Tuesday, July 13, 2021

las tres brujas magas

 



Los niños han vuelto a desaparecer como cada noche del cinco de enero, los estamos buscando día y noche, un chivatazo anónimo nos habló de un bosque y sus casas rurales y de algún caserón que parece abandonado, de pequeñas granjas donde no se ven animales ni campos trabajados, hace un frio tremendo, hicimos grupos para poder abarcar más terreno, en algún momento y no sé como nos hemos perdido, nos hemos separado de nuestro grupo, me ha tocado ir con un cascarrabias, no deja de toser y de maldecir entre dientes que esto es obra de mujeres, de las tres brujas magas como las llama, no deja de llamarme novato a cada paso y que tome nota de esto y de aquello otro, se nos hizo de noche y los ruidos del bosque y del campo no ayudan mucho en esta tensión, tengo los pelos y los nervios de punta, a lo lejos se oyen gritos, se oyen disparos, han encontrado algo, tal vez a las brujas, corremos en la dirección de la batalla que parece que se está librando por el escándalo, se oyen detonar bombas, disparos como si se hubiese desatado la tercera guerra mundial, llegamos tarde, un montón de cadáveres se puede adivinar en la tenue luz de la luna y de linternas, entre arbustos y algún vehículo en llamas, el terror recorre nuestro cuerpo, no lo vimos venir, y nos sorprenden, aparecen de la nada, tres mujeres, caigo en una red al dar un mal paso no puedo hacer nada, quedo colgado de un árbol, Gabriel mi supervisor, el viejo cascarrabias les hace frente insultándolas gritando a pleno pulmón, creo que eso las ofende y las enfada aún más, ha vaciado su cargador pero no se ve nada con la oscuridad de la noche, ha agarrado una barra de acero, una sombra se le acerca de frente, le arrebata la barra de acero, casi no puedo oír lo que dice pero la barra de acero levita y como una flecha se clava y le rompe en dos el pecho, sueltan la red donde estoy atrapado, me dejan caer violentamente al suelo y es lo último que recuerdo. He despertado dentro de una jaula, en una cueva, o en un sótano mal iluminado con luces justas, se ven pasillos y se adivinan más celdas pequeñas parecidas a las mías, ya se dónde están los niños pero yo estoy igual de perdidos que todos ellos, lloran, gritan, parecen animales enjaulados con un plato en el suelo con comida y agua como si fuesen perros, tres mujeres me miran, tenía razón Gabriel eran mujeres las que secuestraban a los niños, una de ellas es delgada con la piel blanca como los vampiros, con unos ojos pequeños y rasgados y unos labios finos en una cara que parece de porcelana, con un pelo liso larguísimo por debajo de la cintura casi hasta sus rodillas y tan rubio que no puedo diferenciar si es amarillo o blanco, viste un mono chillón de color amarillo como si fuese un piloto de carreras, o como si fuese la protagonista de Kill Bill solo le faltan las espadas, se llama Melchori y no se puede ser más mala, luego está la que parece la que manda o a la que le hacen más caso porque tiene el carácter más fuerte, parece una pantera, una chica de raza negra Baltasera, preciosa parece zoe Saldaña, casi siempre lleva un vestido rojo de tirantes, unas veces un mono con pantalones, otras veces con falda, o una túnica de gasas trasparentes de rojos que se combinan entre si y un pelo negro recogido con la cola hasta la mitad de la espalda, parece Zoe Saldaña en star trek, pero esta no tiene gracia, es una asesina, son unas asesinas, porque raptan a los niños y se los comen, los cuidan como quien tiene un campo con terneras y se los van llevando y ya no los ves más porque se los comen, vomité hasta mi primera papilla el día que lo supe, la tercera no se los come, la vida nunca deja de sorprenderte, porque no son psicópatas como todo el mundo cree, no son asesinas en serie, Gabriel tenía también razón, son brujas, las brujas existen, las tres brujas magas, y la tercera es para partirse de risa si las circunstancias fuesen otras es una bruja vegana, es la menos mala de las tres, yo creo que en el fondo tiene algo de buena, pero ya me ha contado que le hacen a las brujas blancas, Gasparina es morena, tiene el pelo largo y parece que todo el tiempo lo tenga despeinado, tiene la piel color canela y tiene lunares y pecas, es la única de las tres que nunca ríe, que nunca sonríe, que nunca parece contenta, es la hermana de Miércoles Adam por el tono en el que habla y por su rebuscado sentido del humor, es quien más me habla, quien me cuenta historias de brujas, cuantos años tienen, joder parece que tienen entre treinta y cuarenta y la que menos años tiene acaba de cumplir cuatrocientos años, se pasan la noche del cinco de enero capturando niños por todo el mundo porque si desaparecen todos los de una misma calle o ciudad llamarían mucho la atención, así que se los llevan de aquí y de allá para que nadie sospeche, y se van viendo durante el año y se los comen poco a poco, aunque a ella no le gusta y cada vez le gusta menos, y que no deja a las dos porque les tiene miedo, que actúan como mujeres normales durante todo el año, Melchori tiene una peluquería en un barrio trabajador en Barcelona, Baltasera es una alta ejecutiva en un laboratorio en Alemania, y que ella caprichos del destino trabaja como maestra en una universidad de Salamanca, entre las tres tienen esta casa rural donde esconden a los niños en sus entrañas y un chalet lujoso en la playa, y ella una pequeña casa perdida en las montañas donde disfruta de la soledad y de las flores y frutas silvestres, se ríen de ella porque prefiere comer fresas o arándanos, o moras, o tal vez algún conejo o pajarillo que caza antes que comer el guiso de niño, se reúnen una vez por semana normalmente los domingos, aunque a veces están todo el fin de semana juntas de fiesta bebiendo alcohol y haciendo hechizos, haciendo sufrir a los pobres chiquillos, cada vez quedan menos, sigo con vida porque a Gasparina le gustan mis cuentos, ella sí viene casi todos los días, o un día sí y uno no, creo que se está encaprichando conmigo, caí en su red y por eso les dijo a las otras dos que soy suyo, que me cazó, le leo un cuento cada vez que viene y ella me escucha y me mira atenta, y a veces me da la sensación que en esa cara tan seria se esboza el atisbo de una pequeña sonrisa, me siento como Sherezade en las mil y una noches, me pide que escriba poemas de amor, pero que sean sensuales, no le gustan muy cursi y con mucha miel, quiere sentir arder las mariposas que no tiene en el estómago, y la convierto en la musa de mis poemas, en la musa de mis cuentos, en la musa de mis letras, y ya viene a diario, y ya sonríe sin ocultarlo y llena las galerías con el sonido de su risa, y le brillan los ojos de un brillo extraño, y le pierdo el miedo y veo una mujer preciosa y una niña aún más preciosa de cuatrocientos años intentando escapar de su alma no tan oscura, y me habla de las brujas, que la mayoría son buenas y no malvadas y terroríficas como cuentan los libros y las películas, que las persiguen los humanos y las brujas malas y oscuras desde el inicio de los tiempos, que las queman, las asesinan, las matan, por ser libres pensadoras, por no someterse a leyes absurdas ni al mandato de los hombres y de una sociedad machista, que aman la naturaleza y las artes, que son grandes amantes porque disfrutan de los cuerpos sin pudor ni censura, que aman la poesía y la música, que quieren acabar con ellas porque no las comprenden y envidian y les da miedo su felicidad y su libertad tan pura y absoluta, que cada vez quedan menos brujas blancas que son a las que capturan, que son las que se esconden, y que quedan las oscuras, las que odian a las hombres por asesinar a sus hermanas, porque ellas son casi inmortales y poderosas y la humanidad no tiene nada, que deberían temerlas y amarlas como diosas, y tienen que ocultarse como pordioseras, y se vengan haciendo el mal, creando guerras y enfermedades, envidias, odios, violencia, hambrunas, la humanidad es tan inocente y boba, tan sugestionable, tan fácil de manipular, tratan de defenderos las pocas brujas blancas que quedan, pero las asesinan ellas o vosotros tan dados a quitarle la vida a vuestros salvadores y a todo lo hermoso que se os acerca, yo tengo una bruja blanca dentro de mí puedo sentirlo en sueños pero como lo sospechen seré guarnición en el próximo guiso o aquelarre, no eres como los demás que había conocido, tú eres precioso, no dejes de escribir que me gusta oír tu voz, cerrar los ojos y soñar con los protagonistas de tus historias.


Ha pasado el verano, vuelve hacer frio, sobre todo por las noches, ya no quedan niños, han colocado adornos de navidad para darle un toque más alegre a celdas y pasillos, en las últimas semanas Gasparina ha perdido la sonrisa, vuelve a estar muy seria y apenas si hablamos como solíamos hacer, se acerca enero y volverán a llevar la desgracia a muchas familias cuando les roben a sus pequeños niños, el ambiente está raro, pesado, discuten mucho, se oyen muchos gritos, están tensas, se amenazan como animales salvajes, Gasparina está junto a la puerta de mi celda gritando a pleno pulmón es mío, es mío, van hacer un aquelarre, una fiesta y yo voy a ser el plato principal, y se pelean, tratan de matar a Gasparina, son dos contra una y yo no puedo hacer nada, se golpean, rayos de luces de colores golpean sus cuerpos y las paredes, cierro los ojos, tapo mis oídos con mis manos, esto no está pasando es una puta pesadilla, van hacerme rodajas y servirme frio como si fuese un salchichón, la batalla cesa después de un rato, no se oye nada, un silencio que aterra, marcas de una lucha sangrienta en las paredes, los aceros de las celdas rotos, doblados, las paredes con socavones o derrumbadas, se han dado bien fuerte, pero no veo a ninguna de las tres, las pequeñas luces supervivientes parpadean, una sombra desmadejada se me acerca, con el pelo enmarañado, su ropa desgarrada, sangrando por sus mejillas y su brazo con el hombro lacerado, la oigo susurrar como en trance, es mío, es mío, no podéis tocarlo, se encuentra frente a mí, desecha, herida, a punto del desmayo, me señala con el dedo, es mío, es mío, y un rayo azul me abraza, entra y sale dentro de mi como si mi cuerpo fuese la atracción de un parque de atracciones y soy yo quien cae desmayado. Cuando desperté estaba liberado de mi celda y de mis cadenas, por fin tenia libres las manos y los pies y una nota a mi lado decía que tenia un hechizo que solo se podía romper con un beso sincero de amor como pasaba en mis cuentos y en los libros, porque eres mío, mío, Gasparina estaba en el suelo como en un sueño profundo rodeado su cuerpo de un aura verde muy extraña, me dispuse a salir corriendo, por el pasillo encontré a Baltasora era de piedra y le faltaba su cuello y su cabeza que ahora estaba a sus pies, no miré atrás, ya en la puerta encontré a Melchori con los ojos abiertos como platos y sonriendo como si le hubiesen contado un chiste, y tenia clavados por todo su cuerpo todos los cuchillos que había ido utilizando para cocinar a los niños, podía ver la luz blanca, sentir el aire fresco de la libertad, salí y una cegadora luz me abrazó meses después y corrí, corrí, pero algo me pasaba, era como si hubiese encogido mi tamaño, veía muy cerca el suelo, miré mis manos y estaba soñando tenia unas garras negras, busqué mi reflejo en un charco y no podía creerlo era un gato negro con una media luna blanca en la frente, corrí y corrí con lágrimas en los ojos hasta donde alcanzaron mis fuerzas, hasta que no pude correr más y se me hizo de noche con un manto de estrellas, estaba oscuro, asustado, tenia frio y el aullido de los lobos me aterraba, y el calor de una mano me sostuvo por la nuca, anda ven no se te puede dejar solo, era Gasparina que se encontraba mejor y había salido en mi busca, dentro de la casa volví a tener cuerpo de hombre y me explicó que era libre de ir donde me diese la gana pero que fuera de los muros de su casa siempre seria un gato fuese a donde fuese, que ese era mi hechizo y que ni ella misma podía romper porque lo hizo en un momento de ofuscación herida y en trance por la brutal batalla que tuvo contra dos brujas más fuertes que ella, pero que por alguna razón sus cuentos, sus poemas, su compañía le brindó una fuerza para poder vencerlas.


Se fueron a la casa de las montañas, no quedó rastro de la casa rural, la destruyó Gasperina hasta los cimientos las brujas que vendrían al aquelarre culparon de lo sucedido a los humanos, y le perdieron la pista a la bruja que no le gustaba comer niños porque era vegana.


La casa era bonita y acogedora, de noche observar el cielo era un espectáculo al no haber contaminación lumínica se podía ver el universo con sus estrellas, aunque espectáculo era ver a Gasperina ir y volver volando con su escoba, tenia un coche, un audi de color negro de segunda mano para las apariencias, para cuando iba al trabajo, a la compra o cosas así, yo seguía escribiendo cuentos que le leía cada tarde o cada noche cuando regresaba del trabajo, o le leía poemas de amor o sensuales los fines de semana con una copa de santa teresa con cola o malibú con piña en la mano, yo era libre, aunque no del todo porque me convertía en gato, pero no me iba de su lado porque quería estar a su lado, porque era preciosa, porque me quería y se le notaba cada vez que nos dábamos un abrazo, o cuando me sostenía entre sus pechos acariciando mi media luna blanca y yo ronroneaba y me besaba el hocico y mis bigotes con sus labios, o cuando lloraba lágrimas de fuego por el hechizo que me hizo y que no podía romper, se pasaba horas estudiando, libros viejos como el mundo buscando un antídoto, una pócima, yo la estrechaba entre mis brazos y le besaba las lágrimas y los labios, ella me pedía perdón una y otra vez, y yo la callaba a besos y le decía te amo y tengo siete vidas para vivirlas contigo y demostrarlo, me acostumbré a ser un gato que correteaba tras las mariposas y jugaba a esconderse entre margaritas y amapolas, a perseguir pajaritos y otros animales y a esconderme cuando quería llevarme volando en su escoba, en las cuatro paredes de color albero de aquella casa mágica, la vida normal de una pareja, caricias en los dedos, en las piernas, en el cuello, y de noche hacíamos el amor y mis dedos se perdían en el mapa de su espalda, besaba sus pecas y sus lunares, y su sonrisa eso sí que era magia, yo iba como cada mañana que iba a dar clases a la universidad a despedirme maullando, yo decía miau a mi Miércoles Adam y ella adiós gatito, y un miércoles por la mañana ya casi levantando el vuelo de su escoba para ir a por el coche y marchar a trabajar no dejaba de llorar yo no me di cuenta porque estaba medio dormido, pero ya no era un gato, un beso sincero de amor había roto el hechizo, corrimos el uno hacia el otro y nos abrazamos, y así sin arreglar ni nada me subí a la escoba, la agarré por la cintura y me fui volando con la alegría de los locos y los enamorados por los verdes bosques abrazado a mi bruja blanca.

 

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

mapashito

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