Bruna
– Solo te amaré a ti, a nadie
más.
– Siento oír eso, no le
cierres las puertas al amor.
– Solo te amaré a ti, a nadie
más
Echo de menos el sonido de tu
voz, tu respiración en mi cuello, tus abrazos, echo de menos tus bromas, el
sonido de tu risa, tus chistes malos, echo de menos el calor de tus manos en
mis pechos y resbalando por el sudor de mi espalda, como escribías poemas en mi
piel cuando me quedaba medio dormida en tu pecho o tú me llenabas cada poro de
besos, echo de menos esos besos de tu boca, el modo en el que me mirabas, nuestras
locuras juntos, las sábanas mojadas, el sexo en la ducha, los fines de semana
de senderismo, o estar tumbado tomando el sol como lagartos en la arena de la
playa, echo de menos tu compañía, tus caricias, tu magia, encontrarme tus
calzoncillos entre mis bragas cuando sacaba la ropa de la lavadora, esas tardes
juntos viendo llover por la ventana, y tu decías cosas bonitas, echo de menos
tus cuentos incoherentes destroza infancias tan llenos de fantasía, tu dedo
secándome una lágrima de mi mejilla en los días más jodidos, esas copas de
vinos viendo la televisión o un partido de futbol, echo de menos tu paciencia y
tu infinito cariño cuando no sabía que ropa ponerme y te hacia desfile de
modelos y tú me hacías reír y me soltabas piropos insospechados que me levantaban
el animo y me llenaban de alegra, echo de menos eso, nuestra alegría juntos y
nuestra paz, nuestra historia, echo de menos eso tu amor tan bonito, ninguno de
los dos nos merecíamos el dolor que vino, me hiciste prometer una promesa que
sabías que no cumpliría, solo te amaré a ti Merlín, a nadie más, a nadie más.
– ¡Bruna!, ¡Bruna!, lo
tenemos.
– Lizard no juegues conmigo.
- ¡Eureka!
– Te lo mereces Bruna, ¿qué
nombre le vas a poner?
- Merlínano
– Vamos hacer una fiesta para
celebrarlo, ¿te quedas?
– Estoy cansada iré a casa.
El clima estaba así de
caprichoso, por las mañanas hacia un frio polar, por las tardes era verano de
toalla y playa, y de un día caluroso al rato se nublaba y se ponía a llover, lo
había conseguido, después de tantos años y tantos esfuerzos lo había conseguido,
y tenía que ir, sentía una presión en el pecho que la ahogaba, tenía que ir y
decirle que lo había conseguido, la gente corría por las calles en busca de
refugio, el cielo se puso feo, llovía muy fuerte con relámpagos y truenos,
pronto se quedó sola, la gente los días de lluvia desaparece como si en lugar
de agua cayese acido del cielo, no podía dejar de llorar, lágrimas en la lluvia
resbalaban por sus mejillas, no sabía bien que decir ni por donde empezar, si
alguien la veía y la escuchaba la tomarían por una loca.
– Lo hemos conseguido cariño,
le puse tu nombre Merlínano, ya nadie tendrá que pasar por lo que tú y yo
tuvimos que pasar, ojalá lo hubiera logrado antes, ojalá estuvieras aquí, te
echo de menos.
La tormenta caló a Bruna
hasta los huesos, no había ni un alma por la calle, dejó atrás el cementerio,
iba de cuando en cuando a decirle a Merlín como le iban las cosas, que estaba a
nada de crear una revolución en la industria farmacéutica, que no había
olvidado su promesa, que le diera un poco más de tiempo, en el laboratorio
había un chico un poco mono que le tiraba la caña por si picaba se veía a
leguas que estaba interesado, el vigilante de seguridad, apretó el paso para
llegar a casa, estaba empezando a sentir frio y lo último que quería ahora era
agarrar un resfriado, estaba empapada hasta el último átomo de su cuerpo, se
pegó una ducha caliente, sin prisa, una hora bajo la alcachofa tratando de
poner en orden sus pensamientos, era la hora de la cena pero como de costumbre
no tenía nada de hambre, solo picó algo, unas aceitunas y se tomó una copa de
vino, que con el estomago vacío enseguida se le empezó a subir a la cabeza,
seguía llorando, no podía dejar de llorar, sin darse cuenta se había acabado
ella sola una botella de vino y todo comenzó a darle vueltas en la cabeza,
sentía nauseas, estaba mareada, y como venía siendo costumbre en el último mes
no pudo llegar a la cama quedó inconsciente en el sofá, desparramada de
cualquier manera.
– Ese vigilante del trabajo,
¿cómo se llama?
– ¿Qué más da como se llama?
– Bruna, ¿cómo se llama?
– Marwan, se llama Marwan,
¿ya estás contento?
– No le cierres las puertas
al amor.
– No me pidas eso.
– Yo solo lo digo.
La alarma del teléfono la
despierta final countdown del grupo Europe suena a todo lo que da y la
sobresalta, ufff que mala cara, tenía una aceituna pegada en la cara, esto no
habrá maquillaje que lo arregle, que mala noche, la barriga revuelta por no
haber comido nada y haberse clavado una botella de vino, un dolor de cabeza de
narices, esperando que no haya muchos gritos en el laboratorio, hoy es un día
de esos de los que no se tienen ganas de nada y donde no respondes a los buenos
días y a los pesados los espantas con tan solo una mirada asesina, se recoge el
pelo con un moño y decide vestirse informal unos pantalones vaqueros azules y
una blusa negra con no mucho escote y encima una pequeña rebeca lila por si se
le corta el cuerpo o por si alguien decide poner muy fuerte el aire
acondicionado, se dispone a salir cuando Marwan le envía unos mensajes, algo
gordo se esta cocinando en las altas esferas y teme que no le va a gustar ni un
pelo, se lo huele pero hasta que no se lo digan en su cara no se quedará
conforme, esta de mal humor hoy no irá a trabajar en bicicleta o en el bus, le
apetece ir en su fiat punto negro y vuela por las calles de una ciudad que
empieza a despertar no le importa la multa, le importa lo que se pueda
encontrar, las últimas líneas de Marwan martillean en su cabeza, las
farmacéuticas quieren que seamos enfermos crónicos.
– No podemos sacarlo al
mercado de ese modo y ni a ese precio, la empresa quiere beneficios y este
producto es una bomba de mercado.
- ¿Y el dolor de los enfermos
y de las familias?
– No se lo tome como algo
personal, la vida es así, el negocio es el negocio.
– Pero ¿qué coño me está
contando?
Oculta su rostro con sus
manos, hiperventila, a su alrededor todo son gritos, insultos, reproches, Dios,
no esta pasando, cuanto hijo de puta suelto aprovechándose del dolor humano,
gente ruin, sin corazón, sin escrúpulos, se hace el silencio a su alrededor,
luego el vacío, y se ve quince años más joven, a sus treinta y dos años
llevando a la hija de seis años de una amiga a la biblioteca provincial donde va a estar el
cartero real de sus majestades los reyes magos, lo ve, tan tímido, lleva un
rato espiando todos sus movimientos, por el amor del cielo es un niño grande,
tan callado, tan amable, sus hermanos vinieron a verle y le hicieron bromas con
eso, tiene los ojos verdes más bonitos que había visto jamás en una cara tan
triste, entonces decide hacer una de sus locuras y se sienta con sus dos metros
de mujer en las rodillas de aquel cartero real para sacarle la timidez, y sus
majestades los reyes magos les hacen el mejor regalo de todos, encontrar el amor,
hola me llamo Bruna, hola me llamo Merlín, luego vinieron unos años de amor de
película, de vivir juntos, de hablar de boda, pero Merlín enfermó, los riñones,
la arenilla pasó a cálculos, estos a más, a infecciones, dolores inhumanos,
visitas cada vez más seguidas al hospital, la necesidad de un trasplante, y una
larga y dura travesía por médicos y pruebas para acabar muriendo como un perro
padeciendo dolores inimaginables, y ahora había descubierto la cura, una
pastilla azul que no solo destruía todas las piedras, además recuperaba y
limpiaba el riñón y todo el sistema urinario, con un mes tomando un par de
pastillas al día los problemas, las enfermedades del riñón serían ya cosa del
pasado, pero no iba a ocurrir, las farmacéuticas quieren que seamos enfermos
crónicos, lo guardarían en un cajón y venderían las pastillas a precio de oro
para los más ricos, y el recuerdo de Merlín echo harapos entre sus brazos era
algo que no podía soportar, no lo permitiría, la tendrían que matar, pero esa
medicina llegaría a la gente que más lo necesita.
La vida es injusta, en la
vida siempre ganan los malos, los poderosos, por eso en las películas siempre
ganan los buenos, porque tenemos que inyectarnos fantasía para seguir viviendo
en el mundo de locos que nos ha tocado vivir, así nos engañamos, vemos una
inexistente luz en el horizonte, un brillo de esperanza en que todo va a
mejorar y los malos pagarán sus maldades y las personas buenas serán
recompensadas por su buen corazón, fantasía, sueños que escapan entre los dedos
como un montón de arena blanca, pero esta vez sí, esta vez es de esas
probabilidades del 0000000,1 por ciento donde el bueno se sale con la suya y al
malo le dan por donde amargan los pepinos, por donde pican las avispas, ha
enviado el Merlínano por toda la red, internet, científicos, farmacéuticas,
hasta al espacio para que se enteren de su existencia hasta las putas
estrellas, todo se lo ha dejado en manos de Rosa montero su mejor amiga y su
psicóloga en los últimos diez años, ahora huye por miedo a que le pueda pasar
algo, tendrá que llevar una vida nómada, ya no podrá visitar a Merlín, ha
decidido ser la heroína de su vida, de su propia película, y si algún día
amanece muerta en la cuneta de una carretera no le importa estará en brazos de
Merlín, si la gente supiera, tal vez los institutos o alguna biblioteca podría
llevar su nombre, fantasea con Merlín mientras su fiat punto negro vuela a toda
velocidad por las carreteras de media Europa.
– Me he pintado los labios de
chocolate para llenarte de besos, para que puedas comer chocolate.
- ¿Y las uñas?
– Para llenar de chocolate tu
espalda.
– Ahora sí que puedo llamarte
bombón sin equivocarme.
– Haz poesía en mi cuerpo, él
será el papel en el que escribas.
- Quiero encender la luz en
cada poro de tu piel, quiero que me dejes escuchar tu respirar, conocer los
caminos de tu piel, acariciar tu pelo, ese oscuro y negro como una noche sin
estrellas que cae sobre tus hombros y acaricia tu espalda y que queriendo y sin
querer se enreda en tu cuello, entre tus manos y mis dedos, quiero sentir el
latir acelerado que provocan mis caricias, emprender un viaje al interior de
tus ojos y encontrar y vivir en esos mundos mágicos que se esconden en tu
corazón, quiero encender cada poro de tu piel, con besos y caricias que te
sepan en la boca a poesía, recorrer ese tatuaje que te divide el cuerpo en dos,
justo por la mitad de tu pecho hasta tu cintura, recorrer tu columna, leer y
recitar las letras que escribieron y hacerte suspirar como yo suspiro en tu
ausencia porque nos echamos de menos, uno suspira cuando lo que siente ya no le
cabe en el pecho, hoy eres mi galleta de chocolate, mi casita de caramelo, mi
caperucita marrón, quiero encender la luz en cara poro de tu piel y aullar como
un lobo a la brillante luna que es tu cuerpo.
– Solo te amaré a ti, a nadie
más.
Antonio cintas anguas
mapashito
1 Comments:
Inyectado con un poco de realidad, los grandes laboratorios jamás jugarán a perdida ....hermoso escrito 🥰🥰
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