historias que me cuentan tus lunares
HISTORIAS QUE CUENTAN TUS
LUNARES
Estuve toda la noche oyendo
las historias que contaban tus lunares, uno me contaba cosas de cuando eras una
niña y el de al lado le decía es un extraño no hables, otros susurraban
hablando entre sí, y alguno me contaba que no eras de este planeta que huiste
de una cárcel de oro, porque querías conocer el amor y te bajaste para
conocerlo mezclándote entre mortales, abandonando una nebulosa que escondía un
pequeño planeta de nombre impronunciable, otros contaban que eras una mujer
soñadora y romántica, con muchos sueños por cumplir y dos más abajo que tuviera
cuidado que tenias mucho genio y coraje, para que dos más arriba dijeran, no le
prestes atención, es todo ternura y una criatura adorable, otro sin vergüenza
me contó que eras muy fogosa y me dio detalles, que los de alrededor lo
abuchearon porque esas cosas un caballero no se las cuenta a nadie, otros me
contaban que eras una princesa del cosmos y que brillaban en tu piel las
estrellas más bonitas y rutilantes, alguno se aventuró incluso a susurrar es la
hija de la luna guarda el secreto que no lo sepa nadie, otro decía ella es un
ángel y viene del planeta poesía y somos puntos y aparte, para que seguido otro
gritase no seas bobo somos música somos notas ignorante, no gritéis que podéis
despertarla.
Y así poco a poco me iban
volviendo loco, porque son bellos, pero son todos unos liantes, escucha es un
hada por eso su piel es tan suave, su piel es un cielo por eso los lunares de
su pecho son constelaciones y estrellas fugaces, a lo que otro respondía, su
cuerpo está hecho de chocolate, alguno quiso contarme todos tus secretos pero
hablaba tan bajito que era imposible enterarse, otros hablaban de decepciones,
de heridas y cicatrices y que ciertas noches llorabas lágrimas negras, y al
momento otro saltaba ella es fuerte y alegre, y cerca de tus labios contaron
que eras magia y luz porque eras una bruja buena, y otro que tenias el corazón
lleno de poesía y el alma forjado de poemas, unos que eras noche, otros que
eras día, y entre todos sin querer le daban forma a tu cuerpo y lo vestían de
fantasía, porque podían mudar la piel como camaleones, podías ser pétalos de
millones de flores, agua de rocío, o incluso purpurina, podían brillar como
luciérnagas si ellos se lo proponían, otros decían que eran tus guardianes,
otros que eran tus enamorados y te cantaban entre susurros canciones, y entre
los fuegos artificiales que eran en tu espalda discutiendo unos con otros,
despuntaba ya la luz del alba, uno susurró más fuerte y mandó a callar a todos,
se hizo el silencio entre las sábanas que los cobijaban, y flotaba en el
ambiente un aroma a fábula, una fragancia a jazmín recién despertando, y la
idea clara de que para poder oír todas sus historias, hacen falta más de mil y
una noches.
antonio cintas anguas
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