Wednesday, September 02, 2020

piña

 


- Dios me odia, la vida me odia, o el destino, o quien sea me odia, solo es feliz viéndome sufrir, estoy cansado, muy cansado, hay días que solo tengo ganas de dormir y de llorar, ojala pudiera quedarme dormido y no volver a despertar, pero no tendré esa suerte, Dios, o la vida, el puto destino me tiene reservado una muerte cruel y dolorosa.

- no sabes lo triste que me pone verte así, me haces llorar, tienes que animarte, todo pasará ya lo verás, Dios nos envía pruebas, sanarás Marco Antonio solo tienes que tener paciencia, no ser tan negativo, creeme hombre de poca fe, yo cuidaré de ti. - si dejas de hablarme lo entiendo, no puedo darte la vida que te mereces, la vida que sueñas, soy poco menos que un mueble la mayor parte del tiempo lo paso en la cama, o yendo y viniendo de médicos y hospitales, siento ser tan pesimista, estar tan derrotado, ser tan seco, pero no puedo evitarlo me sale de dentro, soy así que puedo decir. - tú no eres así, hay un hombre precioso dentro de ti, yo lo he visto con su media sonrisa que me encanta, con sus chistes y sus bromas, un hombre romántico y cariñoso, un poco seco sí, demasiado para mi gusto, pero estás lleno de luz, yo lo he visto, detrás de esa cara triste y apagada que tienes hoy, un hombre que me mata de la risa, que me sana con su cariño, que me hizo creer en mi misma, que logró que me valorase, que me viese guapa, sexy, sensual, has despertado algo dentro de mi que llevaba mucho tiempo dormido y que no se atrevía a salir, yo cuidaré de ti, todo va a estar bien, solo tienes que tener un poco de paciencia, recuerda que si tú caes yo caigo contigo, eres mi fuerza, has traído alegría a mi vida, solo tienes que comer más fruta, come piña. - no sé que hice para que me quieras tanto, eres un regalo del cielo, me tocó la lotería contigo, ojala algún día pueda quererte tanto como tú me quieres, aunque creo que eso es imposible, nadie ni nada puede amar o querer tanto como lo hace ese corazón enorme que late en tu pecho Cleo, en la próxima vida la contraseña para encontrarnos será come más piña. - si el corazón es grande como mis tetas entonces tienes razón nadie tiene un corazón más grande que el que tengo yo. - jajaja estás loca Cleo. - una loca para un loquito, alegra esa cara amor, ya sé como alegrarte, no te muevas. Cleo era una mujer grande, y guapa, se ganaba la vida como modelo eso sí modesta pero como modelo al fin y al cabo de tallas grandes, y Marco Antonio había despertado en ella su sensualidad y una coqueteria que no conocía y que ahora le divertía y le gustaba, se compraba ropa interior atrevida, y le hacia un pase de modelos privados solo para sus ojos, siempre nerviosa, activa, y con una sonrisa que le llenaba la cara y le nacía de lo más profundo del alma. Marco Antonio casi siempre estaba enfermo, desde muy niño siempre padecía de dolores o de enfermedades, vivía rachas buenas donde los dolores le dejaban respirar un poco y vuelta a virus, y lo que no son virus, y eso le fue comiendo por dentro, la alegría, la ilusión, las ganas de vivir, estaba desesperado, abrumado por tantos años de dolores, tantas medicinas, tantas agujas, Cleo fue un soplo de aire fresco en su vida, pero no podía seguirle el ritmo, los dolores no le dejaban en paz, y allí la tenia ante sus ojos, picara, traviesa, juguetona, con su piel de bronce, su melena azabache, su cabello lacio cayendo por sus hombros y su espalda, con su lencería tan sensual, unas de color rosa, al poco de color blanco, o amarilla, traviesa, riendo nerviosa haciendo poses sugerentes, con su bata de gasa trasparente, estaba arrebatadora, no existía en este miserable planeta una criatura más hermosa que ella, el mundo se hacia pedazos a su alrededor, en una guerra de años entre negacionistas y los gobiernos, en una lucha de poder farmacologica por tener las mejores vacunas contra los virus que desde hacia años asolaban en el mundo y que hacían morir a millones de personas, poco importaban las mascarillas, o las manifestaciones, estaban solos los fines de semana en esas cuatro paredes, aquella habitación era el paraíso de ambos, su santuario de amor, y ahora la pasarela de Milán para sus sentidos, para sus ojos lascivos y enamorados, Cleo tras una vida de malos tratos encontró la fuerza para volar en libertad cuando ya hubo criado a los hijos y estos hicieron su vida cada cual por su lado, Marco Antonio fue una liberación, fue dar rienda suelta a su romanticismo, a su fantasía, no creía que pudieran existir hombres cariñosos y románticos, y encontró uno que solo la veía bella, no importaba si le hablaba de sus tetas feas y gigantes, sus kilos de más, sus marcas, sus lunares que le habían cerrado tantas puertas en su profesión, Marco Antonio todo lo veía hermoso, y se lo explicaba, y la fue convenciendo, aquel hombre seco y triste la había convertido en poesía, y no en una poesía cualquiera, en una poesía hermosa, se sentía bella, una diosa, se miraba al espejo y se veía hermosa, sensual, imparable, inmortal. - hoy he amanecido con los ojos chinos. - te ves guapa. - parezco una asiatica hoy casi no se me ven los ojos. - a mi me gustan más los ojos de las japonesas no me parecen tan pequeños. - entonces seré tu japonesa. - sí, mi chica manga. - sí, tu chica manga, de grandes ojos y de enormes tetas. -siiiii, me encanta, mi chica manga, que solo hace hentai conmigo. - solo contigo. - eres preciosa. - me veo y me siento preciosa sobre todo cuanto tu me miras. - si cierro los ojos sigues siendo preciosa Cleo. - abre los ojos no seas tonto Marco Antonio, tienes unos preciosos, me encantan. - los tuyos son más bonitos. - no, los tuyos son más bonitos. - vale empatamos. - y tu boca redondita es más bonita. - la tuya más. - la mía es pequeña Marco Antonio, la tuya es más hermosa. - estás intensa hoy. - dame mis besitos. - vale Cleo, tu pagas las consecuencias. - yo pago las consecuencias y lo que haga falta. Marco Antonio le dio sus besos, sus piquitos suaves y pequeños, siempre empezaban así, con besos timidos, un millón de besos, y en un determinado momento sin saber como empieza o que lo provoca, se comen el uno al otro, se besan con pasión, gimen, jadean, se hacen el amor con fuerza, con frenesí, como si se odiaran, intenso, se muerden, se arañan, se ahogan en sudor, pierden el aliento hasta quedarse sin aire, mueren de sed y piden agua, destruyen la cama, hacen tanto ruido que los oyen hasta en la luna, luego mueren uno en los brazos del otro, se dan más besos, se dan más caricias, suaves, se dibujan las letras de un te quiero en los rincones de sus cuerpos agotados, se duermen en la mirada del otro, se arrullan en los latidos del corazón que cabalga desbocado en sus pechos y que poco a poco van encontrando la calma, hasta que por fin, abrazados y llenos de amor los amantes se quedan dormidos. Marco Antonio se marchó en silencio, llevaba mucho tiempo meditando lo que tenia que hacer y aunque sentía que era un cobarde y que estaba traicionando a la mujer que más amaba estaba decidido llegar hasta el final, ya no tenia más paciencia, quería empezar de cero y donde iba no podía llevar a Cleo.
Cleo abrió los ojos, sentía que algo no iba bien, algo la despertó, Marco Antonio no estaba en la cama, en su lugar había una nota, apenas había leído dos lineas cuando sus ojos comenzaron a llorar, se vistió todo lo deprisa que pudo y dejando la carta sobre las sábanas arrugadas salio corriendo. La mañana era cálida, para ser tan temprano aun hacia bastante calor, cada vez le gustaban menos los veranos aquellas temperaturas no eran normales, no podía ser ni sano vivir con esas calores, miraba al horizonte, el océano se veía precioso con aquella luz única desde los acantilados, sabía lo que tenia que hacer, sabía que tenia que hacerlo, pero aun así llevaba varias horas mirando la inmensidad del mar esperando el momento adecuado, cuando de repente sintió como una mano sujetaba su mano Cleo estaba allí. - ¿qué haces aquí? - ¿qué crees que hago aquí? - lo siento de verdad que lo siento pero es que no puedo más, siento ser tan cobarde, siento decepcionarte, siento romperte el corazón, desilusionarte. - eres el hombre más valiente que conozco, el más fuerte, eres iron man cariño. - no, no lo soy ¿cómo lo sabías? - ya hemos estado aquí antes, viendo anochecer o amanecer desde estos acantilados, hemos visto sus estrellas y pedido deseos a sus estrellas fugaces, soy mujer me doy cuenta de todo, me hiciste el amor como si no hubiera un mañana, como si fuese una despedida, sé que tienes la columna mal, sé que no puedes hacerlo, llevamos meses sin hacerlo porque te duele, y me diste como para un mes, vi tu cara bobo, soy medio bruja no lo olvides. - ¿y ahora qué? - no lo hagas, hay médicos, ten paciencia, estás en mano de Dios, Dios no envía cargas que no puedas soportar, hombre de poca fe, seguro que dentro de poco vemos la luz al final del túnel. - no puedo más, eso de que Dios aprieta pero no ahoga es mentira, no puedo respirar, ha podido conmigo. - no digas eso Marco Antonio. - encontrarás un hombre de verdad, alguien mejor que yo, serás feliz lo sé, lo siento, enserio que lo siento. - solo te quiero a ti, y solo voy a quererte a ti, si tu caes yo caigo contigo. - vive Cleo, vive por los dos, disfruta por los dos, estás llena de vida, tienes toda la vida por delante. - estoy llena de vida por ti, no hay más que hablar, somos dos testarudos, yo no puedo convencerte a ti ni tú a mi. - ¿entonces qué? - aprieta mi mano y a la de tres. - aprieto fuerte tu mano, vamos. - dime que me quieres Marco Antonio. - te quiero Cleo, te quiero muchisimo. - no sabes como me alegra oírlo, el nudo que se hace dentro de mi. - ¿lista? - lista. - uno, dos, y tres. - que Dios nos perdone. y volaron como ícaro, en picado contra las rocas, siendo cada uno las alas del otro, volaron agarrados de la mano para caer abrazados ya para siempre el uno junto al otro, para empezar de nuevo si es que existe un más allá, si es que hay vida en otras dimensiones paralelas, o si existen viajes estelares a otros mundos lejos del que nos rodea. Hacia un frío tremendo para ser otoño, Boris seguía mirando por el escaparate de la librería, no miraba sus libros, solo tenia ojos para Sasha, llevaba meses soñando con ella, con sus ojos, con el sonido de su voz, aquellos ojos marrones le parecían los ojos más bonitos del mundo, le atraían de un modo que no era normal, pero era muy cobarde y no se atrevía a decirle nada, alguna vez entraba, hacia como que miraba los libros, y cuando se le acercaba y le preguntaba si buscaba algún titulo en particular se inventaba cualquier escusa para salir corriendo, y el día siguiente vuelta a empezar, y así cada día de la semana, pasaba por la calle y al llegar al escaparate no podía apartar los ojos de aquella mujer que lo hipnotizaba, era tan hermosa que si existiesen los ángeles del cielo seguro que aquella criatura sería uno de ellos, le temblaban las piernas, le sudaban las manos, la columna, entró y se puso a ver libros acá y allá, y se le acercó, con su pelo largo y azul, como esas chicas japonesas de los manga que tanto leía, se acercó con su sonrisa llenandole la cara, con su cuerpo de Diosa, quería decirle que el libro que buscaba era ella, siempre fue ella, solo quería leerla a ella, hoy y siempre durante todos los días de su vida, pero no tenia el valor para soltarle a la cara todas esas cursilerias, entonces ella hizo algo inesperado, le agarró de la mano, y el tiempo, el mundo, todo cuanto le rodeaba y su propio corazón comenzaron a ir más despacio, como a cámara lenta, como si casi se hubiese detenido. - yo también te miro, me he dado cuenta que todos los días durante hace dos o tres meses te paras frente al escaparate y no me quitas los ojos de encima, a veces entras haces como que te interesa algún libro pero solo estas pendiente de mi, al principio me incomodaba, pero ya me he acostumbrado, ya te espero cada día porque por alguna razón que no comprendo me alegras el día, no pasa nada, yo también soy tímida, como tú, puedes confiar en mí, si tienes algo que decirme no me reiré, te escucharé atentamente. - es que no se por donde empezar, es que es un poco raro, algo de locos, desde niño tenia un sueño extraño donde se repetía en mi cabeza una frase una y otra vez y el amor de mi vida tenia los ojos marrones así bonitos como los tuyos, incluso juraría que son tus ojos con los que soñaba, no hay unos ojos más bonitos que los tuyos, ni siquiera en el mundo de los sueños aunque suene cursi. - no es cursi, es muy bonito, me has sacado los colores, así que sueñas conmigo, eso no me lo esperaba, y en ese sueño raro tuyo, no sé como continuar. - ¿qué quieres saber? - come más piña. -¿cómo? - siempre que me quedo en blanco o no se que decir digo come más piña, será porque hay una frutería frente a la librería no lo sé. - ¿cómo sabes eso? - ¿saber qué? - en mi sueño se repite una frase en mi cabeza, come más piña, y encuentro un tesoro, o el amor de mi vida, y se me ha repetido durante años, te lo juro. - come más piña. - come más piña. y se abrazaron como si ya se hubiesen abrazado muchos años antes, y se besaron como si sus labios y sus besos se extrañasen por décadas, y se comieron como si ya se hubiesen devorado mucho antes, y comenzaron a sentir en sus cuerpos un calor y un amor que no les era desconocido, era extraño, no se conocían de nada y en aquel momento sentían que se conocían de toda la vida, y los besos les sabían a piña, a libertad, a reencuentro, a poesía nueva y antigua, pero sobre todo, a fantasía. antonio cintas anguas mapashito

1 Comments:

At 10:22 AM , Blogger Yurisa said...

Bellísimo escrito, me saco una lágrima, muy romántico.

 

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