hazlo
HAZLO
Hazlo escribió, sin importar
el peligro y los riesgos, llevaba unas semanas que le hacían feos, que le
quitaban la vida con ofensas y peleas sin sentido y le reñían como una niña,
todo estaba dispuesto, nerviosa, la habitación olía a incienso y a cera
quemada, y su piel a lavanda y a dama de noche, tenía el ombligo lleno de tinta
y cuando su amigo cristiano mojaba la pluma para seguir escribiendo ella se
sentía tintero, y se reía porque a veces sentía cosquillas y otras veces se
emocionaba y sentía como su piel ardía y se le erizaba y suspiraba tan fuerte y
profundo que se le escapaba pocas veces un pequeño gemido que hasta le daba
vergüenza, le daba cosquillas cuando escribía en su vientre pero no se detuvo
ahí, sentía la pluma en sus muslos, en sus brazos, entre sus brazaletes, entre
sus caderas, entre sus hombros, lo último fue su espalda, se sentía como una
niña traviesa, el cristiano no le tocó ni un pelo, ni demás, fue todo un
caballero solo hizo lo que le había pedido quería sus letras en su piel porque
ella era poesía y agradecía cada palabra bonita porque se sentía bien al
leerlas y releerlas
Cuando hizo que se mirase a
el espejo no sabía donde poner sus ojos, le había escrito en el vientre y en la
espalda dibujando un par de alas, los brazos y las piernas eran pentagramas y
le había llenado la cara y el pecho de estrellas, le pidió que le leyera lo
escrito y que le explicase que eran todos esos dibujos que adornaban cada
rincón de su cuerpo, definitivamente el rojo de sus ropajes le hizo perder la
cabeza a su amigo cristiano, en tu espalda entre el dibujo de dos alas dice
así.
Eres un ángel, lo sé, no es
que te idealice es que una belleza como tú nunca antes la habían visto mis ojos
y es porque no eres de este mundo, eres una diosa, un ángel, una estrella fugaz
que ha extraviado su camino y brilla en esta piel de bronce y de miel en compañía
de amatistas y zafiros, porque cuando duermes y la luna toca tu espalda soy yo
quien se pone nervioso al ver tus alas, la tumbó en la cama y mientras leía su
vientre y se fue recostando sobre su pecho.
Para los tontos las puertas
del paraíso está entre tus piernas, cuando cualquiera con dos dedos de frente sabe
que hay que subir al cielo para encontrarlo no bajar, las puertas del paraíso
están en tu pecho, entre tus brazos viendo los dos universos que tienes por
ojos y la fuente de la juventud que tanto buscó Alejandro y que se esconde en
tu sonrisa, y mirando sus ojos acariciaba sus mejillas.
Tienes un cabello tan bonito,
una cara tan guapa, una mirada de esas que te roban el alma y unos ojos tan
bonitos que te llenan de paz y de calma el cuerpo y el espíritu que eres
hermosa desde aquí a las estrellas, y los pentagramas ese secreto te lo
desvelaré mañana.
Y se fue por donde había
venido porque el día ya clareaba y podrían descubrirlo, la reina mora se miraba
en el espejo una lagrima asomaba en unas de sus mejillas, cuantas cosas bonitas
le había escrito y dicho, le daba pena tener que borrarlas pero así era la vida
y el destino y se fue bien temprano a la playa y se bañó desnuda entre las olas
del mar y su espuma blanca borrando la tinta de su piel con una sonrisa en el
alma.
Antonio cintas anguas
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