Thursday, October 13, 2022

mi mora azul

 


MI MORA AZUL

 

Llegar a Jerusalén y entrar en un calabozo con sir Robert al único a quien le conté todo, todos los hospitalarios eran presos y el rey de Jerusalén ya tenía la guerra que quería y marchaba por el desierto al encuentro de Karim con todo el ejército del que disponía, a todos nos quedaban pocos días de vida, Karim guardaría unos días de luto mientras el ejército templario moría de sed y bajo un sol abrasador, uno a uno sus soldados perdían la vida, dejando un reguero de muerte en su camino y cuando estuvieran más débiles les aplastaría como haría la suela de sus zapatos con un gusano, ruido de espadas, alguien viene al rescate, un ángel azul con una cruz dorada en el pecho y el pelo recogido en forma de cola de caballo, es Mérida la reina de Jerusalén que con unos soldados fieles nos libera, como reina quiere pelear por la ciudad, yo también, pero la ciudad tiene más posibilidades de vivir si nos marchamos, hay que llevarla a Francia, a Inglaterra, no importa todo está lejos y nos alcanzarían, tengo un plan, ya sé donde quieres morir Adrián, sir Robert me ha leído el pensamiento, aunque el camino sea más largo y la fortaleza tenga menos hombres vamos a jugar al engaño con Karim, regresamos al castillo de san Jorge.

 

Nos ven llegar a la playa Adama nos aborda con sus hombres, le rogamos que esconda a Mérida en la alcazaba, su cara pierde su color empalidece, no traerás la desgracia a mi casa, y huye, dan la alarma para que todo el mundo se esconda tras las murallas, Mérida se enfada, quiere luchar y morir a mi lado y tal vez lo consiga, el engaño es aguantar los embestidas en el castillo de san Jorge para ganar tiempo en la huida de Mérida hacia alguna plaza fuerte de España, preparamos la defensa, aceite hirviendo, flechas, rocas, todo cuanto tenemos Karim no tardará en aparecer con su flota. Una flota colosal aparece de la noche a la mañana, aguantar unos días es del todo imposible, será un milagro volver a ver la luz del sol, nos atacan enseguida miles de soldados, después de una bienvenida de sus catapultas que nos han bombardeado dejando el castillo medio destruido, vienen por todos los frentes y luchamos codo con codo pasan las horas, los milagros existen, se hace de noche insisten, no aguantaremos toda la noche, sir Robert a muerto, Paolo es ahora quien manda y saca bandera blanca para parlamentar en la playa, unas horas de descanso tras una muy dura batalla.

 

Mérida a luchado como una fiera salvaje, que buen rey habría sido, que buen soldado para nuestra orden de haber nacido hombre, esta empapada en sudor y en hollín y una línea de sangre recorre por su cabeza hasta sus mejillas y aun así se ve preciosa, bebemos un poco de vino en esta débil tregua, nos miramos a los ojos y me besa con todo el fuego que lleva dentro, me pide perdón y soy yo quien la aplasto contra el muro y le devuelvo el beso, de todos modos iré al infierno por todos mis pecados, vamos a una habitación, con un poco de agua limpio la sangre y el hollín, será víctima de mi tinta, le dibujo pentagramas y notas desde el cuello hasta sus brazos, y en sus piernas y muslos que son dos poemas de sueños y estrellas fugaces, alas de ángel en su espalda y escribo bajo su cuello con letras grandes Mérida acompañada de mariposas, eres más que una reina sin reino, más que una princesa común, eres fuerte y rebelde, viaja y llena los caminos y otros reinos con tu luz, seguimos bebiendo vino, se relaja, se desnuda, puedo escribir en sus bonitos pechos, su vientre, sus caderas, que es ardiente su pasión, que es un dragón que todo lo quema, que es suave como un suelo de pétalos de flores, que su cuerpo esta hecho de polvos de estrellas, y que el paraíso esta no entre sus piernas, sino en el calor de su pecho, rodeado por sus brazos, porque ella es un templo sagrado y el cielo es poner el oído en su piel y oír los latidos de su corazón, que suena como un coro de ángeles al igual que su sonrisa.

 

Se acabó la tinta, la miro en la cama tendida, como una obra de arte, como cuando te llega tarde el amor, y le pido perdón por mi traición, un camello blanco como la nieve llega, le pongo la ropa, esta preciosa, definitivamente es un ángel y un regalo del cielo, con sus gasas y su velo azul, la reina mora es una amiga fiel, y su leal camello ya la lleva como una mora más camino de la alcazaba, mi mora azul.

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

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