Friday, November 20, 2020

Inés y Juan



 Está nerviosa por fin después de tantos años podrá estrecharlo entre sus brazos, lo abrazará muy fuerte, llega a la estación de tren, y allí está, tan guapo, tan apuesto como siempre imaginó en sus sueños, siente que el corazón le late tan fuerte en el pecho que en cualquier momento va a saltar y se le va a salir por la boca, y espera un abrazo muy fuerte, besos románticos, algo así como de película que le baje la mascarilla pero no lo hace, es muy frío la abraza como una amiga, se decepciona se pone seria, dice cosas bonitas, que confíe en él pero le jodió el ánimo, está entre enfadada y triste le mata que sea tan frío, es algo que hace a menudo y que odia profundamente, a veces parece que no tenga sentimientos es frío como el hielo, casi ni le habla, le agarra de la mano confía en mi repite como un loro, está muy decepcionada, triste, con ganas de llorar, los sentimientos a flor de piel, la agarra de la mano le dice cosas bonitas para tranquilizarla, para que se sienta cómoda, le repite como un loro una y otra vez que confíe en él, parece un disco rayado, respira profundamente, tiene que controlarse, trata de calmar el volcán que se agita dentro de ella, no es una relación sencilla, no es un hombre fácil, son muy distintos Dios la pone a prueba, respira, trata de no pensar, casi no puede ni mirarlo, deja que la agarre de la mano, lo oye, pero por dentro una tormenta la agita como nunca antes le había ocurrido en su vida.

Casi ni me habla, yo le agarro de la mano confía en mi repito como un loro, estoy muy nervioso, me duele ver el dolor en sus ojos llegamos a la habitación a un hotel, lo tengo todo dispuesto, soy muy metódico, nada más entrar, gel para las manos, zapatos, unas zapatillas para que no camine descalza, unas bolsas para meter la ropa, le saco la mascarilla, no se quieres desnudar, confía en mi por favor repito como un disco rayado, se desnuda y yo también, directos a la ducha, tiene lágrimas mi corazón de pollo, no era así como lo esperabas, le doy el bucal como me enseñó, le lavo el pelo, la cara, la espalda, yo me lavé la cabeza, la cara, y beso su columna, la abrazo, respiro en su cuello, no me importa el sexo, que esté desnuda, ni mi miembro erecto, ni los besos, solo déjame sentirte le digo, déjame respirarte, quiero olerte más que nada en este momento, le susurro entre suspiros, y se relaja y llora, porque reconoce a ese Juan y nos abrazamos, en la bañera, o sentados, sentada sobre mi, abrazados fuerte, hundiendo la cara en el cuerpo del otro. Sus manos son de fuego y mi cuerpo es de cera bajo sus caricias infinitas, no puedo estar mucho rato enfadada, él es así, metódico, muy puntual, muy de seguir las reglas aunque desde que está conmigo las rompe, me abraza, me acaricia, me besa, mi cuerpo desnudo, mojado y ya no solo por la ducha, me susurra junto al oído, lo abrazo con todas mis ganas, nos miramos a los ojos como dos adolescentes enamorados y nos besamos, nerviosos, emocionados, como si fuese la primera vez que nuestros labios dan un beso, y sobre todo él, que tuvo a cientos de enamoradas a lo largo de su vida, pero ahora es mío, solo mío, me mira como si fuese una obra de arte, me toca como si escribiese poesía en mi piel, parece un niño indefenso entre mis brazos, me dice entre suspiros ¿dónde estuviste toda mi vida? y enciende la llama, ya no puedo dejar de arder, un fuego crece dentro de mi pecho y entre mis piernas que ni el agua de todos los mares podría sofocar, me lo como a besos, lo agarro de la mano y lo llevo a la cama, con miradas nerviosas, sonrisas cómplices, y hacemos el amor como dos torpes, nos ganan los nervios, nos pueden las ganas, acabamos enseguida, no sé cuantas veces me fui yo ni cuantas él, pero es delicioso, es lo más hermoso del mundo, porque lo tengo entre mis brazos, lo tengo en mi pecho, y lo inundo y lo ahogo entre caricias y besos. - No sé si estaremos juntos un día, una semana, un año, o toda la vida, pero estaremos juntos en esta vida o en la otra como diría gladiator. - ¿y si en la otra vida yo reencarno en conejo y tú en halcón? - Si el burro de shrek folla con un dragón y tuvo burritos alados escupe fuego creo que podré follarme un conejito y tener conejitos con alas. - Jajajajaja, me haces llorar de la risa, me ahogas de la risa con tus ocurrencias, sabes como espantar mis tristezas. - ¿Qué quieres que hagamos? ¿qué te apetece hacer Inés? - Quiero ir al parque de María Luisa, quiero conocer el parque de los ratones, el parque de las palomas, el estanque de los patos, el monte gurugú, el monumento a Becquer, la plaza de España, quiero montar en coche de caballos, ver la torre del oro, subir a lo alto de la giralda, ver el acueducto, las murallas de la macarena, el alcazar, los jardines de Murillo, el puente de Triana, los pasajes de la inquisición, quiero ir a un karaoke a cantar, que me lleves a bailar, quiero pasear agarrada de tu mano hasta que me sangren los pies, quiero conocer la ermita del Rocío y ver sus marismas con sus aves y sus caballos salvajes, conocer y pasear por la playa de matalascañas. - Definitivamente no puedo contigo, voy a tener que tomar vitaminas, anabolizantes, asteroides, ¿algo más? - Sí, quiero que me lleves a machu picchu, y que me pidas que me case contigo en un lugar así de especial y de bonito. - Coño ¿qué vas a dejar para el viaje de novios? de rodilla y todo como si fueses una princesa quechua. - El viaje de novios podemos ir a Roma, o a disneyland París, o hacemos un crucero, o vamos al caribe, o nos perdemos por los rincones de España que tiene muchos y muy bonitos y son muy desconocidos o no tan famosos, podemos ir a Zaragoza a ver a la Pilarica, o ver el verde de Asturias, o las casas flotantes de Cuenca, o las playas de cabo de gata en Almería, o yo que sé. - Voy a tener que robar un banco para disfrazarme de Willi Fog y llevarte a dar la vuelta al mundo. - Jajajajaja no pido tanto amor, me da igual el lugar mientras estemos juntos, tú eres todos los lugares donde siempre quise estar. - Que conejita tan romántica y sexy. - Que halcón tan apuesto, me come con los ojos. - Jajaja quien es ahora la loca. - Yo, siempre yo. Inés había dejado el convento donde conoció a Juan, hacia pasteles y los vendía y así fue como se conocieron, no fue amor a primera vista pero casi, Juan empezó por ir a comprar pasteles casi cada día solo por estar con su compañía, luego empezaron las visitas furtivas a la única ventana que dejaba ver el mundo exterior y tras sus gruesas rejas siempre estaba juan para hacerla reír o dejarle cartas de amor que le hacían sentir algo extraño y nuevo en su interior fue conociendo a una mujer distinta y le gustaba, muchas veces la castigaron por su conducta pero ya no quería estar más tiempo encerrada en aquellos muros, no fue sencillo abandonar la orden y aquella vida, no conocía otra, con la ayuda de una hermana pudo subir a un tren y viajar hasta la capital para poder estar y quien sabe si vivir con aquel hombre y aquel amor que ahora llenaban por completo su pensamiento y su corazón, allí estaba entre las sábanas de la cama de un hotel, teniendo entre sus brazos al ser amado, no fue como tantas veces soñó pero aunque todo fue diferente seguía siendo precioso en aquella habitación y por todos sus poros se respiraba amor. De Cristina aprendió a escribir prosa, de Lorena que las apariencias engañan, de Gracia a beber ron blanco y de marca, de Ana a decir cosas en el oído y amar duro en la cama, de Irma a seducir y conquistar a una mujer que el punto g no está entre las piernas sino en el oído y el cerebro, de Montse que hay muchas interesadas, la mayoría, de Charo que todo era mentira, de Luz a ser suave y dulce y a escribir poesía, de Sandra que hay gente con magia que la magia existe, de Monica que cuanto más bueno eres más borde son contigo, de Paula que de buenas son las mejores pero que de malas son las más malas y crueles, De Estefania que hay sueños inalcanzables, de Miriam que amaba la fantasía, de Marcela que era un niño infantil e inmaduro de un cuento perdido de nunca jamás, de Laura que era frío como el hielo, de Maite que era ingenuo, inocente y cobarde, de Teresa que era un bruto, mentiroso, de Elisa que era un triste con el alma atormentada, y de tantas y tantas otras que el amor no existía para él y tal vez por eso era tan enamoradizo, buscaba un amor que no merecía y que solo existía en su cabeza y en los libros, y un día comprando pasteles en un convento Inés llenó ese vacío que nunca pudieron llenar otras, una mujer casada, nada más y nada menos que con Dios, con una cara de ángel que mata, con unos ojos celestiales tras sus gafas y unos labios pequeños y carnosos que le fascinaban, tal vez Dios en su soberana sabiduría le enviaba el amor de un ángel porque Inés era un milagro, un regalo del cielo, tal vez no estaba todo perdido, tal vez sí había tiempo aún para vivir y abrazar un amor de los buenos y sincero, allí estaba exhausto sobre el calor de su pecho, rodeado por sus brazos, caminaron por media ciudad besando sus labios tras las mascarillas, paseando su alegría y su amor por parques y avenidas hasta quedar agotados. - Ojala tuvieras una prima en Sevilla. - Tal vez encuentre el modo de quedarme y así podamos estar juntos. - De momento aún no se puede, pero no quiero pensar en ello no me sueltes. - No voy a soltarte jamás, es un primer paso, ya encontraré un trabajo, se hacer pasteles. - Puta pandemia. - Estas agotado Juan, voy acabar contigo. - Eso lo sé desde que te conozco y cada vez lo tengo más claro. - Pobrecito no te dejo respirar. - ¿Por qué? Qué más quieres hacer? - Quiero bailar desnuda contigo, una canción lenta, o bailar para ti y ver como se te salen los ojos de la cara. - Muy romántico viendo como acaricia la luz de la luna llena a ese cuerpo tan sexy. - Me gustaría hacer realidad mis fantasías más intimas, hacerlo en el sofá, en las escaleras, sobre la mesa. - No te van a dejar volver entrar en el convento. - Jajaja ni falta que me hace, vamos hacerlo por la ventana. - Tú estás muy loca. - Yo saco medio cuerpo y tú me agarras fuerte del pelo. - ¿Enserio? - Sí, solo se vive una vez mi don Juan. - Me has convencido mi doña Inés. - Eres mi sol. - Y tú eres mi luna.


antonio cintas anguas
mapashito

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