioneros y los liberó, estaba en brazos de su amado ahora podrían ir lejos muy lejos y vivir de sueños y de amor, pero los torpes ingleses al escapar fueron descubiertos y los disparos y los gritos llenaron la noche y en poco tiempo los volvieron atrapar, en el intento de huida uno de los ingleses había asesinado al gran jefe y culparon a Nayeli de traición por lo sucedido y la condenaron a morir con los blancos, Wakanda no pudo hacer nada, había otro jefe y los guerreros querían venganza, pocas noches después ataron a los enamorados a un poste, espalda con espalda atados por las muñecas y por los tobillos, formaron una hoguera a su alrededor y les prendieron fuego, Nayeli y Juan estrecharon los dedos de sus manos, con lágrimas en los ojos. - Yo creo que cuando uno muere se reencarna en otra persona te buscaré Nayeli en todas las vidas que me queden por vivir. - Yo tengo otras costumbres otras creencias y aunque no comprendo lo que me dices me gusta pensar que será así como dices, búscame yo te estaré esperando. Las llamas los alcanzó gritaron los dos ¡Nayeli!, ¡Nayeli! ¡Nayeli! hasta que un grito desgarrador rompió el cielo sin estrellas de la noche, los guerreros danzaban y cantaban a su alrededor al son de los tambores con un odio ancestral llenando sus corazones, al llegar el alba Wakanda pidió permiso para llevarse los restos de su hija, era una mujer a la que todos querían, respetaban y que había perdido a su esposo y su hija en pocos días, la veneraban y eso pudo más que el odio, la dejaron hacer y le enviaron a dos jóvenes para que la ayudasen, rezando y hablando en una lengua que nadie comprendía se llevó lo que quedaba de su hija y del hombre que la había enamorado, los llevó a lo profundo del bosque, y aunque no era costumbre en sus creencias los enterró juntos, sus cuerpos carbonizados o lo que quedaba de ellos, el gran padre comprendería y los llevaría a los verdes prados, una vez sepultados arrojó sobre la tierra sus cenizas y rompió en pedazos la vasija, rezó por sus almas, Jaspirinaycanchi, Jaspirinaycanchi, los jóvenes asustados huyeron corriendo un gran lobo negro y una loba blanca emergieron de entres las sombras, se quedaron mirando muy de cerca a Wakanda, pero Wakanda mirando los ojos azules de la loba, nunca el azul fue tan bonito, sonrió feliz, no le harían daño, no tenía miedo, por fin estaban juntos y no tenían que ocultar su amor al sol.


mapashito
antonio cintas anguas

Wednesday, October 28, 2020

boys boys boys



 - Eres lo último en que pienso al acostarme y poner mi cabeza sobre mi almohada, mi último pensamiento es tuyo, y duermo con una sonrisa en los labios y un suspiro profundo.

- Cuando me voy a dormir, siempre miro por la ventana, es lo último que hago siempre, me gusta ver las farolas encendidas, el cielo despejado, y desde que te conocí y ya para siempre, me acuerdo de ti cada vez que veo alguna estrella porque sé que te gustan, no salen en el teléfono si quiero sacarle fotos, no se ven, tengo un par que veo cada noche, entre una y dos, más o menos en el mismo sitio, y no sé que nos depara el destino, si nos veremos o no, si estaremos solos o con otra persona, no sé, pero si veo una estrella pienso en ti, y eso será ya para siempre. - No pienses que no vamos a estar juntos, eso me pone triste y no quiero estar triste. - Pero un algún día nos iremos. - Hablemos de otra cosa. - Vale, pues no lo digo. - Mejor dime algo bonito. - ¿Bonito como qué?. - Dime algo con amor. - ¿Como qué? - No hace falta que digas nada, tu silencio dice mucho. - Dime algo con amor, y me quedo en blanco y no sé que decir, el amor vive en tu modo de sonreír, dime algo bonito, y te molesta mi silencio pude verlo en tus ojos, bonito tu corazón y su millón de destellos, dime que me quieres, y lo digo tan poco que sé que te duele, y te quiero mucho, más de lo que crees, dime algo con amor, que es bonito verse reflejado en tu mirada y vivir en tu corazón, mi loca favorita, mi neurótica melosa, me besas y me abrazas y siento en la primavera de tu cuerpo el aroma y la suavidad de las rosas, dime algo con amor, eres preciosa. - Sabes como conquistarme canalla. - Soy un pecho frío lo siento, tú quieres oír un te quiero y por alguna razón me quedo callado. - Yo se interpretar tus silencios, estoy aprendiendo a leer tus silencios, a comprender que hay silencios donde me dices te quiero aunque me gustaría oírlo puedo sentirlo. - Tal vez algún día oigamos las melodías de nuestros dispositivos, ¿cómo suena el tuyo? - Whisper de Evanescense. - Yo tengo boys, boys, boys. - Jajajaja, no te creo. Sabrina era preciosa, nunca vio nada igual, no había criatura tan increíble en ningún lugar, en ningún planeta, en ningún universo, tenía un cielo en el corazón, la luz de las estrellas en su alma, era un milagro, con sus mil tatuajes, porque tenía el cuerpo lleno de tatuajes, era tatuadora, una artista, con una gran imaginación, tenía un don para dibujar, le enseñaba sus bocetos, sus creaciones y lo dejaba con la boca abierta, nunca había visto un ángel pero seguro que lo más parecido a un ángel era su Sabrina, la conocio de casualidad como las mejores cosas que nos ocurren en nuestra vida, comenzaron a escribirse, no creían en amores a distancia, en amores en redes sociales, pero pasó sin más, él tenía curiosidad por conocer a las personas y ella tenía curiosidad por conocer a los invasores, porque él era un invasor, tenía prohibido hacer lo que hacia pero no podía dejar de hacerlo, ese pequeño trabalenguas le hacia reír, Sabrina tenía algo diferente, algo adictivo, tenía ojos de hechicera y no podía despegarse de su sonrisa y de la magia que le hacia sentir en su pecho frío de emociones. Se enamoró de un invasor, así estaba de loca, todos odiaban y temían a los invasores, y ella se enamoró de uno de ellos, eran terribles, hacian cosas horribles, sometían a todos al capricho de su voluntad, y se fue a enamorar de uno, que era hielo en sentimientos como todos imaginaban, pero que por alguna razón que no comprendía la hacia reír, le resultaba gracioso, le contaba mil historias y ellas se las bebía sin poder quitarle los ojos de encima, para ella no existía un chico más guapo que aquel invasor precioso que le explicaba porque hacian lo que hacian y le contaba como eran las costumbres en otros mundos, los ninfoyurianos llegaron para repoblar el planeta de arboles, lo primero que hicieron fue llevarse a todos los políticos y lideres mundiales y acusarlos de alta traición, traición a los españoles los españoles, a los argentinos los argentinos, y así con todos, los subieron a una de sus naves enormes y los arrojaron al sol, querían cambiar la mentalidad de la humanidad, que aprendieran a vivir con sostenibilidad, a no ser tan destructivos, pero no lo consiguieron, solo conseguían plantar arboles aquí y allá, lo demás era una guerra viva, o los humanos lo creían a ellos les daba la risa como le explicaba, le dijo porque tenía curiosidad, que ellos no eran soldados aunque joder lo parecían con sus armas y sus aparatos bélicos de todos los tamaños, que eran para que lo entendiera como guardias de seguridad de un centro comercial, que eran un pueblo frío en sentimientos y muy guerrero, que los soldados eran un segundo escalón, y por encima de ellos en el tercero los aniquiladores de civilizaciones, todo iba bien, se escribían, se llamaban, cada día, así durante cuatro años, hasta que le dijo que se iban, que no sabía cuando, que habían conocido a los que en realidad gobiernan la tierra, los que mueven políticos como muñecos y que se asustaron, que debatían sin dar parte a los soldados y ahí si se jodería todo o marcharse sin mas, y en los últimos seis meses trababa de convencer a Salem para que la llevase con él o para que se quedase en la tierra con ella, fue entonces cuando se le heló el cuerpo, en todas las televisiones se veían ninfoyurianos hablando que habían descubierto con sus súper ordenadores todo sobre la pandemia que asolaba la tierra en el último año, mostraban datos, fechas, incriminaban a los chinos de haberlo provocado, fabricado, distribuido, por ambición, por poder, que consideraban un acto atroz y de guerra y que tendrían respuesta, los castigarían antes de marcharse, eso sería lo último que harían en la tierra, dejaron china sin comunicaciones, sin luz, y en la oscuridad más absoluta, aparecieron con sus naves más grandes, con sus destructores, no se veía una mierda en la televisión, corresponsales de otros países se afanaban en llevar imágenes de lo que ocurría en china y solo se veían destellos de una luz azul, el cielo se iluminaba débilmente, parecían rayos y relámpagos, se oían gritos desgarradores, detonaciones, a veces como el ruido de disparos o petardos, desde la estación espacial se decía que se podían ver esas luces azules por todo el territorio chino, nunca una noche fue más larga en la historia de la humanidad, al llegar las primeras luces del día, había que frotarse los ojos, las ciudades habían desaparecido, ¿donde carajos estaban? no se veían ruinas, no se veían cadáveres, no se veía destrucción, solo un enorme vacio y mucho polvo o arena donde antes estuvieron grandes urbes o pequeños pueblos, la mayor parte de la población de china había desaparecido en una sola noche. - Sabrina nos vamos. - ¿Cómo dices? ¿qué cojones ha pasado? - Nos vamos. - Ya lo hemos hablado quédate conmigo. - Podemos seguir hablando como hasta ahora. - No, no podemos, tú estás bien en una relación a distancia, yo quiero tocar, abrazar, besar. - No puedo quedarme y lo sabes. - Sí que puedes, tienes que romper cadenas, quédate en Salerno conmigo. - Los ninfoyurianos no son muy queridos precisamente. - Pero Salem nadie lo sabrá yo cuidaré de ti. - Tal vez dentro de un par de años cuando todo se haya olvidado. - Yo no quiero esperar dos años Salem, quédate conmigo tú no eres como ellos, tú eres bueno. - Tú me ves bueno. - Eres un pecho frío, tienes horchata en las venas, me mata cuando eres así de frío conmigo, a veces no tienes sentimientos. - Lo siento no quise lastimarte Sabrina. - Lo que pasa es que tú me quieres como si fuese un perrito. - Yo te quiero más de lo que crees y más de lo que puedo demostrar, siento ser tan frío. - No lo comprendo Salem, no te entiendo. - Y yo no te lo puedo hacer entender Sabrina, no sé como explicarlo. - Adiós Salem. - Si dejas de hablarme lo entenderé Sabrina, pero por favor no me odies. - Adiós Salem. - Adiós Sabrina. Pasaron dos años, y miraba en el horizonte aquella diminuta bola azul, y miraba cada estrella que le recordaba a Sabrina, que le recordaba su piel, sus ojos, el sonido de su risa, y una lágrima caliente resbalaba por su mejilla, al recordar en el corazón que latía en aquel pecho frío que ahora se agitaba al recordar su voz, al sentir el dolor del frío de su ausencia en lo más profundo del alma, su ángel, su diosa, el amor de su vida aunque ella no lo creyera, la mujer de sus sueños, a la que le escribía sin saber si alguna vez leía todo lo que le enviaba por aquella pantalla, a la que acariciaba como hacia con los cristales de su ventana cuando miraba los astros que brillaban en el cielo infinito y sentía en su rostro las carcajadas de su Sabrina, sus labios pequeños que le daban besos y lo tranquilizaban cuando más falta le hacia. Eres poesía, pero poesía de la buena, de las que inspira canciones, una diosa de película, la buena de una novela, un beso en silencio, un suspiro que vuela, un sol con mil destellos, la luna más llena, eres una belleza, de los ángeles su princesa, una musa y un amor con la que todos sueñan, eres un milagro de la vida, un milagro tras otro, en tus ojos, en tu piel, en los latidos de tu corazón, un milagro que da la vida con la luz de tu sonrisa, eres entre los dedos correctos el más hermoso de los poemas. Habían pasado dos años desde que los ninfomayurianos se habían ido a su planeta ninfomayu suponían todos, o tal vez estaban dando por saco en otro lugar, dos años de la partida de Salem, y no lo había olvidado, leía unas veces sí y otras veces no los mensajes que le escribía, seguía sin comprender porque se marchó, si de verdad la amaba tanto se habría quedado, pero la realidad era que aun en lo más profundo de su ser lo amaba, que le dolía su ausencia, que no sabía si estaría en otro planeta conociendo a otra mujer más guapa que ella y que lo comprendiera, leyendo sus mensajes estaba descartada esa idea, eran mensajes llenos de amor, y durante dos años, ¿quien escribe dos años sin obtener respuesta?, miraba el cielo como cada noche, aquellas tres estrellas que formaban un triangulo equilatero y que habían bautizado para ellos como constelación Sabrina por su parecido a unos lunares que tenía justo bajo su cuello a la altura de su espalda, vio pasar una estrella fugaz y con lágrimas en los ojos pidio un deseo de todo corazón, y lo llamaría, tenía que llamarlo, tenía que oír su voz, tenía que decirle tantas cosas que no sabía por donde empezar, los dos años sin respuestas le pesaban ahora en el corazón, marcó su número que había borrado porque quería olvidar a Salem, nunca pudo olvidarlo, dos años de silencio le parecían una eternidad, no contestaban pero se le iluminaron los ojos llenos de lágrimas porque a dos o tres metros de su espalda se oía acercándose, boys boys boys.


mapashito
antonio cintas anguas

Monday, October 19, 2020

tinta china

 


El clima estaba cambiando, el verano con su calor sofocante estaba comenzando a dejar noches cada vez más frescas, a mañanas cada vez más frías, por la ventana se veían en lo alto del cielo el vuelo de los pájaros que van y vienen como les enseñó la vida según las estaciones del año, Kaori tenía un bonito despertar, no como él que era un zombie durante una o dos horas, pero Kaori siempre sonreía con su cara hinchada y sus ojitos chinos que casi no se veían en su cara recién despertaba, pero que coño importaba tenía los ojos más bonitos del mundo y tenía una sonrisa que no importaba la densidad de la oscuridad ella lo llenaba todo de una luz infinita, pero hoy no se veían pájaros, ni paisajes, ni gente, ni nada, hoy amaneció con una niebla tan densa que era imposible ver las casas de enfrente, y a Kaori no le gustaban nada los días de niebla.

- Que feo, hace una niebla tan espesa que podría cortarse con un cuchillo.
- Pues no te quedes con las ganas Kaori abre un poco la ventana y apuñala a la niebla para que se vaya.
- Jajajaja, me ahogo, tan temprano y ya me estas haciendo reír, que ocurrencias tienes Carlos, me haces reír hasta dejarme sin aire.
- Si te quedas sin aire te puedo hacer el boca a boca.
- Eres todo lo que me falta, lo que siempre soñé, me dan ganas de casarme contigo te lo juro, tendría chinitas contigo.
Era tan hermosa su china, Kaori era medio asiática, medio latina, una mezcla hermosa, tenía rasgos de su madre japonesa, y rasgos de su padre cubano, se conocieron y se enamoraron en una convección manga en Miami, el amor te encuentra cuando menos te lo esperas y ya no regresaron, tenía lo más hermoso de cada imperio, o ella hacía que se viese lo más hermoso de ambos imperios, con su color de piel de bronce con muchas pecas, con sus ojos pequeños, de sangre caliente, con su pelo negro como una noche sin estrellas.
Carlos era frío, distante, solitario, había crecido en una casa donde el padre era un maltratador, una casa sin amor donde todo eran gritos y violencia, y se sentía extraño cuando le daban cariño, cuando le hablaban suave y bonito, pero dentro de Carlos había un hombre tierno, cariñoso, un desconocido que ella sacaría a besos y abrazos, Carlos no se daba cuenta pero el amor que se tenían hacía que su mundo fuese más bonito.
- Tengamos una chinita Carlos, o las que Dios quiera.
- Vale, abre las piernas Kaori.
-¿Así sin más?
- Así sin más.
- ¿Así sin desnudarme?
- Kaori no necesito desnudarte para emocionarme, tú tienes magia y quien tiene magia no necesita trucos.
- Tú si que eres mago mi amor, ni te imaginas como me haces vibrar y la humedad que provocas.
Se hicieron el amor despacio, suave, mirando los ojos del otro sin pestañear, bueno sí, cerrando los ojos de vez en cuando de placer o de amor, hablando, besando, acariciando en cada pequeño empujón, despacio, suave, muy suave, hablando y suspirando en los ojos que miraban.
- Que sean tan guapas como tú, con esos ojos tan bonitos, con tu alegría, tan cariñosas como tú, tan melosas como tú, que bailen como tú, que canten como tú, tan positivas como tú, tan románticas como tú, tan listas como tú, tan ricas como tú, tan corazón de pollo como tú, tan leonas como tú, con un cuerpo tan bonito como tú, tan independientes como tú, tan fantasiosas como tú, tan dulces como tú, tan calientes como tú, tan elegantes como tú, tan maravillosas como tú, tan brujas como tú, con tu magia por los ojos y por la piel, tan valientes como tú, tan amorosas como tú, tan diosas y putos ángeles como tú, tan bonitas como tú, tan locas como tú, tan divertidas como tú, tan sensuales como tú, con el amor a la vida como tú, con tus pequitas, con tu sonrisa, con tu risa, que besen y resuciten muertos como haces tú, que acaricien y derritan los hielos como tú, con un alma como tú, que sean poesía como tú, que sean música como tú, creo que tu ombligo y el mío tienen un romance no dejan de darse besos y de sobarse.
- Por dios que bello.
- Tú eres bella, traviesa.
- Es hermoso todo lo que me dices.
- Provocadora.
- Me encanta, eres tan romántico.
- Eres mi musa.
- Que tengan los ojos verdes y grandes como tú, que tengan tu imaginación, que sepan escribir poesía como tú, que tengan tu sentido del humor, que tengan el amor por la lectura y los libros como tú, que sepan contar historias como tú, que tengan también de ti, que se parezcan a los dos.
- Vale, medio empatamos.
Y se hicieron el amor una y otra vez, hasta agotar sus cuerpos, unas veces lento, otras veces salvaje, unas veces arañando, otras veces con besos, hasta quedar exhaustos en sus pechos, en sus corazones, hasta perder la cuenta de los orgasmos, hasta olvidar que él se sentía pequeño y poco para ella, que no podrían pasar las navidades juntos porque su familia no la aceptaba, hasta olvidar ella sus kilos de más, que se sentía fea, que odiaba sus pecas y sus manchas hasta que Carlos apareció en su vida y donde antes había lágrimas ahora solo había alegría, y se hicieron el amor como nunca antes, entre risas, porque Carlos era así de payaso, así de bromista y no importaba el lugar o lo que estuvieran haciendo siempre la hacía reír y le provocaba una y mil sonrisas.
- Le podemos llamar a nuestra china chen chu al.
- Jajaja no puedo contigo, nunca me había reído en esta situación.
- Lo sé pero así puedo besar tus gemidos y tu risa.
- Eres increíble Carlos, la chinita se llamará Carla.
- Como tú quieras, o tiramos una lata al suelo y le ponemos según suene.
-Jajaja, eres horroroso, jajaja.
-Ya esta Mulan en el horno.
- Nos va a quedar una china preciosa.
Y se durmieron agotados de tanto amor y de tanto sexo, y soñaron con una vida juntos, una vida llena de felicidad y de chinas por todas partes, una vida sin problemas donde no tuvieran que esconder su amor, o casi pedir perdón por quererse, una vida donde el amor que se sentían pudiera crecer día a día, que bonitos son los sueños que soñamos, aunque los sueños sueños son.
Duermes boca abajo y un lienzo desnudo me provoca a escribir, me llama, todos se fijan en tus tetas, en tu cara, que tienes una bonita sonrisa y que eres muy guapa, y olvidan tu espalda, lienzo donde escribir con tinta que es tan hermosa que dan ganas de poner un millón de caricias con los dedos y poner un millón de besos con los labios, que mi lengua ponga caricias también y te susurre mi boca cuando suspire o sople en tu columna, yo también te amo, y llenar de letras y sentimientos esa espalda de arriba abajo, hasta el sueño de tu cintura y llenar cada nalga de tu culo y tus muslos escribiendo te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, atentamente Carlos, chico malo me he salido de los margenes ahora debo escribir en tus piernas que eres el más sexy de todos los ángeles, tal vez deba darte la vuelta y seguir escribiendo por delante subir por tus piernas escribiendo que eres música y dibujar en tus lunares notas y corcheas, escribir en tus ingles cualquier disparate de esos calientes que nos decimos cuando nos late bien fuerte y no es el corazón, debajo de tu ombligo y todo alrededor como una espiral me vuelve loco tu vientre, piropos en tus costados de esos que solo tú oyes y que te emocionan, en tus brazos el paraíso existe cuando se está atrapado en ellos, en tus tetas dibujo rosas y estrellas que carita de buena cuando duermes, nadie diría que las tres sois tan traviesas, en tu pecho que está tan lleno de amor, que es mi templo y mi refugio el cielo libre y loco para mi imaginación, en tus mejillas escribo a besos que eres mi musa y que no solo sudarás tinta cuando hagamos el amor, esta vez cuando muera entre tus piernas en las llamas de tu pasión podremos decir y no será mentira que sudas, destilas, eres, poesía.
antonio cintas anguas
mapashito

Tuesday, October 13, 2020

este sueño

 



El tiempo era muy agradable, atrás quedaba el frío de los meses de invierno, la primavera llegó pisando fuerte, las flores habían explotado de un día para otro llenando todo de color y de aromas, los pájaros no dejaban de cantar, y el cuerpo pedía calle y cerveza bien fría, Rodrigo sonreía al pensar en Jimena, que seguro venía con prisas, y no tardó en verla llegar, corriendo por la avenida, tan espectacular como cuando se conocieron de jóvenes, seguía siendo tan hermosa como siempre, tan espectacular a sus ojos, con su blusa negra y sus vaqueros azules, con el pelo largo rubio y desordenado al viento, con un carmín rojo en los labios que despertaban las ganas de robarle un beso.

 

-Rodrigo perdona el retraso olvidé por completo que cambiaron la hora

 

-me lo he imaginado Jimena no pasa nada no te preocupes a todos nos ha pasado alguna vez

 

-¿llevas mucho rato esperando?

 

-no pasa nada, te pedí una cerveza, descansa que vienes corriendo

 

-eres un amor, gracias la necesitaba, uff que calor hace hoy

 

-¿puedo preguntarte algo intimo y personal Jimena?

 

-claro que puedes, son muchos años de confianza

 

-¿por qué eres tan guapa?

 

-que cosas me dices

 

Y se besaron, sin importarles que las calles estuviesen abarrotadas de gente y que millones de ojos se le pudieran quedar mirando, Rodrigo le raspaba un poco con su barba y le hacia cosquillas con su bigote en el cuello, Jimena lo miraba a los ojos y dejaba el rojo de su carmín en los labios de su amado, besos con sabor a cerveza de dos locos enamorados que se tenían ganas

 

-¿Rodrigo ves las casas del cerro?

 

-sí las veo

 

-me gustan esas casas, me gusta ese cerro, la naturaleza y el silencio que la rodea

 

-tal vez algún día podamos vender el piso y comprarnos una

 

-sí me encantaría, y podría tener un perrito

 

-y un jardín donde plantar flores y un naranjito o un limonero

 

-que bonito es soñar Rodrigo

 

-tú sí que eres bonita Jimena

 

Caminaron largo rato agarrados de la mano, el cielo había cambiado de color, la ciudad había mudado su piel, el alumbrado público acababa de despertar, compraron una botella de vino, la noche aunque tibia parecía anunciar que sería calurosa, Jimena no dejaba de reír y de sonreír nerviosa, estaba muy activa y revoltosa llena de una energía inagotable y Rodrigo no podía dejar de mirarla porque sentía que vivía en su sonrisa

 

-voy a ponerme cómoda ve sirviendo el vino

 

-¿y las niñas jimena?

 

-están en Vivar en la casa de campo con los crios

 

-guau me encanta esa blusa

 

-gracias, ya sé que es muy escotada

 

-me encanta la blusa pero tú más

 

-bebe más vino cariño

 

-solo puedo tomar una copa si bebo dos me emborracho y no tienes que emborracharme si quieres abusar de mi, por ti me dejo

 

-a mí me pasa lo mismo Rodrigo me emborracho enseguida y tú tampoco tienes que emborracharme para abusar de mi, me dejo

 

-estás hoy intensa y traviesa

 

-lo sé, no sé que me pasa, estoy atrevida y descarada

 

-no te cortes, son muchos años juntos me gusta cuando eres tú

 

Rodrigo se tendió en la cama a estirar su espalda tantas horas descargando pesadas cajas llenas de libros le estaban pasando factura a su columna, Jimena se puso encima la blusa y el escote dejaban todo a la vista de Rodrigo, tenía un brillo distinto en los ojos no parecía la misma mujer y su sonrisa pícara provocaba la sonrisa de Rodrigo, las puedes ver son tuyas, las puedes tocar si quieres, hazme lo que quieras Rodrigo

 

-Jimena grita al mundo que me amas

 

-te amo

 

-¿por qué me lo susurras bajito y al oído?

 

-porque mi mundo eres tú

 

Las primeras luces de la mañana entraba por el gran ventanal, la ciudad comenzaba a despertar lentamente, una brisa fresca movía las cortinas y Rodrigo no podía quitarle los ojos de encima a Jimena no podía dejar de mirarla, allí estaba, dormida, bañada en un sudor que le pertenecía, habían incendiado la habitación con jadeos y gemidos, habían entregado el alma y el corazón, sin dejar de mirarse el uno al otro con miradas de fuego no podía dejar de mirarla, con la ropa tirada por el suelo, desnuda y vestida solo con un millón de caricias y de besos, aun tenía el sabor de su humedad en la boca y volvía arder de deseos, allí estaba su ángel celestial, el más hermoso que nunca tuvo el reino de los cielos. No podía dejar de mirarla, y recordar como se comieron el uno al otro en la noche, en un momento único y mágico en donde pudo besar cada rincón de su cuerpo, donde pudo sentir el calor de su piel y las llamas en las manos que recorrían su espalda mientras besaba ciego de placer la suavidad de sus pechos no podía dejar de mirarla, aun oía en su cabeza sus mil dios mío y sus mil te quieros y como todos sus suspiros acabaron en su corazón, allí estaba, tendida quieta y dormida, su mágica tormenta, su guerrera más fiera, la amiga más fiel y una leal compañera, olía a ella, a su piel, a sus ganas, al sudor de su amor y de sus ansias, se acomodó y la abrazó para que no tuviese frío, la cubrió con las sábanas, y se pegó todo lo que pudo a su cuerpo porque no quería despertar de este sueño, al que llamó, el sueño de los despiertos.

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

mapashito

Monday, October 05, 2020

yo tu bruja y tú mi lobo

 


- ¿A que hueles?

- Huelo a ti, a tu amor, a tus besos, a tus caricias, a tu piel, a tus abrazos, a tu saliva, a tus orgasmos, a tus gemidos, a tus jadeos, a tus suspiros, a tu pelo, a tus cremas, a tus fragancias, a tus aromas, a tu ropa, a tu jabón, huelo a ti, a tu sudor, a las flores de tus tetas, a las rosas de tu boca, al jardín de tu entrepierna, a los pétalos de tu cuerpo, al caramelo del bombón del que estás rellena, a tu vientre, a tus muslos, a tu culo, a la piruleta de tu espalda, a tu lengua, huelo a ti y tus ganas.
- Yo la bruja y tú mi lobo, solo con magia te tengo cerca, muevo mi várita, unas palabras y te tengo a mi lado bebiendo vino y comiendo fresas, mirando a mis ojos besando mis labios con tus garras en mis caderas, abrazándome fuerte al calor de tu pecho aullando par de locos a la luna llena, yo la bruja y tú mi lobo, solo con magia te tengo cerca, cierro los ojos y siento tu aliento en mi cuello y la humedad caliente de tu lengua, suspiro muy profundo me oyen hasta las estrellas si estás aquí te destruyo, no existe magia más fuerte que aquella que tú despiertas.
- No podemos seguir así, tenemos que vernos.
- Ven, te espero donde siempre, no tardes.
El bosque era espeso, oscuro, el camino estrecho y peligroso, solo se veía con la tenue luz de la luna y de las estrellas que las ramas gigantes de árboles milenarios ocultaban tras sus hojas, había que caminar seguro, un mal paso y podrías sufrir un accidente fatal, caer por una ladera, caer en un agujero, o en una trampa para osos, o peor aún perder el sendero y extraviarte en aquel bosque sin fin y que te rodeen los lobos, no quería ser la cena de aquella jauría que se oía a lo lejos debía ser una muerte horrible, agarró con fuerza su hacha por si tenía que romper en dos algún peligro, y apresuró el paso, no quería estar en el bosque en horas tan intempestivas ni un solo minuto más de lo necesario, después de un rato donde el camino se estrechaba cada vez más hasta quedar casi a oscuras, hasta querer casi dar media vuelta agobiado por las ramas y la espesa vegetación se abría, un pequeño claro, no muy grande, con el espacio para una pequeña casa de dos plantas de altura de aspecto fantasmal con las luces y sombras que le otorgaban la noche, la casa del terror para algunos, por su historia, por su mala fama, pero para él la casa de chocolate, allí la aguardaba como tantas veces, su amada, y allí la encontró, toda la casa estaba a oscuras, la sala, los pasillos, las escaleras, cada habitación, solo una tenue luz brillaba en aquella oscuridad absoluta, la llama de un par de velas, el olor a incienso, a cera quemada, el camino a la habitación de Muriel, allí la encontró, preciosa, perversa, con su lencería sexy de color negro, con encajes que volvería loco al más cuerdo de los hombres, con su mirada traviesa, con su sonrisa lasciva, entre ellos desde el principio hubo química, no había otra explicación para aquel amor de locos, para aquellos momentos de sexo salvaje, o desenfrenado, llenos de una pasión que ninguno de los dos era capaz de controlar.
- Por fin llegas, ya pensaba que me dejarías sola en mitad del bosque, indefensa entre los lobos, y quien sabe, en manos de algún desalmado.
- Tú no eres una mujer indefensa, y pobre de aquel desalmado o desalmados que osen perturbar tu vida y corromper el santuario que es esta casa.
- No soy tan mala mi lobo.
- Eres una bruja cariño.
- Pero una bruja buena.
- Conmigo siempre eres una bruja buena.
- Porque yo soy tu bruja y tú eres mi lobo.
- Sabes que nadie vendrá aquí, todos tienen miedo de este lugar.
- Siempre hay algún loco, algunos borrachos, nunca se sabe.
- ¿Y no te da miedo?
- Si te tengo a ti a mi lado nada ni nadie me da miedo.
- ¿Y si no me tienes a tu lado?
- No rompas el hechizo, ya sabes la respuesta.
- Los lobos te protegen.
- Los lobos me aman, ellos no me protegen, protegen a los forasteros.
- Los protegen a mordiscos sería un buen debate no estoy yo muy de acuerdo.
- A ti no te hicieron nada, ¿verdad?
- Verdad, ni los he visto.
- Y estaban mucho más cerca de lo que imaginas, pero aman a su mamá, y saben que yo soy tu bruja y tú eres mi lobo.
- Ven, no muerdo, bueno sí, sabes que sí, pero suavecito.
Muriel era una mujer irresistible, su poder estaba en sus ojos, no mirabas su cuerpo, ni el tamaño de sus pechos o de sus caderas, tenía algo en los ojos, en su mirada, en su sonrisa, no podías dejar de mirar a sus gafas y quedarte hechizado en aquellos ojos que miraban, hablaban y besaban y te llevaban a un mundo de sueños del que no querías escapar jamás, no era muy alta pero su pelo largo y negro y su piel suave y cálida eran maravillas para todos los sentidos, y ella lo sabía y le sacaba partido, era pura magia desde los pies a la cabeza, era pura rebeldía, tan llena de energía que parecía que nunca se agotaba, hacían el amor y él quedaba muerto y para el arrastre y ella estaba fresca como una lechuga, siempre jovial, divertida, hablando con sus gatos, no sabía ni cuantos tenía, aquella casa, aquel claro del bosque tenía gatos en cada rincón, y los lobos ni se les acercaban, más bien incluso parecía que les tenían respeto o miedo.
A Muriel le gustaba provocar a Logan, ver y sentir como la desnudaba con los ojos, como se le hacía la boca agua, como la embestía con violencia mientras la miraba, como transpiraba deseo, aquel gigante barbudo de manos toscas por el duro trabajo en el bosque tenía algo perturbador, no amaba a los hombres, ni siquiera le atraían pero Logan sí, Logan despertaba todos sus demonios y la llenaba de paz al mismo tiempo, cuando le ponía las manos encima o cuando le susurraba al oído explotaba y perdía el control, se convertía en un animal salvaje pidiendo sexo, en un animal salvaje hambriento de amor, de abrazos, de besos, Logan la hizo crecer, su amistad, su cariño, su amor, todo era verdadero, no era un sucio cobarde queriendo acabar con los mitos de aquella casa, de aquella familia, de su familia afincada en ese bosque desde el comienzo de los tiempos, con una muy mala y casi ganada reputación, el bosque cuidaba a todas las mujeres generación tras generación, lo tenía tan cerca, al alcance de su mano, de sus ganas, de sus más oscuros deseos, se puso la lencería que lo volvía loco, lo provocaba, lo hacía arder, y se lo comió, ella dejaba que Logan creyese que se la comía para alimentar el ego masculino, pero se lo comía ella, mandaba ella, ella era su bruja y el era su lobo, su lobo, aullaba y mordía en la palma de su mano, bajo su cuerpo, entre sus piernas, en sueños, porque sabía que no podía dejar de pensar en ella porque había dejado una huella imborrable en lo más profundo de su ser, se raspaba con la barba de su leñador, con sus bigotes rudos, porque Logan era leñador, iba a todas partes con su hacha enorme, y a ella le encantaba sentir que podría partirla en dos, y lo destruyó, lo destrozó, le hizo el amor una vez tras otra hasta que aquel hombretón ya no pudo más y desfalleció bajo su cuerpo exhausto muerto y revivido por aquella magia única que existía entre ambos cuerpos, entre ambos corazones. Ella rompía la soledad de aquel hombre huraño que la quería tal como era sin juzgarla y sin querer cambiarla, nadie en el pueblo le hablaba, recelaban, le tenían miedo, pero Logan no, aquel huraño cascarrabias la amaba, los dos se querían, eran una extraña pareja no podían ser más diferentes, pero se complementaban a la perfección.
- Debo ir a trabajar, pero no puedo ni moverme.
- Tienes una voz muy sexy, me encanta oírte.
- Eso no me lo habían dicho nunca.
- Tienes una voz bonita, no me canso de escucharte, me pone todo de punta, me emociona, me enciende, me hace suspirar, podrías trabajar en la radio.
- Estaría bien, me gustaría, de joven me gustaba la idea, pero eso ya pasó ahora debo ir a cortar árboles.
- Tienes un trabajo muy feo, me gustan los árboles.
- Sé que te gustan Muriel pero es lo que hay.
- Ojala hubiesen muchos más bosques como este por todo el mundo, tal vez en un futuro cuando los hombres ya no tengan más remedio que emigrar a otro planeta, o cuando diezmen o se extingan.
- Me acojonas cuando te pones hablar así.
- No me tengas miedo, tú no, yo soy tu bruja y tú eres mi lobo.
- Eres mi bruja lo sé, mi locura, mi refugio.
- Tu refugio no lo olvides nunca.
- Contigo me siento querido, protegido, seguro.
- Aquí nunca podrán hacerte daño, yo no permitiré que nada ni nadie te lastime.
- Eres un amor de mujer.
- ¿Verdad que sí?
- Volveré mañana si quieres y me quedaré unos días si quieres claro.
- Puedes quedarte toda la vida.
- Tentador, estoy a nada de aceptarlo.
- No te lo pienses tanto no serás tan feliz en ningún otro lugar y lo sabes.
- Lo se, te juro que lo sé.
- Me voy con mis amigas, es el cumpleaños de dos de ellas.
- ¿Noche de brujas?, diviertete y les das saludos de mi parte.
Logan se marchó por el estrecho sendero del bosque, dejando atrás a los gatos, a la casa de la abuelita porque aquella villa tenía nombre, la casa de la abuelita a la que todos los lugareños le tenían miedo y contaban historias aterradoras de padres a hijos, para que nadie se adentrase en el bosque porque los lobos o las brujas los harían pedazos o se los comerían, y tenían razón en casi todo, porque Muriel era una bruja como muchas otras antes que ella, y ahora iba tras los pasos de Logan espiandolo entre los árboles del bosque vestida con su capa y caperuza rojas.


antonio cintas anguas
mapashito