Sunday, October 09, 2022

maldito los hombres y sus guerras

 


MALDITO LOS HOMBRES Y SUS GUERRAS

 

La misión era ir al Tarek a proteger a la esposa de Karim, nos matarán antes de que nos acerquemos a sus murallas, ni la bandera blanca podrá salvarnos la vida, y si se diese el milagro tendría que enamorar o provocar los celos en la pareja, o sea, que lo mire por donde lo mire estoy muerto, porque aunque no veo el plan oculto del rey es lo mismo, mis días están contados, pero no puedo negarme o asesinará a todos mis hermanos de la orden, una fortaleza imponente a lo lejos y ya nos rodean cientos de soldados de Karin con cara de muy pocos amigos, entregamos el mensaje con el sello del rey, mientras debemos esperar, se nos hizo de noche durante el camino y puedo morir mirando a las estrellas, que las de esta noche cálida me recuerdan a la sonrisa de Mérida.

 

Milagro nos permiten el paso, y enseguida veo el rostro de nuestra suerte entre un velo y un vestido verde, Karim se encuentra de regreso a la fortaleza y puede demorar unos días, nos desarman, y ella acepta encantada nuestra compañía y protección y nos da las gracias por salvarle la vida pues ella iba en la caravana que estaba siendo atacada, se acerca a mí, me habla, quiere ser música, quiere ser poesía, como la reina mora de mi flauta, le cuento la historia para que comprenda las razones que me impiden poder hacerlo, las diferencias, pero solo consigo que suspire más, y que sus ganas aumenten, no puedo defenderla sin mi espada, a su orden todos tenemos nuestras espadas, ha oído que los cristianos le ponen nombre a sus espadas y quiere saber el nombre de la mía, yo no le puse nombre, perteneció a mi padre antes que a mí, y le puso el nombre el reino de los cielos cuando perdió a mi madre, que romántico.

 

Pasaron los días, y Ludmila no se apartaba de mi lado, cuando oía la música de la flauta le salían chiribitas de los ojos y de sus labios siempre rojos suspiraba bien hondo, llegó Karim que infundía miedo solo con mirarlo, y ya sabía lo de la caravana, otra leyenda que me perseguiría, aun así no quería nuestra presencia allí, no se fiaba del rey de Jerusalén y le sorprendió que le dijese que yo tampoco, mi presencia aquí no es casualidad es un ardid para poner en peligro a usted o a su esposa, Ludmila le hablaba maravillas de mí, quería que me quedase con ellos, que no era un soldado como los demás, que tenía una sensibilidad especial, que podría ser poeta, músico o filosofo, pero que era un testarudo hombre de fe, y se desató la tragedia, tres traidores en las filas de Karim se quitaron la ropa y portaban nuestros colores, con sus flechas trataron de matar a Karim, asesinaron a mis hermanos y cuando fui a morir Ludmila se puso en medio y dio su vida por mí, los tres traidores dijeron que siguieron ordenes mías antes de morir, mientras tenia a Ludmila entre mis brazos y lloraba y le secaba una de mis lágrimas que había caído sobre sus mejillas color de caramelo y bronce, era tan hermosa como una noche de verano, suave como la flor de los cerezos, maldito los hombres y sus guerras.

 

Karim ya no creía mis palabras, los cristianos son todos unos mentirosos, me dejó con vida porque me vio llorar por su esposa y no había mentira en mi llanto, tú le salvaste la vida y tú se la quitaste, estamos en paz, perseguiré hasta el fin del mundo a ti y a tu orden hasta veros a todos muertos, y a ti te arrancaré el corazón, ve y dile a tu rey que ya tiene su guerra, Jerusalén será mía.

 

Y verso galopaba todo lo rápido que podía, bajo la luz de las estrellas que esa noche lloraban por su reina.

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

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