Thursday, December 08, 2022

lo más bonito del instituto

 


LO MÁS BONITO DEL INSTITUTO

 

Hay palabras, sentimientos, que si no las pronuncias en su momento se te atragantan para toda la vida, que te envenenan por dentro, tal vez por eso siempre estuve enfermo y tengo una salud delicada, porque alguna vez me atreví y se rieron de mi y de mis sentimientos, pero tienes que sacarlas fuera, en el segundo justo, en ese minuto que te da inexorable el tiempo, porque aunque a veces se nos haga lento, el tiempo pasa a una velocidad vertiginosa, yo aprendí a tragármelas unas tras otra, aunque me hirieran, año tras año, algunas duelen más que otras aunque todas hagan daño, algunas dejan cicatrices tan profundas que las olvidas y un día cualquiera llega el tiempo corriendo ante tus ojos como un suspiro y te la vuelve abrir y vuelves a sangrar, y más cuando te vas haciendo viejo y descubres que tu trastorno te hizo elegir casi siempre mal, en el colegio me pegaban, le tenían manía a mi padre y lo pagaban conmigo, en la calle, también, será que ellos veían más que lo que nunca vieron los adultos, y por ser diferente o más lento tenían que ser crueles conmigo, nunca lo sabré, lo llaman cosas de niños, pero el que se traga los golpes, los insultos, o la indiferencia no crece viéndolo así, en el instituto me llevó el golpe de mi vida, de sacar dieces en el colegio a que te digan que tienes el nivel de niños de quinto, que en mi colegio regalaban el graduado escolar para que niños con problemas en sus familias tuvieran una oportunidad laboral, yo que quería estudiar me dieron por saco, llevar todo suspenso por primera vez y que te digan eres una decepción, siempre fui una decepción, o así me he sentido toda la vida, que todo lo hago mal y tarde, en mi segundo año, donde obvio repito curso me cambian de centro porque mi hermano quería ir al Carande que era mejor se había informado y tal, a la semana se cambia de centro porque no le gusta el ambiente, y tengo que ir a un centro que no me gusta, y que por entonces me cogía lejos.

 

Pero Dios tiene un extraño sentido del humor, y fue el lugar donde mejor me han tratado y donde me enamoré por primera vez, una chica delgada, con el pelo castaño escaldado, con una risa escandalosa y ojos de color arcilla con una sonrisa que hasta hoy no la he visto más bonita, le tiraban la caña hombres que estaban finalizando el curso, y yo siempre fui un niño cobarde, recuerdo que ese curso fui un rebelde con el profesorado porque me sentía traicionado porque les conté alguna cosa horrible que me hicieron y que no voy a contar, y no me defendieron del acoso, al contrario pensaban que me inventaba las atrocidades que me hacían, y creo que a ella le hacia gracia que les plantara cara o como les contestaba, o como en clase de tecnología, construían una planta más y se oían golpes, no molestaban para dar clase pero me la pusieron botando, si no se oye atrás no damos clase, y yo me puse no se oye, no se oye, me tenían calado así que le preguntaron a los chicos que estaban a mi lado y, a Susana que además de ser la alumna más bonita del instituto era una niña modélica y muy buena estudiante y toda roja me siguió el juego y se acabó la clase, recuerdo como agarrada de sus amigas corría aguantándose la risa hablando por lo bajini, si se oía, si se oía, alrededor del instituto hubo unas obras para hacer un parque y acabar con un descampado peligroso, gracias a eso supe que tenia alergia, estaba siempre enfermo y me pasaba más tiempo en casa que en clase, pero por alguna razón la gente me quería.

 

Me gustaba mirar a Susana, soñar despierto que era mi novia, que ella sentía por mí lo mismo que sentía por ella, pero nunca se lo dije, sé que cuando me descubría mirándola sus mejillas se ponían rojas, ladeaba su cabeza hacia la derecha y metía su mano derecha dentro de su boca como si se comiese las uñas y sonreía nerviosa, debí decirle eres lo más bonito del instituto, pero me lo tragué, ella apenas hablaba conmigo si no era de las clases. Recuerdo como en un bucle, era invierno, una mañana del cielo gris plomizo, la noche anterior estuvo lloviendo y una vez a la semana la clase se dividía en tres grupos, para dar huerto, danza, y teatro, el último no lo conocí porque ya no fui más a clase, estaba en huerto, ese día no le tocaba a mi grupo y Susana no sé donde iba después de clase pero estaba muy arreglada con sus medias, sus tacones y aquella chaqueta tan elegante, se torció un pie y la asistí, no te quites el zapato o se te pondrá peor, ¿y tú como sabes eso?, jugaba en el equipo de futbol del colegio, le toque suave el tobillo y tenía un esguince muy pequeño, se lo dije, y cuando levante la cabeza tenía su cara tan cerca, a solo un beso de distancia, tenía los ojos abiertos como platos y sus ojos marrones parecían irradiar luz, y me quedé sin palabras, y mi mano se deslizo sin querer hasta su gemelo, y fue como si el tiempo se hubiese detenido, la miraba y la quería besar, y me imaginaba que era la madre de mis hijos, que la invitaría a ir al cine donde daban Ghost, podría ser nuestra película y la banda sonora de nuestro amor, porque Dios me lo puso en bandeja para que le dijese eres la más bonita del instituto, pero no lo hice, unos días más tarde sus amigos con indirectas querían que fuese a una discoteca con ellos y obvio Susana, y mi amigo por aquel entonces, una mala influencia que solo miraba para él, me convenció para que no lo hiciese, Dios me puso delante el camino de la luz y el camino de la oscuridad, y como soy tonto pues me pasan las cosas que le pasan a los tontos, dejé escapar mi sueño, por cobarde, por infantil, por inmaduro, y no sabía dónde vivía no existía internet y no todo el mundo tenía teléfono fijo en su casa, la perdí para siempre y me pase dos años con malas compañías, de borracheras, en antros de mala muerte y corriendo delante de la policía o envuelto en peleas callejeras, cuando paré, porque no quería eso en mi vida, no supe como ponerme en contacto con ella y pensé que me había olvidado, deje escapar mi felicidad tal vez por eso soy un triste, un infeliz.

 

Y después de miles de poemas, de aventuras y desventuras, de conocer a otras personas, de escribir a otras mujeres y de encontrar el amor en lugares equivocados, o confundir cariño con amor, o de huir de buenas mujeres, ya la había olvidado, cicatriz cerrada, paso de página, y llega la navidad antes de la pandemia, pasan treinta años y Dios y su particular sentido del humor nos vuelve a cruzar por unos segundos, íbamos en el mismo autobús, de bote en bote, yo miraba por la ventana de la izquierda y ella dos filas más atrás miraba por la ventana de la derecha, que oportunidad de hablarnos, de preguntarnos como nos iba la vida de habernos visto, ella se va a bajar y yo me bajo en la siguiente nos volteamos y nuestras miradas chocan, y voltea su cara hacia el lado derecho, mete las manos en su boca como si se fuese a comer las uñas, y sus mejillas se encienden de rojo, y sonríe nerviosa, yo pensaba que soñaba, me quedé de piedra, era la misma Susana a pesar de los años, con unos kilos de más como todos, con los mismos ojos marrones, el mismo peinado, e igual de guapa, la más bonita del instituto, se baja deprisa con dos niños y una niña, que pueden ser sus hijos, lo más probable o sus sobrinos, y sigo en shock hasta bajar y llegar a casa, tendría que haberme bajado y decirle algo, lo que me atraganta en la garganta y el corazón desde que era un adolescente pero no lo hice, estará casada, y estará mejor sin mí, yo soy un perdedor, un fracasado, siempre lo he pensado, y desde el psiquiatra lo pienso más, mi cabeza no funciona como las demás, no la hubiese podido hacer feliz, ni a ella ni a ninguna, o tal vez sí, pero mi sueño pasó ante mis ojos la chica más bonita del instituto y tres hijos, lo que soñaba de niño cada vez que oía su risa, su voz, cuando me sostenía la mirada hasta que los nervios le podían.

 

Y mi cicatriz se abre, y vuelve a sangrar, y como todo lo hago mal y tarde hoy un día de invierno con el cielo gris plomizo voy a sacar de mi garganta y de mi alma algo que tendría que haber dicho hace más de treinta años, Susana por si algún día te encuentras esto y me lees…, eres lo más bonito del instituto.

 

 

 

 

 

 

Antonio cintas anguas

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