música
MÚSICA
La reina mora tuvo un mal
día, lo mágico y lo bonito de la noche se desvaneció como la tinta de su poeta
cristiano en las aguas del mar, esa noche no habría luna llena, estaba nublado
y había discutido con el sultán que le reprochaba sus salidas y su forma
indecente de vestir, debía comportarse como una reina y ser más recatada en su
forma de vestir, esa noche Adama el grande tenía una cena de importantes
mandatarios y mercaderes, había descubierto las sábanas manchadas de tinta y
tantas noches encerrada en su habitación sin ir a ocupar su lugar en la cama
matrimonial estaba empezando a sospechar
y los celos le llenaban los ojos, siempre le había caído mal el cristiano y no
comprendía aquella amistad como no comprendía que su padre dejase con vida o no
expulsará a los cristianos del castillo de san Jorge con quienes tenía un
tratado de concordia, mucha tinta por todas partes pero no veía nada escrito en
ningún lugar, fue entonces cuando a la reina mora se le heló la sangre el
cristiano dejó un pergamino junto a la almohada que el sultán se dispuso a leer
en voz alta, estaba furioso y ella temblaba de miedo.
Algún día mi niña todo esto
será tuyo, eres la más bonitas de las niñas, tu sonrisa me salva y me da la
vida, oírte reír, oír tus pequeños pasos por las galerías, eres aún muy pequeña
para entender que eres toda mi alegría, que eres mi sol y mis estrellas y que
cuando me llamas mamá todo mi ser tiembla de emoción, eres mi mayor tesoro, lo
que más quiero en el mundo y no hay velo que esconda tu risa y tu belleza, que
bonitos ojos cada vez te pareces más a mi cuando era pequeña, y nos volverás
locos a tu padre y a mi si eres tan traviesa, te quiero mucho y te adoro nadie
dijo que fuese fácil ser princesa. Que bonitas palabras que bien escribes, ya
comprendo tus horas de encierro y las manchas de tinta, se fue a preparar su
fiesta y la reina miraba al castillo de san Jorge tragándose las lágrimas
emocionado por aquellas palabras tan bonitas a su niña, que grande eres
cristiano.
En la fiesta iba vestida de
negro desde los pies a la cabeza, con velo de gasa y con sus grandes y costosos
brazaletes, su piel escondida bajo aquellos ropajes negros y dorados, se vio
elegante y bonita, entonces el sonido de una flauta dejó la fiesta en silencio
todos miraron en las almenas de donde provenía, el cielo estaba rosa preñado de
nubes cargadas de agua, la reina mora miraba con una sonrisa hacia el castillo
era su amigo cristiano que le daba vida a los pentagramas que la noche anterior
puso en su piel, secreto desvelado, acababa de convertirla en música.
Antonio cintas anguas
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