polvo de estrellas
POLVO DE ESTRELLAS
Bajo la luz de la luna llena
se podía ver un milagro rojo brillando su piel morena como polvo de estrellas,
su sonrisa roja tenia los labios pintados de poemas, era un regalo del cielo,
su larga melena mecida suave por la brisa, sus hombros, su rostro, sus caderas,
que podría ser un regalo del cielo hecho por los ángeles y se lo creería, tal
era su belleza y el corazón de fuego que latía en el pecho de aquella reina,
que hasta de rojo parecía teñirse la luna llena con sus estrellas azules.
Incluso podía a ver a pesar
de la distancia y de las sombras la magia de los ojos de aquella reina mora que
era mágica porque no solo podría llenar su piel de oro de suspiros y letras,
era música y podría llenar de música su alma hasta que danzara bajo las
estrellas o en las noches más oscuras, estaba empapada de fantasía y podía
llenar aquel hermoso ombligo de tinta y mojar su pluma para escribir poesía en
su vientre de color de caramelo como si fuese un lienzo o un pergamino.
Y se marchó con una sonrisa
en los labios la reina mora más roja a soñar como la mecían las estrellas, toda
sensual y preciosa, con sus ropajes rojos, su elegante y hermosa espalda y el
brillo rojo de un zafiro en el colgante que llevaba, había provocado un
incendio de palabras bonitas, ella que es sin saberlo poesía en movimiento y no
es una estrella más es todo el universo, que había despertado esa noche un millón
de poemas, de suspiros que entraban por su ventana para abrazarla y susurrarle
al oído, eres la reina mora más guapa y la única capaz de dejar a una ciudad
que duerme con sus corazones en llamas.
Antonio cintas anguas
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