Wednesday, December 02, 2020

padre del sueño



 Un sueño recurrente, una pesadilla que se repite mucho y que no me deja dormir, que me angustia y me despierta con lágrimas en los ojos y que despierta la ansiedad que me ahoga y presiona con fuerza mi pecho, en ocasiones incluso me cuesta respirar, estoy en una cama creo que dormido, despierto y estoy en una habitación pequeña con mucha claridad con una potente luz blanca, no es mi habitación, parece un hospital pero es raro, la ropa de mi cama, las sábanas, la manta parece de un hogar, parece de casa, pero no estoy solo, estoy rodeado sobre todo de mujeres, de lamentos, mi madre está a los pies de la cama llorando desconsolada, no deja de mirarme, a su lado mi prima Sonia y María José rotas en llanto tratan de consolarla, lloran las tres, me miran y no pueden detener el llanto, no pueden dejar de llorar, no están solas, oigo más voces, más lamentos, reconozco a las primas aunque no las pueda ver, es como si no pudiese girar la cabeza, solo puedo mirar a los pies de la cama, me siento muy pesado, muy cansado, con mucho sueño, hablan y lloran como si me hubiese muerto, y quiero hablar, decirles que no estoy muerto, que no pasa nada, que estoy bien, que solo cierro los ojos porque tengo un sueño increíble, que me pesa el cuerpo, hasta el pensamiento, que tengo un agotamiento que hasta duele, pero no me sale la voz, o no me pueden oír, es como estar presente en mi último adiós, puedo oírlo todo, sentirlo todo, parece tan real que duele, que resbalan lágrimas por mis ojos, y entonces todo se desvanece, me atrapa una oscuridad pesada y profunda, poco a poco las voces desaparecen, se apagan, hasta que todo queda en silencio, no sé cuanto tiempo transcurre, abro los ojos y una luz cegadora y blanca lo inunda todo, estoy rodeado de gente, en un ambiente festivo que conozco ya lo he vivido antes, estoy en la capilla de la hermandad con mi túnica blanca y los mismos nervios que mi primera vez cuando lo viví a mis dieciséis años, uno de los días más felices de mi vida, hay algo extraño, hay algo diferente, antes de que pueda darme cuenta la banda llega a la puerta, los nervios de la salida inminente, ese pellizco en el pecho, ocupo mi lugar, el cerrojazo, las puertas del templo se abren y una luz blanca y única lo inunda todo, la plaza está de bote en bote, ya está la cruz de guía en la calle, suena alma de Dios, y es cuando me doy cuenta que no es igual, veo lo diferente, los tramos de nazarenos son gigantes, casi interminables, tratando de asimilar todo cuanto ocurre a mi alrededor, el golpe definitivo, reconozco en la plaza a familiares que hacia años no veían mis ojos, porque se había ido del mundo de los vivos, puedo ver a mis abuelas, a mis abuelos, a mi tía, a mis tíos, y antes de decir algo o de poder oírlos vuelvo a quedarme profundamente dormido, en una oscuridad absoluta, en un silencio que da miedo y es puro frío, lágrimas en mis ojos, sin voz en mi garganta, solo siento sueño, dormido hasta el infinito. Lo siguiente ya no lo recuerdo, es confuso, es un sueño dentro de otro sueño, tal vez un deseo, tal vez otra vida que viví, o la que vivir, tal vez un sueño aún más profundo que no comprendo, ya no diferencio la realidad de la fantasía, abro los ojos, salgo de ese silencio y de esa oscuridad, estoy en una habitación con las paredes pintadas de color naranja butano, una cama grande de matrimonio con una colcha como las de antes, una mujer acompañada de dos niñas pequeñas no deja de llorar, no deja de mirarme.

-Margot corre ve y llama al doctor, cielo no cierres los ojos, quédate conmigo. -Buenos días Antonio, no se preocupe, le haré unas preguntas rutinarias, ¿Qué edad tiene?, ¿su nombre?, ¿en qué año estamos?, ¿sabe que día es hoy?, cosas simples. -¿Dónde estoy?, ¿qué me ha pasado?, ¿quién es esa mujer? -Soy yo, ¿no me reconoces?, soy Sandra tu mujer, y estas son tus hijas, Sara de los Ángeles y Margot, saludar a papá niñas. -Hola papá. -No cierres los ojos Antonio, no se agobie, respire hondo y poco a poco, las cosas volverán a su lugar, no se asuste, responda a mis preguntas. -Me llamo Antonio, tengo cuarenta y cinco años, no tengo claro que día de la semana es, creo que es martes uno de diciembre de dos mil veinte. -¿Es grave doctor?, no me reconoce ni a mi ni a las niñas, desvaría, parece un extraño. -No se preocupe señora, es completamente normal, con medicación y cuidados volverá a ser casi como el de antes y podrá llevar una vida casi normal. -No comprendo nada, ¿dónde estoy? -No vuelvas a cerrar los ojos Antonio, no voy a dejarte dormir nunca más, haz un esfuerzo los ojos bien abiertos. Es todo muy extraño, sí me llamo Antonio, pero tengo veintiocho años, estoy casado y tengo dos hijas, una de nueve años y otra de siete, y aún falta mucho para que llegue el dos mil veinte, y no saben de que hablo cuando hablo del covid, no me dejan solo, me llenan de amor y de atenciones, me siento como Charlie con estos tres ángeles que son mi sombra y mis guardaespaldas, los primeros meses dormimos los cuatro en la misma cama, me siento extraño, es la misma ciudad, las mismas calles, pero en la mayoría cambia el nombre, hablo de personas que no existen, me siento confuso, aturdido, no me dejan trabar ni conducir, ni me dejan ir a ningún lado solo, mis abuelos están vivos, no falta nadie en la familia, vivo en un cuarto piso en la avenida de Coria, nunca estuve en las tres mil viviendas, los estudios los hice en el Gustavo Adolfo Bécquer y en el Elena Canel, la familia tiene otros nombres, otras caras, no es así como lo recuerdo, tengo una vida más o menos tranquila, no sé cual era mi oficio, me ha quedado una paga creo por el accidente que sufrí, nadie habla de ello, fue bonito ir a la hermandad a realizar la estación de penitencia los cuatro, las niñas agarradas de mi mano, eso me emocionó, tengo que aprender a ser padre y esposo porque en mi cabeza estoy soltero, con la medicación y con el tiempo el doctor está convencido que todo volverá a ser como antes, no sé a que se refiere, no creo que eso suceda soy otra persona, una persona perdida que vive una vida que tiene olvidada, no me duele nada, no tengo la hernia en la espalda, no tengo piedras en el riñón, no tengo fibromialgia y todos los dientes son míos, solo tengo una pequeña sordera y una pequeña alergia a los acaros, el Sevilla nunca ganó la europa league ni título alguno y el Betis no es un club de perdedores y mediocres, es un grande que juega todos los años competiciones europeas y que cada seis o siete años gana algún título, las niñas son preciosas, Margot tiene los ojos verde esmeralda de su abuela, siempre está sonriendo y bailando y es cariñosa hasta el cansancio, parece una chinita con sus ojos pequeños y sus mofletes, Sara de los Ángeles es rubia oscura, más pálida de piel y con los ojos color miel, es muy viva y muy lista con lo chica que es y siempre anda inventando alguna travesura, son dos ángeles celestiales llenas de vida que adoran a sus padres, a sus abuelos, a sus tíos, a sus primos, Sandra es una mujer muy fuerte, una super mamá, gordita, con el pelo negro y lacio hasta los hombros, de boca pequeña y con los ojos chiquitos, tiene los ojos marrones claros más bonitos del mundo, es una mujer guapa, alegre, amorosa, tiene magia en la sonrisa y su piel es poesía, y es muy pasional, le deja las niñas a la madre para que podamos hacer el amor, se recoge el pelo con una cola de caballo, y lo hacemos, a mí me daba miedo, me veo poca cosa y ella es grande y muy mujer, pero me puso frente al espejo y no soy el canijo que recordaba, soy un tipo alto, fortote, con mucho pelo por todas partes, parezco un oso, no reconozco a ese extraño, sus gemidos y sus suspiros me matan, nunca me sentí tan feliz y tan querido, no sé el tiempo que estuve dormido, pero no me puedo quejar, esta vida es una vida bonita de ser vivida. -Me gusta mirar como me miras, me gusta cuando te sientas encima de mi en el sofá y me haces sudar, me gusta cuando estamos en la cama, en la ducha, sobre la mesa o contra la pared y me pides que te agarre del pelo, me gusta el sonido de tu voz, el sonido de tu risa, como te ves guapa con gafas, mirar en tus ojos y perderme en la magia de sus universos, me gusta verte con un libro en las manos viajando a otros mundos, me gusta ver tus caderas cuando estás bailando, me gusta como eres, eres un misterio precioso, un ángel del cielo, será por eso que te quiero y te amo, porque me gustas, así tal como eres, al natural, sin aditivos, fuerte, libre y loca, me gusta tu forma de amar, me encantas, me gusta cuando me abrazas, cuando me besas, cuando me pones los pies en la tierra y cuando me haces volar, eres prosa en mis labios, mi poema favorito, me gustas, no me dejes de besar. -Eres tan bonito mi príncipe. -Un príncipe durmiente, tú sí que eres bonita. -Mi príncipe encantado, eres el padre del sueño. -Mi princesa azul de brillante armadura. -Te escuchaba hablar en sueños, aunque casi no se te entendía. -¿Y que hablaba?. -No lo sé, mencionabas a las niñas, o a mí, pero desvariabas, vivías situaciones extrañas, pero parecían tan reales que daba miedo, tenías momentos de tranquilidad, y tenías momentos como si te atrapara una pesadilla de la que no puedes despertar. -No quiero hablar de ello. -Quédate conmigo, vas a sufrir de insomnio, no te dejaré cerrar los ojos nunca más. -Te creo Sandra. -Te dejaré una luz encendida todas las noches hasta el fin de los tiempos. -No es necesario que hagas eso. -Si te molesta porque te da directamente en los ojos cambio la lámpara de posición, pero la luz se queda encendida. -Tú eres toda la luz y la única luz que necesito. -Me vas hacer llorar tonto. -Puedo sentir tus lágrimas calientes resbalando por tus mejillas en mi cara. -No te vuelvas a ir, no cierres los ojos nunca más. -Sandra abrázame fuerte y no me sueltes. -No te soltaré jamás.


antonio cintas anguas
mapashito

1 Comments:

At 7:08 PM , Blogger Yurisa said...

Tú eres toda la luz y única luz que necesito , ....amé esa parte, felicidades, siempre compartiendo hermosas letras.

 

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