Monday, September 30, 2024

la reina templaria

 


LA REINA TEMPLARIA

 

Por fin hizo un amigo

en la corte es todo

demasiado aburrido

y el templario que la guardaba

le respondía aunque

lo tuviera prohibido

 

Rodrigo era muy joven

para ser un soldado del temple

pero era el hijo mayor

de un duque, o de un conde,

y se vio envuelto en esa situación

 

Con Rodrigo se podía desahogar

ser ella, y aquel condenado

zalamero siempre sabía

como hacerla reír

con sus bromas y sus poemas

 

Hasta que una noche

un enemigo llamó a sus puertas,

parecían hombres

pero tenían en la oscuridad

los ojos rojos y su sombra

la del diablo que lo habitaba

y que venía pidiendo sangre

 

La reina tenía que ser rescatada,

llevarla a otra fortaleza,

intentó en vano llevarse a su Rodrigo

pero solo podían acompañarla

los mejores guerreros y más fornidos

 

Al amanecer y en la distancia

se encogen los corazones,

son al menos mil a uno

miles de cientos de hormiguitas

tratando de devorar una golosina

blanca como aquel castillo

trepaban por sus muros

 

La reina cabalga a toda velocidad,

no escucha las palabras

de su compañía,

que le cuentan

que para volver son

cuatro días de ida

y como poco otros cuatro de regreso

y el castillo caerá en un día

 

La reina ha visto luchar

a los templarios,

aguantarán, está convencida,

tienen que aguantar

 

Al rey gris, a quien no soporta,

le promete ser su reina y esposa,

con la condición, de que recupere

su esbelto y bello castillo blanco,

por supuesto accede

lo ve el capricho de una niña

pero tendrá poder en la santa sede

y se unen a la lucha cientos de reyes

 

Y alcanzan el castillo

y dos hombres pelean por su vida

un hospitalario, y un templario

espalda con espalda

pero la lucha no es justa

están perdidos,

que uno de ellos sea Rodrigo

y la reina deja caer su capa

y desenvaina su espada

 

Con su armadura blanca

se lanza al ataque

y le siguen cientos de miles

de hombres con sus estandartes

 

El enemigo estaba desprevenido,

si tardaron en tomar el castillo

ocho días, resistiendo solo

ochocientos templarios,

todo ese horizonte de cruces

los convertirá en cenizas y polvo,

los aplastarán

con los cascos de sus caballos

 

No hay vida en su bello castillo,

todos los soldados han caído,

masacrados como sus habitantes,

hombres, mujeres y niños,

y corriendo por almenas

y pasillos por fin encuentra

a su amigo Rodrigo

con sus ojos verdes

apagados para siempre

 

Y entre sus manos

junto a su pecho

una carta, le cierra los ojos,

coge la carta entre lágrimas,

y en su frente le da un beso,

eras más fuerte de lo que pensabas,

mi peque, mi pequeño templario,

dice la reina con la voz quebrada

y el alma rota

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

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