mirada de plata

 

MIRADA DE PLATA

 

Cuanta poesía derramada en ese rostro blanco de estrellas, que tantas caricias conoce de lágrimas de cristal y saladas, por esa bola de cristal, el ojo que todo lo ve y que no puede ser más hermoso bajo ese lienzo azabache en forma de sombrero que trae rosas rojas como el rojo del poema de su boca y de sus versos, a veces piensa que es una estrella sin saber que es el universo entero, un cosmos de arte, de música, de pura vida de secretos inconfesables.

 

Que ojo tan bonito y lleno de mundos entre la amapola de su boca y las rosas que en un cielo de noche tratan de ocultar el brillo de su sonrisa y de su cabello, no hay ojo más bonito ni aquí en la tierra ni allá en el cielo, ni en ninguna galaxia conocida o por conocer, verlos de cerca, a un segundo de distancia, o entre la distancia de un beso a otro beso, debe ser tan abrumador, tan emocionante, que seguro se te pone la piel de gallina y se te erizan los pelos.

 

Cuanta belleza derramada la de ese rostro bonito hasta el infinito de los mundos de sus ojos, que guarda en el rojo sellado de su boca, su secreto, un arma atómica, con forma de sonrisa y que estalla con el sonido de su risa llenando con su onda expansiva a todo lo que toca de luz y de alegría, cuanta belleza la de esa sonrisa derramada por tu piel llena de marcas, de lunares, de cicatrices y de recuerdos, de historias de caricias inolvidables y de besos que te hicieron soñar con estrellas azules y ser la princesa de un cuento, eres una Diosa, una obra de arte en movimiento, humilde como ninguna, pero naciste con esa maldición o ese don, tienes las estrellas más bonitas del cielo en tu cuerpo.

 

Cuanta poesía derramada en ese rostro blanco de estrellas, en esas mejillas hermosas como un campo lleno de rosas blancas, con la belleza de ese ojo lleno de poesía y magia, eres un ser de luz, un ángel lleno de pureza, a veces un poco perverso, pero que bonita eres chiquilla toda seria o riendo, con esa mirada de plata, que mira y es capaz de llenar de caricias el alma.

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas