¿como no te voy a querer?
Nuria no sabía de donde le
venía ese amor que sentía por los lunares, era casi una obsesión y en la
familia a nadie más le pasaba, pero le encantaban los lunares, anchos,
pequeños, grandes, de todos los tamaños y colores, en la ropa de cama, en el
pijama, en camisas y camisetas, en vestidos, y sobre todo los de su cuerpo, los
de su piel de bronce que brillaba con los besos y las caricias de Adrián, lo
miró un momento con dulzura y con una sonrisa pícara recordando como sus almas
usaron sus cuerpos para amarse durante la noche a la luz de las estrellas que
entraban por la ventana de la habitación mientras se devoraban con hambre y
dejaban las sábanas arrugadas y mojadas de poesía húmeda y de las más bonitas
caricias y miradas de amor, allí estaba su gran amor, tirado de cualquier
manera, desecho, jirones de fantasía en un pobre cuerpo que desde niño solo
sabía de dolores, le besó la frente antes de abrir el armario y decidir que
ropa se pondría para ir a trabajar a la guardería, estaba indecisa como siempre,
la ciudad empezaba a despertarse, el cielo comenzaba a clarear y a teñirse de
un azul celeste y los primeros rayos de sol intentaban entrar por las cortinas
blancas de gasa trasparente, miró detenidamente y sonrió estaba feliz había
despertado de muy buen humor y lo tuvo claro la camisa blanca de pequeños
lunares oscuros, se miró al espejo, se veía guapa, se sentía guapa, el amor
todo lo cura, el amor todo lo sana, besó los labios de su bello durmiente y se
fue a trabajar con el sol en su amplia sonrisa y el cielo más azul y más limpio
en el fondo de sus ojos, Adrián no era guapo, pobre lo que le costó que se
rindiera a sus encantos, lo que tuvo que pelear y que soportar, siempre fue un
buen amigo, sabía que estaba enamorado y trató de no ser cariñosa y darle falsas
esperanzas, y no se movió de su lado y le conoció mil novios ufff había besado
muchos supuestos príncipes y solo eran sapos, el príncipe lo tenía tan cerca
que no supo verlo porque los príncipes en la vida real no son como los de los
cuentos, en una feria de abril su pareja estaba tratando de ligar con una rubia
despampanante de enormes tetas, se sintió tan mal, tan humillada, y allí estaba
Adrián para abrazarla cuando ella se sentó en sus piernas, para decirle
palabras bonitas, para hacerle sentir guapa y sacarle una sonrisa, para
enamorarla aunque eso en ese momento ninguno de los dos lo sabía.
Adrián amaba a Nuria, la
amaba como no sabía que se podía amar a una mujer, la amó desde la distancia,
en sueños, con su amistad, su apoyo, robándole sonrisas a la tristeza y a la
melancolía, porque cuando Nuria sonreía todas las putas penas y todo el puto
dolor había merecido la pena, desaparecían como por arte de magia, no existía
en este cochino mundo cosa más bella, lo tenia loco, lo tenia en las nubes
soñando con poesía y canciones de amor, cuando no había ni canción ni poema más
bonito que ella, no podía seguirle el ritmo, su cuerpo enfermo le recordaba a
cada minuto que no podía llevar una vida normal y que no se merecía una mujer
como aquella que se acurrucaba entre sus brazos y abrazaba sus sueños cada
noche hasta que el alba los despertaba con un beso de esperanza cada nueva
mañana, habían estado haciendo el amor durante la noche y ahora no podía mover
ni un musculo sin sentir como le ardían los huesos, le quitaba la vida y se la
daba con su piel de caramelo y sus besos dulces, tantos años suspirando por su
amor, tantos novios, tantos pretendientes que solo veían en Nuria una cara
bonita, un cuerpo bonito, tantos años recogiendo del suelo sus pedazos y
juntándolos de nuevo para que volviese a brillar como si nada hubiese pasado, y
ahora estaban juntos, y vivía el sueño que tantas veces había soñado, le
escribía notas de amor, o poemas, o cartas que iba dejando por la casa, o en el
buzón, siempre un detalle de romanticismo infantil para sacarle una sonrisa y
para que nunca olvidara que era una mujer preciosa, especial, y que la amaba
aunque nunca o pocas veces su boca lo dijera, últimamente se marchaba feliz a
trabajar pero regresaba enfadada porque tenía una mala relación con una
compañera, le preparó algo, sabía o presentía que volvería con la boca
escupiendo palabrotas consumida por la ira, le preparó un baño de agua
caliente, con mucha espuma, se puso guapo solo para sus ojos y en cuanto la vio
entrar por la puerta la abrazó y le besó los labios y tocó su cuerpo como si
sus dedos escribiesen en su piel el más hermoso de los poemas, sí, había vuelto
a tener un mal día, había vuelto a discutir, la abrazó y calmó a la fiera, la
agarró de la mano y la llevó hasta el cuarto de baño, la desnudó como haría un
padre con su hija pequeña, era una diosa ante sus ojos, cuanta belleza, en
verdad que cuando Dios la creó rompió el molde, no había ni en el cielo con sus
estrellas ni en la tierra una criatura más bella, se sentó junto a ella al lado
de la bañera y le leía en voz alta una de sus muchas cartas de amor que
escribía pensando en ella, porque la amaba.
Recuerdo aquella mañana de
primavera donde cantaban alegres los pájaros, donde el aire olía a flores
frescas, y todas las flores y la copa de los árboles rezumaban vida y
explotaban en colores y aromas, recuerdo que era medio día cuando te vi llegar
con tu peinado de peluquería y con ese vestido blanco pegado al cuerpo y pensé
que eras la reina de las hadas y te habían prestado su magia las margaritas,
las más hermosas y más bellas, con tu piel de caña de azúcar, con tus labios de
nácar, con los ojos pintados del color de los sueños que los enamorados sueñan
por las noches suspirando a una luna de plata, no podías ir más bella, y me
dejaste sin palabras como tantas otras veces y te diste cuenta y me agarraste
del brazo cosa que nunca antes hiciste, y fuimos a pasear al castillo agarrados
como novios, y nos perdíamos por sus almenas, por sus pasillos y me contabas
sus historias y sus leyendas, y yo miraba tus ojos, los ojos más bonitos del
mundo en ese universo que eres y que hace latir mi corazón muy fuerte y
suspirar muy profundo, y en un momento nos quedamos solos, cosas del destino, y
fue la primera vez en años que pude sentir como me besaban tus ojos, que me
miraban acariciados por los rayos del sol que juguetones dibujaban lunares de
luz en tu cara al entrar por las celosías de tantos siglos y que tanto saben de
amores a través de las noches de los tiempos, nunca fuiste más guapa ante mis
ojos que en ese momento en el que me mirabas tan bonito que cuando tus dedos
tocaron mis manos era más tuyo que mío, no podía estar más emocionado, y me
dejaste rodear tu cintura con mis manos y mirar los dos la inmensidad del mar
en el horizonte como si tú fueses mi princesa árabe y yo tu amor cristiano, nos
besamos sin tocarnos, y nos dijimos más de lo que podían decir nuestros labios,
nos miramos y sonreímos, y el amor nos atrapó, nos dejamos atrapar, y esa noche
en un bar de copas tus manos rodearon mi cuello, y nuestros labios chocaron,
chocaron en una tormenta de besos de esos que primero enamoran y que luego
hacen que se caigan la ropa, y yo fui tuyo y tú fuiste mía en las cuatro
paredes de aquella habitación tan pequeña, y los dos supimos al despertar que
yo era tu ángel y tú mi diosa y que nunca más nos volveríamos a separar, la
luna pintaba alas en tu espalda, y yo la acariciaba tratándolas de encontrar, sobre
mí es donde tu cuerpo se ve mejor, volando con tus manos en mis pechos, y las mías
en tus caderas, viendo entre nuestros suspiros esas alas de poemas que hacen a
mis ojos que como un ángel mi alma te vea, eres una hermosa galaxia, y yo ese poeta
que sueña, con viajar entre tus puntos besando tus lunares, me conozco te voy a
querer siempre, cuando pienso en ti se me hace poesía la boca, entre los dos
existe una conexión intocable, un calor intenso que deja huella en la piel, una
magia que no comprendemos, nos miramos a los ojos y nuestros corazones se
gritan en silencio, ¿cómo no te voy a querer?.
Nuria lo agarró de la camisa
y lo metió dentro de la bañera sin importarle que estuviera vestido, no le
importaba la ropa, tenia que besarlo, tenia que comerse esa boca como sino
hubiera un mañana, tenia que besar y abrazar esa imaginación privilegiada que
ahora le pertenecía, lo besó profundo, largo, fuerte, suave, y lo abrazó fuerte
contra su pecho, hundió su cara en su cuello y lo llenó de las caricias más
bonitas que podían dar sus dedos, se merecía todo lo mejor del mundo, dejar de
vivir con dolor, tener más autoestima, valorarse porque valía todo un imperio,
su suerte iba a cambiar, tenia que cambiar, era un ser maravilloso y lleno de
luz, un amor bonito como el de los libros, como el del cine, y era suyo, era
todo suyo y no lo dejaría escapar.
- Adrián una vez me contaste que
cuando eras un adolescente, una noche tus padres fueron a darse una vuelta y te
quedaste en casa solo con tus dos hermanos, me contaste una historia fantástica
y al mismo tiempo de miedo, que tu hermano pequeño cuando niño era sonámbulo y
que hablaba solo pero que esa noche fue en tu busca llorando porque decía que
en su cama había alguien, y como hermano mayor fuiste de su mano a llevarlo a
la cama y que el pobre niño llorando y asustado seguía viendo a alguien en su
cama, y que entonces tú te pusiste a dar golpes al aire y a decir palabrotas a
ese alguien para que se fuese y sí, se marchó y ya tu hermano pudo dormir
tranquilo.
– Sí fue más o menos así, ¿por
qué lo dices?
– Tú sabes que te he contado
en alguna ocasión que no siempre he trabajado en una guardería, que soy una
santera y que vengo de familia de santeras, mi madre, mi abuela, mis hermanas,
que te digo que somos energía, que puedo ver o sentir ciertas cosas, que he
vivido cosas en el seno de mi familia que no te sabría explicar pero que marcaron
mi infancia.
- ¿Dónde quieres llegar?
– Me gustaría tener tu
permiso para hacerte un exorcismo, o un hechizo de purificación.
- ¿Estás de broma?
– Estoy hablando
completamente enserio.
– Esas cosas me dan mucho
miedo pero confío plenamente en ti.
- ¿Eso es un sí?
– Eso es un vale.
– Vale, vale, vale, vale.
– Ese vale noooo, eres mala.
– Toda la vida mala.
Nuria con la ayuda de su
hermana y de una prima lo disponen todo, Adrián viste cómodo, en el suelo una
colchoneta, han preparado un brebaje, recita unas palabras de un libro que
lleva en la familia desde hace siglos, su hermana y su prima las repiten,
Adrián entra en un sueño, lo tienden en la colchoneta sobre el suelo, en sus
manos colocan un cuaderno y un bolígrafo, da inicio el exorcismo, el hechizo,
la brujería, Nuria quiere saber que demonio se ha metido dentro de Adrián, le
pregunta una y otra vez su nombre, le ordena abandonar ese cuerpo, Adrián se
retuerce en el suelo, poses rígidas, grotescas, un sonido gutural brota de su
garganta, yo no soy Adrián, déjame en paz bruja, durante más de tres horas Nuria
pregunta el nombre y le ordena abandonar ese cuerpo, lo amenaza con darle de
beber agua bendita, el cuerpo no deja de retorcerse, se levanta, grita, vuelve
a caer, grita más fuerte, pero el cuerpo de Adrián no tiene ni una sola gota de
sudor, no es Adrián quien lucha y quien grita, sus manos no dejan de hacer
garabatos en las hojas de papel del cuaderno hasta que en una de ellas alcanzan
a leer un nombre, las sospechas de Nuria se confirman, vive un ser maligno
dentro de su gran amor y lo está haciendo pedazos por dentro, lo atan de pies y
manos, grita, maldice, las insulta, la hermana y la prima tratan de sujetar el
cuerpo que no deja de moverse, escupe, vomita, habla palabras en una lengua
extraña, gime, llora, una voz de terror sale de sus entrañas y unos ojos rojos
como el fuego mira a las brujas y les dice cosas horribles, le dan de beber
agua bendita, le bañan la frente, la cabeza con agua bendita, el cuerpo y las
manos con agua de azahar, las tres se concentran, hacen fuerza, es agotador es
un demonio muy fuerte, le ordenan abandonar ese cuerpo, grita tan fuerte que
temen que un vecino llame a la policía y se las puedan llevar presas, pero
ahora no pueden abandonar, tienen que sacar a ese demonio como sea, la oración
es más fuerte, constante, en el nombre de los dioses antiguos y nuevos yo te
ordeno sal de este cuerpo, el cuerpo jadea, tiene violentas convulsiones,
tienen que sujetar la cabeza para que no se la destroce contra el suelo, gime,
llora, grita, putas brujas es lo último que se oye y después un silencio que
hace daño en los oídos, un silencio de los que asustan, las tres mujeres
empapadas en sudor se miran entre si, el cuerpo de Adrián en el suelo, inerte,
sin ni una sola gota de sudor, aguantan la respiración, Nuria lo llama con
dulzura, trata de despertarlo, abre los ojos.
Resultó que Nuria tenia
razón, como casi siempre, y tuve durante años un demonio agarrado a mis
entrañas que me estuvo haciendo polvo por dentro, de eso todas mis enfermedades
y todos mis males, cuando abrí los ojos no comprendía nada, fue como despertar
de un sueño, pero de un sueño bonito porque cuando me puse de pie no me dolía
absolutamente nada, y lloré, joder lloré, y pude recuperar parte de mi vida,
una vida que no tuve jamás, ahora sí puedo seguirle el ritmo a Nuria, sí puedo
bailar con ella hasta que me sangren los pies, sí puedo hacer el amor más veces
y más intenso, puedo hacer cosas que solo podía soñar, puedo ir a correr con
Nuria al parque, puedo remar en la barca junto al foso, o hacer piragüismo
juntos, o dar largos paseos por la arena de la playa agarrado de su mano, hoy
Nuria no ha ido a trabajar, ha llamado esta mañana diciendo que tenia unos
asuntos que arreglar que no se encontraba bien, mentira, estaba media muerta de
estar toda la noche con mimos, y tal como ha colgado el teléfono hemos seguido
otro asalto más por donde lo dejamos, no me equivoqué contigo aquel día de
verano que nuestros ojos se cruzaron por primera vez en la playa, nunca tuve
mejor gusto y más acierto, nada que ver con todas las demás que se cruzaron en
mi camino, han pasado los años y estoy muy orgulloso de la mujer que eres, eras
maravillosa entonces y sigues siendo maravillosa hoy y siempre, mi corazón
siempre fue tuyo, ahora está dormida, tirada en la cama como cualquier cosa, desecha,
jirones de piel y fantasía que vive con una alegría plena, ya es de día la luz
del sol entra a borbotones por ventanas y cortinas, la he acariciado muy suave,
le he besado toda la espalda, toda la columna, todos sus lunares, y la he
cubierto con las sábanas, me he marchado de la habitación porque no quiero
despertarla, podría darme una ducha relajante, pero no me da la gana, por mí no
me ducharía nunca, porque quiero tener el olor de su piel desnuda en mi cuerpo
para siempre, mejor me voy un rato a escribir en el ordenador algo bonito para
cuando ella despierte, ella está dormida, yo estoy contento y de buen humor, me
siento inspirado, tengo una musa hermosa que es puro amor, no me ha dado tiempo
a escribir todo lo que tengo en la cabeza cuando ella aparece despeinada y con
mi camisa puesta, esa camisa blanca de pequeños lunares azul celeste que ella
me regaló en mi último cumpleaños, tiene cara de cansada y la sonrisa más
bonita del universo pintada en la cara, se ha sentado sobre mí y me abraza, puedo
sentir en mi cuerpo el calor de su piel, nos miramos y sonreímos, nuestros ojos
se dicen mucho más de lo que podrían decir nuestros labios, nuestros corazones
se gritan en silencio, ¿cómo no te voy a querer?
Antonio cintas anguas
mapashito
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