Wednesday, October 28, 2020

boys boys boys



 - Eres lo último en que pienso al acostarme y poner mi cabeza sobre mi almohada, mi último pensamiento es tuyo, y duermo con una sonrisa en los labios y un suspiro profundo.

- Cuando me voy a dormir, siempre miro por la ventana, es lo último que hago siempre, me gusta ver las farolas encendidas, el cielo despejado, y desde que te conocí y ya para siempre, me acuerdo de ti cada vez que veo alguna estrella porque sé que te gustan, no salen en el teléfono si quiero sacarle fotos, no se ven, tengo un par que veo cada noche, entre una y dos, más o menos en el mismo sitio, y no sé que nos depara el destino, si nos veremos o no, si estaremos solos o con otra persona, no sé, pero si veo una estrella pienso en ti, y eso será ya para siempre. - No pienses que no vamos a estar juntos, eso me pone triste y no quiero estar triste. - Pero un algún día nos iremos. - Hablemos de otra cosa. - Vale, pues no lo digo. - Mejor dime algo bonito. - ¿Bonito como qué?. - Dime algo con amor. - ¿Como qué? - No hace falta que digas nada, tu silencio dice mucho. - Dime algo con amor, y me quedo en blanco y no sé que decir, el amor vive en tu modo de sonreír, dime algo bonito, y te molesta mi silencio pude verlo en tus ojos, bonito tu corazón y su millón de destellos, dime que me quieres, y lo digo tan poco que sé que te duele, y te quiero mucho, más de lo que crees, dime algo con amor, que es bonito verse reflejado en tu mirada y vivir en tu corazón, mi loca favorita, mi neurótica melosa, me besas y me abrazas y siento en la primavera de tu cuerpo el aroma y la suavidad de las rosas, dime algo con amor, eres preciosa. - Sabes como conquistarme canalla. - Soy un pecho frío lo siento, tú quieres oír un te quiero y por alguna razón me quedo callado. - Yo se interpretar tus silencios, estoy aprendiendo a leer tus silencios, a comprender que hay silencios donde me dices te quiero aunque me gustaría oírlo puedo sentirlo. - Tal vez algún día oigamos las melodías de nuestros dispositivos, ¿cómo suena el tuyo? - Whisper de Evanescense. - Yo tengo boys, boys, boys. - Jajajaja, no te creo. Sabrina era preciosa, nunca vio nada igual, no había criatura tan increíble en ningún lugar, en ningún planeta, en ningún universo, tenía un cielo en el corazón, la luz de las estrellas en su alma, era un milagro, con sus mil tatuajes, porque tenía el cuerpo lleno de tatuajes, era tatuadora, una artista, con una gran imaginación, tenía un don para dibujar, le enseñaba sus bocetos, sus creaciones y lo dejaba con la boca abierta, nunca había visto un ángel pero seguro que lo más parecido a un ángel era su Sabrina, la conocio de casualidad como las mejores cosas que nos ocurren en nuestra vida, comenzaron a escribirse, no creían en amores a distancia, en amores en redes sociales, pero pasó sin más, él tenía curiosidad por conocer a las personas y ella tenía curiosidad por conocer a los invasores, porque él era un invasor, tenía prohibido hacer lo que hacia pero no podía dejar de hacerlo, ese pequeño trabalenguas le hacia reír, Sabrina tenía algo diferente, algo adictivo, tenía ojos de hechicera y no podía despegarse de su sonrisa y de la magia que le hacia sentir en su pecho frío de emociones. Se enamoró de un invasor, así estaba de loca, todos odiaban y temían a los invasores, y ella se enamoró de uno de ellos, eran terribles, hacian cosas horribles, sometían a todos al capricho de su voluntad, y se fue a enamorar de uno, que era hielo en sentimientos como todos imaginaban, pero que por alguna razón que no comprendía la hacia reír, le resultaba gracioso, le contaba mil historias y ellas se las bebía sin poder quitarle los ojos de encima, para ella no existía un chico más guapo que aquel invasor precioso que le explicaba porque hacian lo que hacian y le contaba como eran las costumbres en otros mundos, los ninfoyurianos llegaron para repoblar el planeta de arboles, lo primero que hicieron fue llevarse a todos los políticos y lideres mundiales y acusarlos de alta traición, traición a los españoles los españoles, a los argentinos los argentinos, y así con todos, los subieron a una de sus naves enormes y los arrojaron al sol, querían cambiar la mentalidad de la humanidad, que aprendieran a vivir con sostenibilidad, a no ser tan destructivos, pero no lo consiguieron, solo conseguían plantar arboles aquí y allá, lo demás era una guerra viva, o los humanos lo creían a ellos les daba la risa como le explicaba, le dijo porque tenía curiosidad, que ellos no eran soldados aunque joder lo parecían con sus armas y sus aparatos bélicos de todos los tamaños, que eran para que lo entendiera como guardias de seguridad de un centro comercial, que eran un pueblo frío en sentimientos y muy guerrero, que los soldados eran un segundo escalón, y por encima de ellos en el tercero los aniquiladores de civilizaciones, todo iba bien, se escribían, se llamaban, cada día, así durante cuatro años, hasta que le dijo que se iban, que no sabía cuando, que habían conocido a los que en realidad gobiernan la tierra, los que mueven políticos como muñecos y que se asustaron, que debatían sin dar parte a los soldados y ahí si se jodería todo o marcharse sin mas, y en los últimos seis meses trababa de convencer a Salem para que la llevase con él o para que se quedase en la tierra con ella, fue entonces cuando se le heló el cuerpo, en todas las televisiones se veían ninfoyurianos hablando que habían descubierto con sus súper ordenadores todo sobre la pandemia que asolaba la tierra en el último año, mostraban datos, fechas, incriminaban a los chinos de haberlo provocado, fabricado, distribuido, por ambición, por poder, que consideraban un acto atroz y de guerra y que tendrían respuesta, los castigarían antes de marcharse, eso sería lo último que harían en la tierra, dejaron china sin comunicaciones, sin luz, y en la oscuridad más absoluta, aparecieron con sus naves más grandes, con sus destructores, no se veía una mierda en la televisión, corresponsales de otros países se afanaban en llevar imágenes de lo que ocurría en china y solo se veían destellos de una luz azul, el cielo se iluminaba débilmente, parecían rayos y relámpagos, se oían gritos desgarradores, detonaciones, a veces como el ruido de disparos o petardos, desde la estación espacial se decía que se podían ver esas luces azules por todo el territorio chino, nunca una noche fue más larga en la historia de la humanidad, al llegar las primeras luces del día, había que frotarse los ojos, las ciudades habían desaparecido, ¿donde carajos estaban? no se veían ruinas, no se veían cadáveres, no se veía destrucción, solo un enorme vacio y mucho polvo o arena donde antes estuvieron grandes urbes o pequeños pueblos, la mayor parte de la población de china había desaparecido en una sola noche. - Sabrina nos vamos. - ¿Cómo dices? ¿qué cojones ha pasado? - Nos vamos. - Ya lo hemos hablado quédate conmigo. - Podemos seguir hablando como hasta ahora. - No, no podemos, tú estás bien en una relación a distancia, yo quiero tocar, abrazar, besar. - No puedo quedarme y lo sabes. - Sí que puedes, tienes que romper cadenas, quédate en Salerno conmigo. - Los ninfoyurianos no son muy queridos precisamente. - Pero Salem nadie lo sabrá yo cuidaré de ti. - Tal vez dentro de un par de años cuando todo se haya olvidado. - Yo no quiero esperar dos años Salem, quédate conmigo tú no eres como ellos, tú eres bueno. - Tú me ves bueno. - Eres un pecho frío, tienes horchata en las venas, me mata cuando eres así de frío conmigo, a veces no tienes sentimientos. - Lo siento no quise lastimarte Sabrina. - Lo que pasa es que tú me quieres como si fuese un perrito. - Yo te quiero más de lo que crees y más de lo que puedo demostrar, siento ser tan frío. - No lo comprendo Salem, no te entiendo. - Y yo no te lo puedo hacer entender Sabrina, no sé como explicarlo. - Adiós Salem. - Si dejas de hablarme lo entenderé Sabrina, pero por favor no me odies. - Adiós Salem. - Adiós Sabrina. Pasaron dos años, y miraba en el horizonte aquella diminuta bola azul, y miraba cada estrella que le recordaba a Sabrina, que le recordaba su piel, sus ojos, el sonido de su risa, y una lágrima caliente resbalaba por su mejilla, al recordar en el corazón que latía en aquel pecho frío que ahora se agitaba al recordar su voz, al sentir el dolor del frío de su ausencia en lo más profundo del alma, su ángel, su diosa, el amor de su vida aunque ella no lo creyera, la mujer de sus sueños, a la que le escribía sin saber si alguna vez leía todo lo que le enviaba por aquella pantalla, a la que acariciaba como hacia con los cristales de su ventana cuando miraba los astros que brillaban en el cielo infinito y sentía en su rostro las carcajadas de su Sabrina, sus labios pequeños que le daban besos y lo tranquilizaban cuando más falta le hacia. Eres poesía, pero poesía de la buena, de las que inspira canciones, una diosa de película, la buena de una novela, un beso en silencio, un suspiro que vuela, un sol con mil destellos, la luna más llena, eres una belleza, de los ángeles su princesa, una musa y un amor con la que todos sueñan, eres un milagro de la vida, un milagro tras otro, en tus ojos, en tu piel, en los latidos de tu corazón, un milagro que da la vida con la luz de tu sonrisa, eres entre los dedos correctos el más hermoso de los poemas. Habían pasado dos años desde que los ninfomayurianos se habían ido a su planeta ninfomayu suponían todos, o tal vez estaban dando por saco en otro lugar, dos años de la partida de Salem, y no lo había olvidado, leía unas veces sí y otras veces no los mensajes que le escribía, seguía sin comprender porque se marchó, si de verdad la amaba tanto se habría quedado, pero la realidad era que aun en lo más profundo de su ser lo amaba, que le dolía su ausencia, que no sabía si estaría en otro planeta conociendo a otra mujer más guapa que ella y que lo comprendiera, leyendo sus mensajes estaba descartada esa idea, eran mensajes llenos de amor, y durante dos años, ¿quien escribe dos años sin obtener respuesta?, miraba el cielo como cada noche, aquellas tres estrellas que formaban un triangulo equilatero y que habían bautizado para ellos como constelación Sabrina por su parecido a unos lunares que tenía justo bajo su cuello a la altura de su espalda, vio pasar una estrella fugaz y con lágrimas en los ojos pidio un deseo de todo corazón, y lo llamaría, tenía que llamarlo, tenía que oír su voz, tenía que decirle tantas cosas que no sabía por donde empezar, los dos años sin respuestas le pesaban ahora en el corazón, marcó su número que había borrado porque quería olvidar a Salem, nunca pudo olvidarlo, dos años de silencio le parecían una eternidad, no contestaban pero se le iluminaron los ojos llenos de lágrimas porque a dos o tres metros de su espalda se oía acercándose, boys boys boys.


mapashito
antonio cintas anguas

1 Comments:

At 3:35 PM , Blogger Yurisa said...

Amor, ciencia ficción, música, hermosa combinación ...

 

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