lo más bonito del instituto
LO MÁS BONITO DEL INSTITUTO
Hay palabras, sentimientos,
que si no las pronuncias en su momento se te atragantan para toda la vida, que
te envenenan por dentro, tal vez por eso siempre estuve enfermo y tengo una
salud delicada, porque alguna vez me atreví y se rieron de mi y de mis
sentimientos, pero tienes que sacarlas fuera, en el segundo justo, en ese
minuto que te da inexorable el tiempo, porque aunque a veces se nos haga lento,
el tiempo pasa a una velocidad vertiginosa, yo aprendí a tragármelas unas tras
otra, aunque me hirieran, año tras año, algunas duelen más que otras aunque
todas hagan daño, algunas dejan cicatrices tan profundas que las olvidas y un
día cualquiera llega el tiempo corriendo ante tus ojos como un suspiro y te la
vuelve abrir y vuelves a sangrar, y más cuando te vas haciendo viejo y descubres
que tu trastorno te hizo elegir casi siempre mal, en el colegio me pegaban, le
tenían manía a mi padre y lo pagaban conmigo, en la calle, también, será que ellos
veían más que lo que nunca vieron los adultos, y por ser diferente o más lento tenían
que ser crueles conmigo, nunca lo sabré, lo llaman cosas de niños, pero el que
se traga los golpes, los insultos, o la indiferencia no crece viéndolo así, en
el instituto me llevó el golpe de mi vida, de sacar dieces en el colegio a que
te digan que tienes el nivel de niños de quinto, que en mi colegio regalaban el
graduado escolar para que niños con problemas en sus familias tuvieran una
oportunidad laboral, yo que quería estudiar me dieron por saco, llevar todo
suspenso por primera vez y que te digan eres una decepción, siempre fui una
decepción, o así me he sentido toda la vida, que todo lo hago mal y tarde, en
mi segundo año, donde obvio repito curso me cambian de centro porque mi hermano
quería ir al Carande que era mejor se había informado y tal, a la semana se
cambia de centro porque no le gusta el ambiente, y tengo que ir a un centro que
no me gusta, y que por entonces me cogía lejos.
Pero Dios tiene un extraño
sentido del humor, y fue el lugar donde mejor me han tratado y donde me enamoré
por primera vez, una chica delgada, con el pelo castaño escaldado, con una risa
escandalosa y ojos de color arcilla con una sonrisa que hasta hoy no la he visto
más bonita, le tiraban la caña hombres que estaban finalizando el curso, y yo
siempre fui un niño cobarde, recuerdo que ese curso fui un rebelde con el
profesorado porque me sentía traicionado porque les conté alguna cosa horrible
que me hicieron y que no voy a contar, y no me defendieron del acoso, al
contrario pensaban que me inventaba las atrocidades que me hacían, y creo que a
ella le hacia gracia que les plantara cara o como les contestaba, o como en
clase de tecnología, construían una planta más y se oían golpes, no molestaban
para dar clase pero me la pusieron botando, si no se oye atrás no damos clase,
y yo me puse no se oye, no se oye, me tenían calado así que le preguntaron a
los chicos que estaban a mi lado y, a Susana que además de ser la alumna más bonita
del instituto era una niña modélica y muy buena estudiante y toda roja me
siguió el juego y se acabó la clase, recuerdo como agarrada de sus amigas
corría aguantándose la risa hablando por lo bajini, si se oía, si se oía,
alrededor del instituto hubo unas obras para hacer un parque y acabar con un
descampado peligroso, gracias a eso supe que tenia alergia, estaba siempre
enfermo y me pasaba más tiempo en casa que en clase, pero por alguna razón la
gente me quería.
Me gustaba mirar a Susana, soñar
despierto que era mi novia, que ella sentía por mí lo mismo que sentía por
ella, pero nunca se lo dije, sé que cuando me descubría mirándola sus mejillas
se ponían rojas, ladeaba su cabeza hacia la derecha y metía su mano derecha
dentro de su boca como si se comiese las uñas y sonreía nerviosa, debí decirle
eres lo más bonito del instituto, pero me lo tragué, ella apenas hablaba
conmigo si no era de las clases. Recuerdo como en un bucle, era invierno, una
mañana del cielo gris plomizo, la noche anterior estuvo lloviendo y una vez a
la semana la clase se dividía en tres grupos, para dar huerto, danza, y teatro,
el último no lo conocí porque ya no fui más a clase, estaba en huerto, ese día
no le tocaba a mi grupo y Susana no sé donde iba después de clase pero estaba
muy arreglada con sus medias, sus tacones y aquella chaqueta tan elegante, se
torció un pie y la asistí, no te quites el zapato o se te pondrá peor, ¿y tú
como sabes eso?, jugaba en el equipo de futbol del colegio, le toque suave el
tobillo y tenía un esguince muy pequeño, se lo dije, y cuando levante la cabeza
tenía su cara tan cerca, a solo un beso de distancia, tenía los ojos abiertos
como platos y sus ojos marrones parecían irradiar luz, y me quedé sin palabras,
y mi mano se deslizo sin querer hasta su gemelo, y fue como si el tiempo se
hubiese detenido, la miraba y la quería besar, y me imaginaba que era la madre
de mis hijos, que la invitaría a ir al cine donde daban Ghost, podría ser
nuestra película y la banda sonora de nuestro amor, porque Dios me lo puso en
bandeja para que le dijese eres la más bonita del instituto, pero no lo hice,
unos días más tarde sus amigos con indirectas querían que fuese a una discoteca
con ellos y obvio Susana, y mi amigo por aquel entonces, una mala influencia
que solo miraba para él, me convenció para que no lo hiciese, Dios me puso
delante el camino de la luz y el camino de la oscuridad, y como soy tonto pues
me pasan las cosas que le pasan a los tontos, dejé escapar mi sueño, por
cobarde, por infantil, por inmaduro, y no sabía dónde vivía no existía internet
y no todo el mundo tenía teléfono fijo en su casa, la perdí para siempre y me
pase dos años con malas compañías, de borracheras, en antros de mala muerte y
corriendo delante de la policía o envuelto en peleas callejeras, cuando paré,
porque no quería eso en mi vida, no supe como ponerme en contacto con ella y
pensé que me había olvidado, deje escapar mi felicidad tal vez por eso soy un
triste, un infeliz.
Y después de miles de poemas,
de aventuras y desventuras, de conocer a otras personas, de escribir a otras
mujeres y de encontrar el amor en lugares equivocados, o confundir cariño con
amor, o de huir de buenas mujeres, ya la había olvidado, cicatriz cerrada, paso
de página, y llega la navidad antes de la pandemia, pasan treinta años y Dios y
su particular sentido del humor nos vuelve a cruzar por unos segundos, íbamos en
el mismo autobús, de bote en bote, yo miraba por la ventana de la izquierda y
ella dos filas más atrás miraba por la ventana de la derecha, que oportunidad
de hablarnos, de preguntarnos como nos iba la vida de habernos visto, ella se
va a bajar y yo me bajo en la siguiente nos volteamos y nuestras miradas
chocan, y voltea su cara hacia el lado derecho, mete las manos en su boca como
si se fuese a comer las uñas, y sus mejillas se encienden de rojo, y sonríe
nerviosa, yo pensaba que soñaba, me quedé de piedra, era la misma Susana a
pesar de los años, con unos kilos de más como todos, con los mismos ojos
marrones, el mismo peinado, e igual de guapa, la más bonita del instituto, se
baja deprisa con dos niños y una niña, que pueden ser sus hijos, lo más
probable o sus sobrinos, y sigo en shock hasta bajar y llegar a casa, tendría
que haberme bajado y decirle algo, lo que me atraganta en la garganta y el
corazón desde que era un adolescente pero no lo hice, estará casada, y estará
mejor sin mí, yo soy un perdedor, un fracasado, siempre lo he pensado, y desde
el psiquiatra lo pienso más, mi cabeza no funciona como las demás, no la
hubiese podido hacer feliz, ni a ella ni a ninguna, o tal vez sí, pero mi sueño
pasó ante mis ojos la chica más bonita del instituto y tres hijos, lo que
soñaba de niño cada vez que oía su risa, su voz, cuando me sostenía la mirada
hasta que los nervios le podían.
Y mi cicatriz se abre, y
vuelve a sangrar, y como todo lo hago mal y tarde hoy un día de invierno con el
cielo gris plomizo voy a sacar de mi garganta y de mi alma algo que tendría que
haber dicho hace más de treinta años, Susana por si algún día te encuentras
esto y me lees…, eres lo más bonito del instituto.
Antonio cintas anguas
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